corrupción , noticias , politica , sociedad Miércoles, 17 julio 2019

PIPIPIPI: recuerda a quienes juraban que el gobierno y la Fiscalía blindaban a Toledo

Toledo debe estar más triste que tú cuando se acaba el trago en plena madrugada y con todas las tiendas cerradas. La justicia yanqui lo arrestó esta semana como parte del proceso de extradición que inició la justicia peruana para traerlo a rendir cuentas por la coimaza que habría recibido de Odebrecht, a punta de ‘carajos’, por dos tramos de la carretera Interoceánica.

Intervención: Útero.Pe

Intervención: Útero.Pe

Tres cosas que aclarar antes se continuar:

Fin del juego. Intervención: Útero.Pe

Fin de la parranda internacional. Intervención: Útero.Pe

Como el principal actor es el Ejecutivo, que es el que finalmente coordina con el Ejecutivo gringo, más de uno aprovechó para presionar al gobierno de Vizcarra por la extradición. En realidad es lo que hubiera hecho cualquier persona con dos dedos de frente. El punto es que mucho fujiaprista se atrevió a asegurar que Vizcarra y la Fiscalía lo encubrían.

Captura: Twitter

¿Qué pasó, amiguito? Captura: Twitter

Captura: Twitter

¡No se metan con Hinostroza! Captura: Twitter

Captura: Twitter

El gran hermano, pues. Captura: Twitter

Captura: Twitter

Captura: Twitter

Captura: Twitter

Captura: Twitter

Captura: Twitter

¿Por qué no quieren que Toledo venga? VAQUEN A TRUMP. Captura: Twitter

Captura: Twitter

Me meo. Captura: Twitter

Captura: Twitter

La nueva Vilcatoma. Captura: Twitter

El caso más sui generis fue el de la excandidata fujimorista, Madeleine Osterling, que ni siquiera se quedó contenta con este arresto y casi casi aseguró que era una cortina de humo de Vizcarra.

Imagen: Captura Twitter

Imagen: Captura Twitter

Por supuesto también hubo quienes afirmaron que PPK buscaba blindar a Toledo, pero como recuerda el padrino de Curwen Marco Sifuentes, su consejo de ministros aprobó la extradición el último día de gobierno, justo el mismo día que PPK renunció, el 21 de marzo del 2018.

Pipipi. Imagen: Captura Twitter

Pipipi. Imagen: Captura Twitter

Ahora se encuentran más confundidos que cuando se pusieron los polos de Carhuancho: no saben si celebrar el arresto (porque se les caería la treta de la ‘persecución política’) o si cuestionarlo (porque sería básicamente defender a su enemigo público). Se trata, sin duda, de uno de los pocos placeres que, de vez en cuando, nos regala la coyuntura política peruana. ¡Salud!