internacionales , noticias , periodismo , politica , sociedad , violencia Miércoles, 25 mayo 2016

¿Y a mí qué me importa que la CIDH esté en crisis? ¿La qué? ¿dijiste CRISIS?

Es posible que para la mayoría haya pasado -al menos- un poco desapercibido el hecho de que la histórica Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) envíe la alerta sobre la falta de recursos para llevar a cabo su trabajo.

Espérate…

¿Me estás hablando de la CIDH, o sea esOz kaBiarEs?

Sí, esos mismos kabiares cuyo trabajo en nuestro país, durante y después de la autocracia fujimorista, sirvió para poder sustentar las sentencias por las violaciones a los derechos humanos y demás abusos perpetradas durante el régimen en mención.

Por ejemplo, gracias al trabajo de la CIDH se consiguió:

  • Ordenar la reposición de los tres magistrados del Tribunal Constitucional (TC) destituidos por el gobierno fujimorista en 1997, al oponerse a la aprobación de una norma que permitía la re-reelección de Alberto Fujimori para el 2000.
  • La devolución de Frecuencia Latina (hoy Latina TV) al empresario Baruch Ivcher, quien al oponerse al régimen fue echado de su propio canal y despojado de la nacionalidad peruana. Fue reemplazado en su cargo por los hermanos Winter, quienes fueron asiduos visitantes de la salita del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
Samuel y Mendel Winter. Para que no los olvides. Imagen: minjus.gob.pe

Samuel y Mendel Winter. Para que no los olvides.
Imagen: minjus.gob.pe

  • Impulsó que los casos emblemáticos de Barrios Altos y La Cantuta llegaran hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). La sentencia de esta organización internacional influyó para que los crímenes perpetrados por el grupo paramilitar Colina en contra de civiles, sean considerados como de lesa humanidad.
"Matan a 16 en pollada". Así se llevaban los cadáveres de los asesinados por el grupo Colina, los reservistas de Fujimori. Imagen vía: trome.pe

Barrios Altos. Así se llevaban los cadáveres de los asesinados por el grupo Colina los reservistas de los 90.
Imagen vía: trome.pe

En el 2000, la CIDH emitió un informe sobre la situación de los derechos humanos durante el gobierno de Alberto Fujimori, desde lo que sucedía en el Poder Judicial, pasando por el Tribunal Constitucional, el Consejo Nacional de la Magistratura y el Ministerio Público, hasta el ejercicio de la libertad de expresión. En suma, documentó la destrucción de las instituciones en el país durante el fujimorato.

Casos recientes

Y si queremos ir más allá, la CIDH también se ocupó sobre el caso Ayotzinapa, de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, México, quienes se dirigían para protestar en contra del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca. Para esto se enfrascó en un proyecto como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que estudió el caso y descubrió numerosas fallas en la investigación.

El exalcalde Abarca es sindicado como autor intelectual de la desaparición. Imagen vía: animalpolitico.mx

El exalcalde Abarca es sindicado como autor intelectual de la desaparición.
Imagen vía: animalpolitico.mx

Manya, o sea que la CIDH es pajita

Su trabajo ha sido criticado solo por quienes hasta hoy defienden -o más bien niegan- a capa y espada las violaciones cometidas durante el régimen de los noventa en el Perú. Pero los casos en los que se ha ocupado la CIDH son fácilmente defendibles si de lo que se trata es de pensar en ciudadanía y bajo la conciencia de que todos -sí amiguitos, todos- tenemos derechos humanos.

Ya ¿y ahora qué fue con los kabiares? ¿No tienen plata?

Esta semana, en el diario español El País, se dio a conocer la noticia acerca de los pocos recursos con que cuenta la CIDH. Sucede que su presupuesto fijo depende de la Organización de Estados Americanos (OEA), que le asigna un 6% de su ingreso total. El resto de dinero fluctúa de acuerdo con la contribución voluntaria de los países miembros.

«Según ha adelantado el presidente de la Comisión, James Cavallaro, a EL PAÍS, si el organismo no recibe fondos con urgencia, a partir de agosto tendrá que despedir al 40 % de su personal, o a 30 de las 78 personas que emplea. Pero las consecuencias van mucho más allá. El peligro es hacer retroceder los avances logrados por la Comisión “30 años”, lamenta su secretario ejecutivo, Emilio Álvarez Icaza».

Lo que indica el medio es que los únicos que han dado fondos a la CIDH en 2016 han sido Argentina, Estados Unidos, Perú y Uruguay. El total: 2,5 millones de dólares, de los cuales EE.UU. aportó más del 90%. O sea, casi ningún gobierno quiere aportar a un organismo que a la larga puede investigarlos.

La situación actual de la CIDH no solo es preocupante para la región y las consecuencias en la vigilancia del respeto a sus ciudadanos, sino que en un contexto como el que vivimos -ad portas del posible retorno del fujimorismo- es casi de terror.