historia , violencia Martes, 10 junio 2008

Putis

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El inicio de las exhumaciones en Putis era un post pendiente hace semanas. Pero Martín Tanaka me ganó y hoy ha publicado un post preciso, didáctico y con los links exactos. Sólo me queda robarme un párrafo, para que se entienda de qué estamos hablando:

En 1983, Huanta era controlada por los senderistas. En junio de ese año, el teniente gobernador de Putis fue asesinado por una columna senderista; en agosto y setiembre, los senderistas asesinaron al teniente gobernador, al agente municipal y a diversos dirigentes del poblado de Cayramayo, entre otros acontecimientos. Esto obligó a los pobladores de Putis a vivir en los cerros. En noviembre de 1984 se instaló una base militar en Putis. Los militares invitaron a los comuneros a vivir nuevamente en Putis bajo su protección; les pidieron que cavaran una fosa, diciéndoles que era para construir una piscigranja y algunas casas [habría habido también violaciones y delitos sexuales en contra de las mujeres, aunque no es del todo claro]; luego los mataron y enterraron allí. Cuando menos 123 personas, entre adultos, mujeres y unos 19 menores de edad. Habrían matado a todos para no dejar testigos.

El caso es emblemático: se trata de la fosa común más grande que se haya descubierto. En sólo una de las cinco fosas se encontraron más de 60 cadáveres, incluyendo a mujeres y niños. Y si bien es indignante la masacre de más de un centenar de inocentes a los que les hicieron cavar sus propias tumbas, también lo es la historia detrás de la historia.

Aunque el incidente ocurrió durante la época de Belaúnde, sólo salió a la luz gracias a una investigación del maestro Edmundo Cruz, de noviembre del 2001. El caso llegó a tiempo para ser incluido en el Informe Final de la CVR, pero nunca se pudo establecer las identidades de los perpetradores, tan solo sus alias («Teniente Lalo», «Capitán Barreta», «Comandante Oscar»).

Como dice Tanaka tuvieron que pasar «más de siete años y medio después de la denuncia, y casi 24 años después de los hechos» para que «los familiares de las víctimas pueden sentir que por fin hay esperanzas de que se haga justicia.» Sin embargo, la cosa no parece tan esperanzadora. Sigo robándome su post, al que agrego links:

…al comandante general del Ejército no se le ocurrió mejor cosa que comentar «¡qué fácil es criticar después de veinte años!«, y pedir «comprensión» por estos hechos. Y el Ministerio de Defensa no parece muy interesado en hacer justicia y deslindar claramente con los responsables. El Ministerio Público y el Poder Judicial han pedido información sobre estos hechos, y la respuesta ha sido que la documentación ha sido incinerada.

Hasta el momento, lo único concreto por parte del sistema ha sido la inscripción de 113 de los fallecidos (los identificados) en el Registro Único de Víctimas, que dirige Sofía Macher. Sus familiares tendrán derecho a recibir reparaciones del Estado (claro, cuando a Papá Gobierno le dé la gana, eso sí, que de las reparaciones mismas no se encarga el RUV).

Pero, ¿y los asesinos? ¿Quiénes son Lalo, Barreta y Oscar? ¿Quiénes más estaban con ellos? ¿Están libres? Por supuesto, esas preguntas son huevadas para la coalición conservadora que nos gobierna. A esperar sentados o a joder y gritar hasta que alguien haga algo.

Vídeos: La gente del Equipo Peruano de Antropología Forense lleva un vlog de sus investigaciones
Blog: Para recordar (kilkaron)
Blog: Aia Paec comenta el caso y pone el informe final de la CVR completo por Torrent!!!!1
Blog: La fosa común más grande del Perú (apuntes inciertos)
Blog: Protegen a militares del caso Putis (blog de las FF.AA. del Perú, un hallazgo)
Vlog: Las ONG de DDHH reclaman en Enlace Nacional

P.S.: La frase bloggera: «¿Que tiene que pasar en el Perú para que una masacre de 123 personas de origen indígena, entre ellas 19 menores de edad, nos indigne más que la muerte de un perro?» (asesinato en el margen)