denuncia , discriminación , libertades , noticias , periodismo , sociedad , violencia Martes, 27 septiembre 2016

Por primera vez, hablan más mujeres que se sintieron agredidas por Gustavo Faverón

Escriben: Andy Livise y Laura Grados

Hace dos semanas, estalló el escándalo Gustavo Faverón, profesor del Bowdoin College y líder de opinión en redes sociales. Varias mujeres, quienes hasta ahora preservaron su identidad, declararon haberse sentido agredidas por él ¿en qué forma? en algo muy parecido al acoso virtual.

Desde mediados de este mes, en que se destaparon los casos, se ha generado una especie de fuego cruzado en el que convergen columnistas, defensores anónimosnotas sin firmar y hasta una guerra de medios. Mientras eso sucedía, el acusado se desvaneció de las redes para aparecer esporádicamente compartiendo las tímidas defensas que han aparecido en su favor.

Todo esto, por supuesto, ocasionó que las víctimas dejen de ser el centro de la noticia.

captura-de-pantalla-2016-09-26-a-las-15-54-04

Mensaje publicado por alias «Julieta Vigueras».

¿Qué es lo que pasó?

Lo cierto es que, desde hace ya varios meses, esta redacción tenía información sobre las actitudes de Faverón evidenciadas en los pantallazos que han venido circulando. Esta redacción, además, sabía que existían por lo menos un par de medios más que también estaban enterados y que habían debatido internamente –hace meses, también– la conveniencia de publicar o no.

De hecho, desde que estalló el escándalo, a lo largo de estas dos semanas,  hemos visto en redes sociales a distintos integrantes del círculo cultural limeño decir que esto era algo que «ya se sabía«. Según el escritor Gabriel Ruiz Ortega: «desde hace varios años«.

En vista de las múltiples controversias desatadas alrededor de este caso, Útero.Pe se contactó con casi una decena de mujeres que afirman haber recibido mensajes similares a los que se han expuesto.

img_7483

Un estilo recurrente. Imagen: Trome.

¿Quiénes aparecen en este post?

En este post solo publicaremos los casos de mujeres que se identificaron con sus DNI ante nosotros. En este post algunas mujeres son identificadas por su primer nombre y la inicial de su primer apellido. En este post solo publicaremos pantallazos de mensajes que hemos visto directamente en algún dispositivo (celular, computadora, tablet), descartando la posibilidad de que sean construcciones de Photoshop.

Resulta imposible, desde la labor periodística, corroborar si hubo o no edición de las conversaciones, como muchos defensores de Faverón sostienen.  Sin embargo, lo que sí es inverosímil es que todas las personas que hayamos contactado –la mayoría no se conoce entre sí– se hayan puesto de acuerdo en editar algunas partes y construir un «estilo» que resulta bastante notorio.

Existe, por supuesto, un caso especial, que será tratado al final de este informe.

Por otro lado, es regla de este blog que, en casos de supuesta violencia de género, la declaración de la víctima «vale más» que la presunción de inocencia del acusado; se trata de una práctica estándar de los medios para estos casos y con mayor razón en un país tan machista como el nuestro.

1. Melissa B.

Melissa, la primera aludida en la nota, señaló que nadie de Caretas la entrevistó, y que lo que la revista presenta como «una publicación» fue un comentario realizado en el grupo cerrado de «Ni una menos»:

«Alguien denunció a un poeta, luego una chica puso que para cuándo denunciarían a Faverón, y yo comenté señalando mi caso, pero nunca autoricé que eso saliera de ese grupo cerrado. Nadie me contactó».

