cibercultura , musica Lunes, 12 febrero 2007

Yo robo música y qué

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(vía ALT1040)

Cuando Steve Jobs (que es a Bill Gates lo que Mumm-Rana era a Mumm-Ra) profetizó el fin de los DRM, ¿alguien acá en Perú sintió algo más que una tibia empatía ideológica con la propuesta? ¿No sintieron una alegría lejana nomás?

¿Por qué creen que fue? ¿Será, quizás, porque ninguno de los felices peruanos poseedores de un iPod ha comprado jamás sus iTunes? ¿Será porque ni siquiera tenemos idea de que, según cierta legislación internacional, deberíamos pagar por cada cancioncita digitalizada que escuchamos?

Mientras en el Primer Mundo intentan negar el incontenible cambio que ha causado Internet en el modelo económico de las industrias culturales y de entretenimiento, nosotros estamos un paso adelante: Wilson y Polvos Azules son nuestros Silicon Valleys.

Los DRM fueron el último intento de las grandes corporaciones de preservar ese arcaísmo conocido como copyright. Pero el viejo Steve sabe más por viejo que por Steve: la gente -y, peor aún, el mercado- está ganando la guerra.

José Aburto, autor de eMeLeCe -uno de esos blogs peruanos buenísimos que no están registrados en Perublogs- explica con gracia y salero el frío razonamiento de Steve Jobs detrás del supuestamente libérrimo asesinato de los DRM. Lean el post completo aquí.

Lo que ha sucedido es que Jobs se ha dado cuenta de algo muy sencillo: el nuevo (des)orden mundial también le conviene. Por eso ha decidido buscar una alianza con nosotros, los que «robamos» música. 

José anota con mucha perspicacia que Jobs no ha dicho ni pío sobre los derechos de los vídeos. No le conviene. Después de todo, él también es CEO de Pixar.

Ok, ok, en el caso de la música, Jobs está en el lado de los buenos esta vez. Ya veremos qué lado escoge en las próximas batallas. Seamos pacientes. Primero la música, después toda la cultura. Nuestra cultura.

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