tv Lunes, 22 junio 2015

Dos pequeños datos sobre la Gringa Inga que quizás no recuerdes

El negro y la gringa

El negro y la gringa

Murió la Gringa Inga y no sé por qué ha impactado tanto a tanta gente. Tenía 95 años y hace ya algún tiempo era caserita de varios reportajes televisivos que explotaban su situación ya senil. Quizás para lo único que sirvieron esos reportajes era para confirmar que su acento invencible era real, no una pose.

En el último programa, Ferrando le dijo que solo consiguió la chamba gracias a su acento. Eso es cierto en parte. Después de todo, era la clásica gringa lorneable a la que uno le puede gastar toda serie de bromas porque jamás llegará a dominar los sutiles matices del doble sentido peruano.

Ese candor casi infantil le funcionaba muy bien también fuera del entorno Ferrando. Miren el primer datito de este post, un comercial muy divertido:

Un segundo detalle ya olvidado de su biografía ocurrió en 1984. Ocurrió un motín en Lurigancho y la revista Semana de Colombia recuerda así «el momento más dramático» de ese incidente, con una insospechada protagonista:

El momento más dramático ocurrió cuando uno de los profugos que viajaba en la cabina delantera, al ver cómo eran muertos sus compañeros, se abrazó desesperadamente de la mujer que iba sentada a su lado, una actriz de televisión de 52 años, que colaboraba con las monjas en la tarea de reeducación carcelaria. Ambos, el prófugo y su rehén, bajaron de la ambulancia estrechamente juntos. «El me abrazaba del cuello, pero los policías me desprendieron violentamente de él y cuando ya estaba indefenso le dispararon con una metralleta en el pecho, a pesar de que gritaba: nos rendimos. Pobrecito»: declaró posteriormente Ingebord de La Torre, más conocida como la «Gringa Inga«.

En fin. No sé por qué me dio pena la muerte de la Gringa y quería compartir estos dos recuerditos.