Melissa, luego de identificarse con DNI en mano, nos compartió los pantallazos que prueban la actitud insistente del escritor.

melissa-2

Imagen: Útero.Pe

melissa-3

Imagen: Útero.Pe

melissa-1

Imagen: Útero.Pe

2. Tania

La segunda aludida en la nota manifestó que el periodista de Caretas que la contactó, Juan Rosales, nunca le preguntó explícitamente si podían publicar su nombre, y añadió que rechazaba el enfoque de la nota en defensa de Faverón . Ella, quien también nos mostró su documento de identidad, nos compartió los pantallazos que demuestran que lo que denunció contra Faverón es cierto:

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Señaló que si en las conversaciones se observa a Faverón hablando solo, no es porque ella haya editado los chat, sino porque en muchas ocasiones no le contestaba.

3. Mariela R.

Mariela no ha hablado hasta ahora con ningún medio. Es la primera vez que lo hace. A ella Faverón la agregó a Facebook en 2012, cuando Mariela tenía 21 años. Aceptó porque tenían amigos en común y le interesaban sus opiniones políticas. A los tres días, él empezó con las insinuaciones que continuaron hasta mediados de 2014, según nos cuenta. ¿Por qué no lo eliminó? Ella misma responde:

Por miedo. Yo soy comunicadora. Él tiene influencias en el círculo. Imagínate tener a toda la comunidad en tu contra por hablar mal de él.

La única vez que Mariela aceptó encontrarse con él para entablar una conversación, él le pidió que fuera con minifalda y otros detalles. Ella no fue. Mariela canceló su cuenta de Facebook. Asegura que nunca más volvió a agregar ni aceptar invitaciones de amistad y que nunca más volvió a tener una vida activa en redes sociales. Espera, según insiste, que las denuncias establezcan un precedente para la creación de una Ley contra el acoso en la red. Estas fueron las pruebas que nos facilitó, Gustavo Faverón aparece como «Usuario de Facebook» porque el escritor eliminó su cuenta de esta red:

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

4. @mssalinger es un caso aparte

Tiene nombres y apellidos completos, como lo corroboramos, pero no desea hacerlos públicos. A ella Faverón la agregó cuando tenía 20 años, en el 2009. Aceptó la invitación, conversaron. También le insistía para salir y le realizaba insinuaciones. Ella no se siente víctima de acoso, aunque reconoce que se sintió agredida por algunas palabras utilizadas por el escritor.

«Que yo no me haya sentido víctima de acoso no significa que mi amiga (Tania) no lo haya sufrido. Lo que quiero que quede claro es que el señor agregaba gente y les hacía insinuaciones en doble sentido. Eso ha pasado desde hace tiempo. Es el mismo modus operandi».

Reconoce que en alguna oportunidad le correspondió a Faverón, pero que nunca aceptó una cita a solas con él.

5. Gracia

Es de la misma situación que @mssalinger. No se siente acosada, pero sí recuerda haber recibido insinuaciones del escritor, aunque ella no le hizo caso. Nunca lo conoció en persona. No recuerda quién agregó a quién, pero sí que fue en 2013. Un año después él la bloqueó.

«Yo pensé que era la única a la que le hacía eso. Lo que sí me parece mal es que utilice su figura de reconocido, para gilear y ver quién cae».

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

6. Empresaria X

No quiere dar su nombre y tampoco se sintió realmente acosada pero nos facilitó estos mensajes porque siente que «muestran su carácter» y que se parecen a los otros ya publicados.

14356022_10154338705830991_1874677164_n

La Empresaria X sí sintió incómoda cuando Faverón, en la conversación, afirma que puede acceder a fotografías que, según las configuraciones de privacidad de su Facebook, no debería haber sido capaz de ver.

14341777_10154338702850991_516833078_n

Nótese los mensajes del 2012, 2013 y 2015.

«Hay muchos hombres casados que te coquetean, pero no es común que te escriban así una vez al año y sin tener respuesta. Es un comportamiento muy extraño y particular. Creo que estos mensajes hacen creíbles los demás casos de acoso».

Empresaria X está convencida de que los casos ya exhibidos en estos días son totalmente reales porque se parecen al que ella vivió.

