Encontramos a varios blankitos resentidos con la Reforma Agraria (y eso no es lo peor)

Diego Pereira
I'm back, bitches » @algunpereira » diego@utero.peHoy se estrena La Revolución y La Tierra
Y sería chévere que te puedas dar un tiempo para ir a ver el documental de Gonzalo Benavente que, en realidad, no trata en estricto sobre la Reforma Agraria, sino que es su punto de partida para explorar su legado y las razones de por qué resultaba tan vital e importante que ocurra.
Porque era vital e importante
Y en esto tiene que haber consenso —y sí, antes de proceder con la crítica sobre qué tan mal se hizo— porque la Reforma Agraria era tan necesaria que hasta los peruanos de centroderecha de mediados de los 50 lo sabían.
La primera propuesta de Reforma Agraria la hizo la Comisión para la Reforma Agraria y la Vivienda (CRAV) durante el gobierno de Manuel Prado en 1956. Que el presidente de dicha comisión, Ernesto Alayza Grundy del Partido Demócrata Cristiano, te explique por qué era necesaria:
El Perú ha llegado a una etapa de su vida nacional en la cual son inadecuadas las bases institucionales sobre las cuales ha organizado su sociedad y su Estado. Su economía es deficiente en aspectos decisivos; los niveles de vida de su población reflejan la incapacidad de esa economía para proveerla de los medios que necesita; y su cultura más es expresión de formas pasadas, que ideal y aliento para empresas futuras.
Cabe agregar que Alayza Grundy era hermano de un hacendado costeño y luego se iría con el ala más conservadora de su partido para formar el Partido Popular Cristiano (PPC). I know.
El punto es que la Reforma Agraria no era vista como una política radical, sino mas bien como una estrategia que tenía el aval de los Estados Unidos en la época de Kennedy —y aquí la Carta de Punta del Este para probarlo— para contener el posible brote de una revolución «roja».
¿Cómo así?
El problema de quedarte en la muletilla («nos atrasó 30 años«) es que reduces el progreso de toda de una nación a la prosperidad económica de unas haciendas e ignoras por completo el impacto social de la Reforma Agraria.
Si bien fue propuesta en 1956, no fue hasta 1963 que la Junta Militar de Gobierno (presidida por el general Lindley) promulgó una ley de Reforma Agraria pero aplicada solo al valle de La Convención y Lares. ¿Por qué solo ahí? Porque ahí la movilización campesina —clave en la gestación de la reforma— había ocupado tierras de haciendas. Este fue el llamado a la acción para el gobierno peruano: si no hacemos la reforma, nos cae «el comunismo».
Hay que entender esto: Para cuando Fernando Belaúnde llegó al poder era tan necesaria una Reforma Agraria que prometió cumplirla. Era 1964 su gobierno promulgó una, pero su realización fue obstaculizada por la Unión Nacional Odriísta (UNO) y por —redoble de tambores— el APRA*.
* fun fact: fue Haya de la Torre quien propuso una Reforma Agraria en 1931 pero pesó más su alianza con Odría.
—Pausa histórica para recordar que #ApraNuncaMás—
Tan chiste fue el resultado de esa ‘Reforma Agraria’ que PPK —sí, ese PPK, asesor de Belaúnde y gerente del BCR en ese entonces— lo resumió así en su libro (la cita es de aquí):
la redistribución de la tierra fue, ciertamente, más una amenaza que una realidad.
Cuando Velasco llegó al poder hasta los militares comprendían que la desigualdad era también un problema de seguridad pública. Más desigualdad genera más insurrecciones. De ahí que el historiador Antonio Zapata llegue a una conclusión lógica: sin la reforma, Sendero Luminoso hubiera sido más fuerte.
¡Pero alguien piense en los hacendados!
Por alguna razón cada vez que se menciona a Velasco o a la Reforma Agraria aparece alguien clamando por las tierras expropiadas:

«MAMÁ, ¿SÍ O NO QUE SIEMPRE FUERON NUESTRAS TIERRAS? ¿YA VES? RESENTIDO ERES». Foto: Captura/Twitter
¿Tan complicado es entender que el Estado tenía una deuda pendiente? Era una promesa que no cumplía. Su democracia estaba construida sobre la explotación. Su gran opulencia fue acumulada con sistemas esclavistas.
Estos «nietos de hacendados» —que por cierto, ¿han proliferado o qué?, ¿desde cuándo había tantas haciendas?— no están solo en Twitter sino también en la vida real. Pedro Olaechea es uno de ellos y de hecho eso explica bastante su interés por meter a su primo al Tribunal Constitucional.
En todo caso, si los dueños de haciendas reclaman bonos agrarios los descendientes de quienes fueron explotados por estos también deberían acceder a reparaciones, ¿no?
Y mientras esta gente llora por tierras, afuera del Golf se realiza este plantón. Ayer un trabajador murió ahogado ahí:
El Sindicato de Obreros de Lima Golf Club realizan Plantón de protesta en contra de los abusos de su empleadora que no soluciona su Pliego de Reclamos desde el año 2015. Denuncian #HostilizaciónLaboral que atentan contra el #TRABAJOderechohumano @OITAndina @2030Agenda @augusegui pic.twitter.com/RdwMefJeXj
— PlataformaSindical (@InfoSindicatos) October 10, 2019
Desde el 2015 vienen reclamando mejores condiciones laborales. Hoy demandan aumentos de S/1.50 diarios. El club —cuya membresía cuesta más de US$100,000— se rehúsa.
¿Estas seguro que estás del lado correcto?
Más procrastinación
