periodismo , violencia Jueves, 6 marzo 2008

Juicio a Fujimori: habla Jara

jara.jpgEl periodista Umberto Jara, el que entrevistó a Martin Rivas inculpando a Fujimori, escribe hoy en Caretas un testimonio detallando los entretelones del juicio del siglo, por qué no quiso declarar como testigo antes de los Colina y de cómo la defensa del Chino ha iniciado lo que Jara llama «el Operativo Ensayo». Un fragmento:

¿En qué consistió? Empezó con una sorprendente llamada de un congresista solicitándome una reunión para transmitirme una “alerta importante”. La alerta de mi candidato a benefactor era singular: “Sería bueno que tu presencia en el juicio se produzca antes de la presentación de Martin Rivas y Pichilingue”. Le agradecí la “gentileza” de darme el alerta, contuve el aire para no decirle lo que mi madre me tiene prohibido y preferí decirle apenas: “Espero que te encuentren un empleado fantasma”.

Ahí nomás, salió Nakazaki a gritar en los medios “¿Dónde está Jara?”. Y como en esta ciudad los suspicaces forman una legión, salí a decir en público y por anticipado que asistiría después de los sujetos en cuestión o nada. A la Fiscalía, que trabaja arduo, le pedí protección si terminaba con aquello del grado o fuerza en mi contra, al tribunal le informé de mis actividades y asumí soportar a pie firme a los reyes del comentario malicioso “¿y por qué Jara no va?”.

Y así llegamos a las audiencias en el Tribunal. Como todo plan operativo que se precie, en el “Operativo Ensayo” cada uno de los sujetos tuvo a su cargo un rol específico para intentar la demolición del firmante. Uno arremetió contra el libro; el otro contra el video.

Pichilingue cargó sus cacerinas verbales y, esta vez, sin uso de silenciador empezó su tarea. Dijo, sin rubor, que era escritor (“tengo otro libro inédito de 800 páginas”) y con esa autoridad sostuvo que la investigación contenida en el libro “Ojo por ojo” era cuasi apócrifa, que “Jara usó diskettes de mi propiedad intelectual entregados por la Fiscalía sacando la información de su contexto” (…)

A su turno, Santiago Martin Rivas pasó del antiguo guión: “la entrevista está editada” a uno nuevo y delirante: “se trató de un ensayo”. Cuando terminó la exhibición de la cinta, el diálogo final con el presidente de la Sala fue un retrato preciso del chambón “Operativo Ensayo”: “¿Reconoce que es usted el que habla? Sí. ¿La cinta ha sido editada? No. Entonces, ¿ha dicho lo que allí se escucha? No, lo que he dicho lo he tomado de varios libros”. Un balazo en la sien.

Lean el testimonio completo -muy bien escrito, además- que tiene una revelación crucial: hay otro Martinvideo. Ta-ta-ta-taaann.