cholósfera , literatura , webeo Martes, 13 febrero 2007

Pobre idiota. Pobre infeliz.

zeppelin.jpgEsta historia está genial. Y tiene varias moralejas. Veamos:

Resulta que ha salido un nuevo blog, que recopila algunas de las mejores citas citables de mi buen amigo Gustavo Faverón, sin agregarles una línea más. Me perece perfecto: ni lo soba ni lo ataca. Es un metablog para un metacrítico.

La bitácora tiene el divertido nombre de Gustavo Faverón Patriau’s fan club y su dirección corrige el error de la URL de su homenajeado; es puenteaEreo1.blogspot.com

Pues resulta que el administrador de ese blog (quien se hace llamar el Flaco Salas, una obvia parodia -pero no suplantación- del escudero de Faverón) ha anunciado a su criatura en algunas bitácoras. Una de ellas, el blog del Morsa.

Y aquí es donde la realidad imita al blog. Gustavo Faverón Patriau increpa al Morsa:

¿Me quieres decir con qué derecho publicas un comment que usurpa la identidad de otra persona y además colocas, en ese mismo comment, un link a una página infame que utiliza mi nombre y mis apellidos para insultarme? (…)

Pues regresa a casa y pide que te eduquen en el asunto de cómo no contribuir con la infamia, con los insultos anónimos y la usurpación de identidades ajenas. (…)

¿Te tengo que pedir que por favor no contribuyas a hacerle propaganda a la comisión de un delito en el que se me insulta y se roba mi identidad y la de otras personas? Pobre idiota. Pobre infeliz.

Lo peor no es que un señor ya mayorcito se mande estas pataletas en público. Lo peor no es que un autoproclamado crítico cultural no termine de entender cómo funciona la cybercultura. Lo peor no es que insulte feroz y burdamente para exigir la censura a un blog que no lo insulta.

Lo pero no es, ni siquiera, que sus aspavientos sólo le hayan originado más publicidad al blog de marras (¿es que no aprendimos nada de la Cicarelli?).

No, lo peor es que el buen Roberto -justo en ese mismo post- comentaba amable y favorablemente una crítica de Faverón. No era, por tanto, uno más de la legión de enemigos que ha cultivado a pulso nuestro metacrítico favorito.

¿Qué le costaba a Faverón pedirle al Morsa, con un poquito de cortesía, que borrara esa dirección que le molestaba? Nada. Pero, una vez más, su autoritarismo lo desnuda.

(Porsiaca, el caso está siendo visto en la sala de emergencias del consultorio del Dr. Lecter. Y ha sido diseccionado en frío desde el tercer piso.)

Y feliz día de la amistad, Tavito.

Blog: Gustavo Faverón Patriau‘s fan club
Blog: Faverón edita nuevo Manual de Carreño (La Cebolla)

ACTUALIZACIÓN (14/02/07): This is the end, my only friend:
Anexos del Útero: El Cadete Anónimo