feis Miércoles, 27 febrero 2019

Este testimonio revela que en Miraflores no saben cómo ayudar a las personas suicidas

Foto: América TV

Foto: América TV

Escribe: Diana G

Hoy 7pm. Todos los que estábamos alrededor pensamos que lo mejor que podíamos hacer era llamar a Serenazgo. Mientras mi mamá y yo tratábamos de evitar que “Gerardo” se lance del puente, esperábamos que llegaran.

En ese momento la prioridad era que no se suicide.

— “No te tires, ven que te invito un café y hablamos de esto” —insistí varias veces. Conseguí un par de miradas. Luego de varios ruegos, lo logramos, me senté con él en una banca del parque cerca del puente. Hablamos un poco, sus frases eran cortas, su mirada evasiva, sudaba y temblaba.

Intente seguir conversando con él aunque dentro pensaba que no tenía las herramientas para brindarle ningún apoyo psicoemocional, lo que necesitaba era a un especialista, yo no lo soy. Lo más que podía hacer era escuchar.

Lo qué pasó a continuación me dejo muy molesta y triste, empecé a sentir una luz, Serenazgo grababa la escena. Le preguntaban con crudeza cómo se llamaba y de donde venía.

— Dame tu DNI —le preguntaban mientras llamaban a la policía.

— Señor, ¿no le parece que deberíamos brindarle algún soporte antes de pedirle información?— le dije.

— La prioridad es reportar a la central y el señor tiene que darme sus datos— respondió.

Gerardo ya no hablaba, se notaba asustado y molesto. La Policía llegó, no lo iban dejaban ir. Gerardo ya no quería hablar, ni con los médicos, quería irse y yo le había prometido un café, de vez en cuando me lo recordaba con la mirada.

El jefe de Serenazgo me dijo que desde que el está en el puesto (1 de enero) ha tenido más de cuatro intentos de suicidio.

— ¿Tienen algún especialista en apoyo psicosocial? ¿Articulan con alguna entidad este tipo de apoyo? —Me miraban como bicho raro.

De pronto gritaron: «¡Ya nos dio su nombre! Su nombre es Gerardo…». Gritaron todo el nombre y apellido en voz alta, vi a Gerardo sentado poner la cabeza entre sus rodillas.

A Gerardo se lo llevo la Policía a la Comisaría, al peor lugar que lo pudieron haber llevado. Yo sigo pensando en todo lo que sucedió y a quien pude haber llamado. Me queda claro que serenazgo —al menos de Miraflores— no tienen ni idea de cómo enfrentar eficazmente estos casos poniendo énfasis principal en la persona, más allá de sus protocolos y procedimientos. Me queda claro que la Policía — al menos la que tocó en este caso— no se interesó por su bienestar.

¿Qué hacer?