corrupción , noticias , politica Martes, 6 enero 2015

«Diario Uno» no ha dejado de ser La Primera de Martín Belaunde

Mientras Martín Belaunde se la pasa twiteando desde la comodidad de un exclusivo condominio en La Paz, y el presidente Ollanta Humala negando que este sea su amistá y su financista, esto se ve en los kioskos:

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Portada del viernes 2 de enero. Lévano bien puesto.

Esta portada no se trata de una resaca por Año Nuevo. No, no. Es una cosa de todos los días. Nos metimos a su moderna web y encontramos la del sábado:

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Sábado 3 de enero. Sí, es el Diario Uno de Lévano. Ojo con el «nadie».

Y la de este domingo 4 de enero (que ya es un poquito más descarada):

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Domingo 4 de enero. Más clarito.

¿Por qué Diario Uno -dirigido nada menos que por el prestigioso periodista César Lévano- tiene estas portadas que defiende a MBL? ¿Por qué, ah? Recordemos.

El origen de este periódico es La Primera. La Primera era de Martín Belaunde, desde el 2006. Luego, después de un buen tiempo, el diario pasó a su padre, Arturo Belaunde Guzmán. Sí, el mismo que le pagó más de 50 mil dólares a Nadine Heredia por un estudio de palma aceitera. El año pasado, cuando cayó César Álvarez, INDECOPI le prohibe usar «La Primera» y tuvo que convertirse en «Diario Uno». Belaunde Guzmán también tiene su columna en su diario.

 

Los editoriales son otro caso

Cuando todavía andaba en el mundo periodístico.

Cuando todavía andaba en el mundo periodístico.

Pero ¿solo son sus portadas las que hablan de Martín Belaunde? Nones. También sus editoriales. Y son alucinantes. Les mostraremos algunas. Así empieza la del 2 de enero titulada «¿Medios o jueces?»:

La manera en la que ciertos medios de comunicación insisten en manejar el caso Martín Belaunde, desde un primer momento, prescindiendo del respeto al principio de presunción de inocencia y culpabilizándolo de manera radical, con ensañamiento de claro tinte político; algo que fue decisivo para presionar a operadores de justicia para disponer su encarcelamiento sin que siquiera hubiera presentado su declaración ante el Ministerio Público, lo que se había ofrecido a hacer en forma voluntaria.

Es así como esa prensa, conocida ya como concentrada, así como otros medios, analistas y políticos amedrentables o crédulos en exceso, han condenado a priori al empresario, que, si bien tiene la obligación de responder sobre sus actos, debe afrontarlos con el ejercicio pleno de las garantías y derechos que corresponde a todo ciudadano en el sistema de justicia.

«Condenando a priori al empresario». Continuamos. Esta es la del día siguiente, 3 de enero, titulada «Manipulación descarada». Va el primer párrafo:

Un tabloide, integrante de segunda línea de la gran concentración, dio ayer una clara muestra de la descarada manipulación informativa desatada contra Martín Belaunde Lossio, para culpabilizarlo a priori con presunciones, especulaciones y golpes de efecto mediáticos, al extremo tal de convertir su caso en político, como dice su abogado, y también en un caso de perseguido por los medios que actúan de esa manera por intereses y objetivos eminentemente políticos que apuntan a la Presidencia de la República.

Creemos que la del 4 de enero es una de las peorcitas:

Los medios de la grande y sombría concentración, a los que como furgón de cola siguen los que hace poco la cuestionaban, siguen practicando lo que un gran periodista llamó acertadamente “el más vil de los oficios” para definir a los extremos que se puede llegar cuando el noble oficio del periodista es arrastrado por el fango al ser puesto al servicio del odio y de los más bajos intereses políticos y económicos; como lo están haciendo en el caso Belaunde Lossio.

(…)

La lista es interminable y en medio de tantas falsedades, elude los hechos concretos: el empresario dejó el país ante la falta de garantías jurídicas, carencia determinada por el linchamiento mediático de que ha sido objeto y que no busca que impere la justicia, ante la que todos debemos comparecer y afrontar nuestras responsabilidades cuando sea necesario.

Pa-la. Too much.

Entonces, si Arturo Belaunde Guzmán, el dueño, tiene su columna y César Lévano, el director, también: ¿quién escribe estos editoriales?