noticias , periodismo , sociedad Miércoles, 25 mayo 2016

¿Por qué debería importarnos a todos los peruanos el festival llamado Qoyllur Riti?

Mientras los glaciares se derriten en los Andes cusqueños, un festival se lleva a cabo cada año en torno a estos. La periodista Paula Dupraz-Dobias cuenta para la National Public Radio (NPR) la singular historia del Qoyllur Riti, la celebración que se realiza desde la época de la colonia de la que quizás nunca te hablaron y hoy cobra más vigencia que nunca por cómo nos afecta el cambio climático. Esta es la historia.

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Foto: Sebastián Castañeda

1. ¿Qoyllur qué?

El pasado domingo 22, casi 100 mil peruanos llegaron a los Andes, cerca al pico de Ausangate, al sureste de Cusco para vivir toda una fiesta. A una altitud de 5.000 metros, acamparon, cantaron, bailaron y oraron en uno de los más grandes festivales de la zona. El del señor de Qoyllur Riti ¿Y qué significa Qoyllur Riti? pues significa estrella de nieve en quechua.

Pero hay más.

2. Así se vive la celebración

Hoy, el festival es un ejemplo de cómo el cambio climático nos afecta más que nuestro día a día. Allí las montañas son consideradas sagradas y conocidas como «apus» (espíritus de la montaña o dioses). La tradición la vive cada provincia representada en el festival. ¿Cómo? Cada una debe esculpir pesados pedazos de hielo del glaciar -esto simboliza el agua y la vida- para regresar a sus comunidades.

¿Y cuál es el chongo con el cambio climático?

Lo que pasa es que el glaciar cada vez es más pequeño y ya no se puede tomar el hielo. Si se siguen derritiendo los glaciares a causa del cambio climático tal vez en futuro no muy lejano no se podrá celebrar este festival.

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Foto: Sebastián Castañeda

 

3. Esta tradición no es solo andina

Es una mezcla de cultura nativa y católica. Se celebra la reaparición de la constelación de Pleiades en el cielo nocturno, marcando el inicio del nuevo año andino y la temporada de cosecha. Del lado católico, la leyenda cuenta que en 1780, un chico de piel blanca se le apareció a un joven pastor que vivía en las montañas. Pero cuando aldeanos sospechosos vinieron hacia él, se convirtió en piedra. La creencia es que ese niño era Jesús.

No siempre fue una fiesta feliz

Hubo tensión entre los aldeanos y los españoles desde el siglo XVI hasta el fin de la colonia. Todo porque España trató de anular el lenguaje indígena y su cultura. Pero en el festival, finalmente ambas culturas llegaron a entrelazarse.

La autora señala que cuando visitó el festival el año pasado, siguió a un grupo oficial de guardianes de la tradición del Qoyllus Riti, conocido como «pablitos» en español («ukukos» en quechua).

El peregrinaje es una prueba de resistencia. Toma días llegar, parando en cada pueblo en la ruta a orar, bailar y cantar. Llegar en camión puede tomar seis días. Se chaccha coca y se escucha música para avanzar sin descanso. Los adoradores desembarcan en Mahauyani.

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Foto: Sebastían Castañeda

 

4. Y esto es lo más típico del festival

En la llanura en la glacial cuenca de Sinakara, en medio de picos de nieve, la música y el rezo de los oradores resuena en la capilla del lugar. Las personas visten ropas tradicionales: las mujeres peludos vestidos de lana desgastados por los ukukos, que son una remembranza al oso mítico que se creía habitaba en las montañas. Los danzantes hombres usan vestidos coloridos mientras llevan en sus espaldas a una llama bebé.

5. Hoy la fiesta vive su peor época

Antes, cada comunidad tenía su propia área en los campos nevados para realizar rituales y oraciones. Pero hoy solo hay tierra fangosa en lo que era el área reservada de muchos. Si el glaciar desaparece podría haber tensiones entre quienes tienen un área sagrada y quienes no.

Los jefes locales lamentan que los guardianes jóvenes no comprendan la importancia de los glaciares, que no se preocupen por el cambio climático. Ellos sí son conscientes de que la basura está destruyendo la capa de ozono, y que cada vez más los lugares en los que había nieve solo tendrán rocas.

Así de fea está la cosa con el cambio climático, no solo lo sufrimos a diario, también amenaza a nuestras tradiciones.

Puedes leer completo el artículo de NPR aquí