cibercultura , corrupción , el útero Domingo, 25 mayo 2014

Esta es la escena sobre Perú en la película de Wikileaks que jamás verás en nuestros cines

A mediadios del año pasado se anunció el iniminente estreno de The Fifht State («El Quinto Poder»), la película basada en las hazañas de Wikileaks. Recuerdo haber visto el trailer, en un cine local, con bastante expectativa. Después de todo, nadie mejor que Benedict Cumberbatch para interpretar al border Julian Assange.

Pero pasó el tiempo y la película jamás se estrenó. Ahora veo que Pía Hildebrandt nos recuerda de su existencia y de un (no tan) inesperado vínculo con Perú:

Los que están en el Perú busquen en Polvos Azules/ descárguense/ o, si tienen plata, compren el DVD original de la película «The Fifth State«. Aquí en EE.UU. la estrenaron hace meses, pero no la vi. La saqué de la biblioteca y la estoy viendo ahora. Me dice un periodista peruano especializado en cine que en el Perú la tenía Andes Films, pero que NUNCA la estrenaron. ¿Habrá sido porque se toca y menciona el escándalo de ‪#‎petroaudios‬ que remeció al gobierno de Alan García? Ayayay. Chequeen estas impresiones de pantalla.

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Leímos eso y, bueno, encontramos las dos escenitas:

Aguaaaaanta un toque, dirán ustedes, ¿por qué salen los Petroaudios en esta película? ¿Acaso no los presentó Rospigliosi en Cuarto Poder? ¿Qué tienen que ver con Wikileaks?

La cronología es sencilla. Rospigliosi presentó los tres pretroaudios originales en octubre de 2008. Estalló el escándalo. Sin embargo, quedaban 82 audios inéditos circulando por ahí. A inicios de 2009, Pablo O’Brian –despedido de El Comercio por intentar publicar todo el escándalo– se contactó conmigo, otro desempleado, para ver cómo los podíamos poner en Internet.  Entonces se me ocurrió que podíamos recurrir a una página que pocos en el Perú conocían hasta esa semana: Wikileaks. En mi columna de Perú.21 de hace cinco años (!!) entonces conté el fascinante proceso de colaboración con los chicos de Assange:

Como en cualquier medio periodístico, para publicar un material primero hay que convencer a los editores. En Wikileaks, el comité editorial sesiona en un chat. Uno puede subir cualquier cosa a Wikileaks, pero no será publicada sino tiene su aprobación. Esa noche del lunes, el chat de Wikileaks era atendido por «office» y «s«. Ninguno parecía tener más rango que el otro. Al parecer, ambos estaban en distintos lugares del mundo. Uno de ellos, en Suecia (o eso dijo).  Mi chapa era «pennyworth«.

Primero hablamos del procedimiento y la seguridad. Preguntaron qué tipo de documentación era (audios y transcripciones), si habían sido publicados antes (no), por qué no publicarlo en otro lado (algunos periodistas habían sido despedidos por publicar material similar), quiénes estaban involucrados (políticos y autoridades), cuál era el interés público (corrupción) y cuál era la audiencia (un país de Sudamérica). Preguntaron hasta tres veces si el material procedía de inteligencia norteamericana o involucraba a oficiales de inteligencia gringos. No, ¿por qué? Porque, dijeron, la mayoría de comunicaciones electrónicas entre Suecia y Sudamérica pasan por los Estados Unidos y podían ser interceptadas. Si hubiese sido ése el caso, me hubieran enviado, con un link, a un sitio especial para subir ese tipo de de documentación sin riesgo. Habrá que creerles.

Finalmente les expliqué de qué trataba el tema. Pidieron alguna forma de corroborar la historia, de preferencia con enlaces a artículos en inglés. Gracias, corresponsales extranjeros. A «office» le empezó a gustar el caso.De todas formas, dijo «s«, iban a tener que corroborar la pertinencia de los audios y transcripciones con los miembros hispanohablantes del staff de Wikileaks. Aguanta allí. ¿Y si alguno es un peruano que se apropia de la información? No, uno es venezolano y el otro, guatemalteco y son de extrema confianza. Nuevamente, habrá que creerles.

Con una hora de chat, ambos lados estábamos convencidos. Hora de empezar a subir el material a la red. De todas formas –advirtió «s«– borrar todos los rastros, ordenar la información, clasificarla y conseguir la aprobación oficial podía demorar un día completo. Perfecto. A veces la principal virtud del Internet no es la inmediatez.

Al mismo tiempo de la publicación en Wikileaks, lanzamos un reportaje-resumen de los principales hallazgos en este blog. En las semanas siguientes fuimos ahondando en los casos: no sólo petróleo, sino hospitales, patrulleros y mucho más.

Y éste es el autocherry motivo por el cual los Petroaudios tienen un cameo en la película de Wikileaks. 🙂

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