Ella, y otras entrevistadas por Útero.Pe, coinciden en que hay una explicación muy sencilla para estos mensajes –y los de los otros testimonios presentados– en los que parece que Faverón «habla solo». El crítico literario está reaccionando, en privado, a las actualizaciones de Facebook públicas de sus interlocutoras. Pero ellas lo ignoran y así se genera el efecto de estar ante un monólogo.

El extraño resultado de estas interacciones llevó a varios defensores de Faverón a dudar de la autenticidad de estos pantallazos, que ahora se revelan como parte de un estilo.

El misterioso caso de «Julieta Vigueras»

Fue la primera denunciante en redes sociales, pero su identidad no pudo ser corroborada por nadie. Es un caso raro pero ciertamente no inusual en este tipo de eventos. Lean esto:

En Útero.Pe intentamos convencerla de identificarse pero no lo conseguimos. Si lo que dice es verdad, sea cual sea su nombre, es comprensible que se refugie en el anonimato: lo cierto es que la ley no está de su lado.

¿Por qué no aparecen más casos?

Se ha criticado mucho el anonimato de las denunciantes. Pero es comprensible, debido al desamparo legal en el que se encuentran. Un buen informe de La Ley, el portal de noticias legales, así lo demostró. Un resumen:

Aunque resulte increíble, enviar por mensajes privados de redes sociales fotos de desnudos y propuestas de citas con fines sexuales a personas mayores de edad no necesariamente configura un acto sancionable en nuestro ordenamiento jurídico.

Y ese es el punto central de este caso. Debería encontrarse una manera de penar este tipo de conductas, estableciendo claramente cuáles son las diferencias entre el simple «gileo» y el «acoso». Los congresistas tienen la palabra. Que este caso sirva de algo.

La respuesta de Faverón

El escritor ha reaparecido en un par de ocasiones . Una en la madrugada del 20 de setiembre, y la última, el 22 de setiembre. En esta última fecha publicó un post donde  solo se limitó a compartir las notas señaladas arriba. Hasta hoy no muestra ninguna de las «conversaciones reales» que podrían respaldar su versión de que todo esto es falso. Por supuesto, ha vuelto a desactivar su cuenta.

Facebook de 22 de setiembre Imagen: Facebook

Estad de su cuenta de Facebook del 22 de setiembre. Imagen: Facebook

¿Existe una explicación a este patrón de comportamiento?

Nuestra amiga y psicóloga, Alexandra Hernández, nos explica que este comportamiento no puede definirse rápidamente como acoso pero que sí cumple con ciertos requisitos que tienen que ver más con aquello que sirve como base para otras agresiones más visibles.

«Si bien los rasgos de personalidad definen la forma en que se da el acoso o la violencia de género, la gran causa de esto es un sistema que favorece y sostiene la violencia. Es una educación sexista, las instituciones del Estado y un entorno social donde si bien no se promueve el acoso abiertamente, sí justifica las microagresiones, que son la base para violencias más visibles».

El psicoanalista Jorge Bruce, en su columna en La República, también apunta a las dudas que se han hecho visibles por estos días, sobre un eventual «hackeo» a las cuentas del escritor Gustavo Faverón.

«Cualquiera puede sucumbir a la compulsión de una patología. Por eso, de ser el caso, no tiene nada de extraño ese lenguaje procaz y regresivo de los “pantallazos” exhibidos. Ese es el lenguaje crudo, presimbólico, de la pulsión. Las patologías –con mayor razón las depredadoras– no se defienden: se tratan».

Más allá de las valientes denuncias de varias mujeres que rompieron su silencio, el caso apunta a un cambio no solo en la sociedad que protege a los hombres agresores sino a un modificación en las leyes de nuestro país. De modo que exista una línea marcada de lo que es un simple gileo y un acoso sistemático en redes sociales. Ahora mismo, las mujeres en el Perú mayores de 18 años no están protegidas legalmente ante un caso de agresión virtual. Que este tema sirva para colocar sobre el tapete algo que no se había advertido con tanta claridad como hasta hoy.