denuncia , discriminación , internacionales , libertades , noticias , politica , redes sociales , sociedad , violencia Martes, 21 noviembre 2017

VERGÜENZA INTERNACIONAL: La Paisana Jacinta llega de esta manera a la prensa extranjera

El próximo 23 de noviembre, o sea en solo dos días, nuestro país será testigo del estreno nacional de la película La Paisana Jacinta, una mujer andina representada por el actor cómico, Jorge Benavides. 

No solo el estreno ha causado polémica en nuestro país. En el 2014 el programa fue retirado del aire después de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se pronunciara en contra de su emisión, pues «La Paisana» denigraba a toda la población indígena de nuestro país que irónicamente es la mayoría.

El salto del polémico personaje a la pantalla grande acaba de ser descrito de la manera más vergonzosa para nuestro país en un reportaje del periodista británico Simeon Tegel para la revista estadounidense US News & World Report. Tegel escribe sobre corrupción, narcotráfico, pobreza y derechos humanos, todos enfocados en la problemática de la región latinoamericana, para importantes medios como Independient, Washington Post, Vice News, entre otros.

Esta vez su reportaje se titula (en serio, nos da vergüenza reproducirlo):

«Luces, cámara, prejuicios»

Y la bajada es aún más lapidaria pero no puede describir mejor nuestra triste realidad.

«Una nueva película peruana llega a los cines esta semana, presentando a una torpe mujer indígena interpretada por un hombre blanco travestido».

 

Eso somos. Composición: Útero.Pe

Eso somos.
Composición: Útero.Pe

El periodista hace referencia a la polémica y a ese divorcio tácito que existe entre los peruanos y la sociedad multicultural y multirracial. Afirma, de este modo, que aún no nos sentimos cómodos en nuestra propia piel y que por eso hacemos una burla obscena de la mujer que llega del ande a la capital.

El Perú contemporáneo todavía tiene un largo camino por recorrer antes de sentirse cómodo en su propia piel como sociedad multicultural y multirracial.

Interpretada por un hombre blanco travestido, «la Paisana Jacinta» retrata a una de esas mujeres andinas después de haber emigrado a Lima, donde su pobre español, su falta de educación y sus maneras de ser una callejera son el blanco continuo de ese humor obsceno.

Buenas razones para no estar de acuerdo

El reportaje incluye las palabras de la activista indígena, Tarcila Rivera, quien explica las razones por las que La Paisana Jacinta no es bienvenida.

«¿Por qué elegir un objetivo tan fácil? ¿Por qué ridiculizar a alguien que está tan marginado y no puede defenderse?» pregunta Tarcila Rivera, quien encabeza una organización no lucrativa local que promueve la cultura tradicional andina y cuyos activistas están considerando protestas en los cines que muestran la película. «Desafortunadamente, en Perú tenemos medios que prefieren ganar dinero con risas baratas en lugar de informar o alentar políticas que reconozcan y aprecien nuestra diversidad».

También se adjunta en el reportaje la oposición del Ministerio de Cultura a este personaje, pues según lo explica el viceministro de esa cartera, Alfredo Luna, La Paisana Jacinta destruye la dignidad de las mujeres indígenas.

Sin embargo, el humor fácil y denigrante que ofrece Jorge Benavides se ampara en un bien intangible como lo es la libertad de expresión, en palabras del viceministro que el periodista británico recoge:

Luna agregó que aunque el gobierno estaba buscando maneras de endurecer las leyes para evitar los estereotipos raciales, el verdadero desafío en Perú era lograr un cambio cultural para garantizar que el humor discriminatorio ya no sea aceptado.

El dinero es de una élite blanca

Dos hombres blancos de clase media alta haciendo una película para burlarse de las mujeres más vulnerables de nuestro territorio: las indígenas. Imagen: Difusión

Dos hombres blancos de clase media alta (Adolfo Aguilar y Jorge Benavides) haciendo una película para burlarse de las mujeres más vulnerables de nuestro territorio: las indígenas.
Imagen: Difusión

El reportaje también habla acerca de lo que en nuestro país hace mucho tiempo nadie se atreve a hablar: la relación que existe entre el dinero, el poder y la raza. 

Aunque los grupos violentos como el KKK son prácticamente desconocidos en la región, la mayoría de los países todavía están gobernados por élites blancas, mientras que las mayorías pobres son abrumadoramente de origen amerindio y africano. En espacios públicos, como centros comerciales, playas o clubes nocturnos, la división a veces puede parecer tan dura como durante el apartheid en Sudáfrica, aunque sin el marco legal, donde los ricos clientes blancos son atendidos por trabajadores del servicio de piel oscura.

Eso, somos un apartheid silencioso. Desde épocas de la colonia. ¿Alucinante, no?

Pero las diferencias raciales marcadas también se muestran ante nuestros ojos a diario y en televisión nacional. El periodista hace un descripción de una realidad que no tiene ningún sentido pero que existe.

En la televisión de toda la región, la abrumadora mayoría de los presentadores y actores son blancos, y muchas empresas utilizan solo modelos de descendencia europea, a menudo rubias que parecen más escandinavos que el Mediterráneo, en su publicidad, a pesar de que la mayoría de sus clientes son de piel oscura.

El periodista y escritor Marco Avilés, autor de «De dónde venimos los cholos», fue entrevistado para el reportaje del medio estadounidense. Sus palabras son de una crudeza que remece el fangoso suelo donde se posa nuestra identidad.

«Estamos orgullosos de nuestro pasado precolombino, pero no de nuestra cultura y población de hoy», agrega. «Todavía hay peruanos que creen que si pudiéramos deshacernos de la gente de los Andes y el Amazonas, Perú sería un país mejor. Perú todavía está avergonzado por sí mismo».

Eso somos, pues. El Perú es ese país que se ríe a carcajadas cuando un hombre blanco de clase media alta como lo es Jorge Benavides, se pintarrajea la cara de marrón, se coloca pintura negra en los dientes para dar la apariencia de que no existen, se coloca un poncho y a continuación personifica a una mujer indígena sucia y sin educación. Cómo dueles, Perú.

Puedes leer el reportaje completo en este enlace