feis Lunes, 1 julio 2019

Una respuesta a la cuestionable colección de ideas en la última columna de César Hildebrandt

Tomado del Facebook de Marco Avilés

Título original: CÉSAR HILDEBRANDT VS. CHACALÓN

Foto: Marco Avilés

Foto: Marco Avilés

La última columna del periodista César Hildebrandt es una colección de ideas muy MUY cuestionables. Aquí van solo cuatro:

1.

Antes, del [colegio] Guadalupe salía un Bedoya Reyes. Ahora sale un fan de reguetonero, un adulador de ‘Asu Mare’, un votante de cualquier mequetrefe.

Para Hildebrandt, todo tiempo pasado parece haber sido mejor, y Bedoya Reyes es un exalumno ejemplar. Claro, Bedoya, el político, el tribuno, el prohombre, también fue quien se opuso a que los analfabetos votaran. Ergo, no veía a estos peruanos como ciudadanos, sujetos de derechos, sino como semipersonas que debían ser tuteladas.

Quizá los Bedoyas ya no envían a sus hijos al Guadalupe (porque los envían a escuelas privadas), pero esto no quiere decir que por ese motivo los que aún estudian allí sean bárbaros votantes de mequetrefes. La estupidez es democrática y no solo un mal que afecta a los pobres. Los votantes de mequetrefes, en el Perú, están en todas las clases sociales. Y la Confiep está ahí para demostrarlo.

Por cierto, el odio al reguetón ya parece un lugar común de las generaciones que se van. Si no lo entiendes o no te gusta, no quiere decir que esta música sea una bestialidad.

2.

¿No ven cómo es que buena parte del feminismo se ha convertido en machismo inverso y androfobia?

¿Machismo inverso? ¿Eso quiere decir que ahora las mujeres tienen todo el poder y los hombres estamos en la casa lavando y planchando y dejando de lado nuestros sueños para que ellas cumplan los suyos? Es fácil decir «machismo inverso» como es fácil decir «racismo inverso». Lo difícil es demostrar que tales tonterías existen.

A estas alturas resultan conmovedores los intentos de ciertos autores por descalificar un movimiento, el feminismo, más grande que ellos mismos. Los hombres tenemos que aprender. Aprender a aprender.

3.

¿No es notoria la derrota absoluta del buen gusto? Cuando (la revista) Somos dedica una apología a la música de Chacalón, ¿no está demostrando acaso que el oportunismo populista se ha impuesto?

No te metas con Chacalón, compare. ¿Qué te pasa?

4.

Yo viví en un mundo donde el apetito por saber era timbre de orgullo. En ese mundo abolido no daba vergüenza leer ni aspirar a lo mejor ni burlarse de quienes se lo merecían.

Y claro, al final todo se resume en ese patrón tonto: los viejos culpando a los jóvenes una vez más por un mundo que los mismos viejos han construido; un mundo del que ellos son responsables directos.

¿Pero saben qué? Este mundo en muchos sentidos es mejor. Y lo es porque gente como Bedoya ya no está vigente. Porque Chacalón es un ídolo. Porque cosas como las que dice César Hildebrandt son, más que argumentos, puras expresiones de un estado de ánimo. La crispación. El ruidito de fondo de un tiempo que se va. Estamos en otro momento.

PD 1: Como muchos reporteros, mi paso por la universidad supuso leer y admirar el trabajo de Hildebrandt. Sin embargo, y en lo que respecta al columnista, es evidente que muchas de sus ideas deben ser discutidas y contrastadas, sobre todo en las universidades donde se le lee como parte del canon periodístico. Viene con hueso.

PD 2: El uso del término ‘huachafa’ para referirse a la ministra Montenegro da para otro análisis.