Facebook , feis Jueves, 4 febrero 2016

«Amiguito lindo, el gobierno de Fujimori no fue una dictadura. Fue un gobierno autoritario»

chinochet

¿»Chinochet»? Ilustración: Alberto Borea Odría Blogspot

Escribe Carlos León Moya

Amiguito lindo, el gobierno de Fujimori no fue una dictadura. Fue un gobierno autoritario.

Dentro de ese graaan grupo llamado autoritarismos -digamos, el rock-, hay muchas variantes: más competitivos, más cerrados, con más bajo, con más guitarra, más represivos, menos asesinos, más folk, más heavy.

Y dentro, caben muchas combinaciones. Es un error pensar que el más cerrado a la participación (dictatorial) es siempre el más represivo. Por ejemplo, tanto Velasco como Pinochet fueron dictaduras (no partidos, no elecciones, no competencia, nunca perdían elecciones porque no habían), pero Velasco fue poco represivo y Pinochet enfrió a 15 mil personas. Son dos dictaduras, pero una era tremendamente represiva y la otra no. Y, claro, una era de derecha y otra de izquierda. ¿Ves cómo se pueden combinar las cosas?

El gobierno de Fujimori no fue una dictadura, amiguito lindo. Fue nefasto, corrupto, sangrón, asesino, miserable y retrógrada, pero no fue una dictadura. Fue un gobierno autoritario donde se permitía cierta competencia, pero restringida y desigual debido a que Fujimori usaba para sí el aparato del Estado y los recursos públicos, no solo para propaganda y clientelismo sino hasta para comprar canales y congresistas. Y también represivo y asesino. Eso, insisto, sigue sin hacerlo dictadura (salvo unos meses). Era un autoritarismo competitivo: había más margen de competencia que en otros gobiernos autoritarios, y hasta perdieron una elección (1998). Era muy represivo, pero que exista mucha represión no convierte, inmediatamente, a un autoritarismo en una dictadura.

Hace horas, con Christian Skywalker, Verónika Mendoza dijo que el gobierno de Fujimori fue una «autoritarismo» y se negó a llamarlo dictadura. Y me parece bien. Tiene razón. Yo la defiendo. Puede que no haya sido la mejor decisión de campaña, pero lo que dijo fue preciso: fue un gobierno autoritario, ladrón y violador de derechos humanos, pero no fue una dictadura pe. Una cosa es lo que gritas en las calles como consigna y otra los conceptos. No vas a ir con tu libro a una marcha a gritar «Abajo el autoritarismo competitivo», pendejo. Pero tampoco vas a ir con tu banderola a querer forzar los conceptos a tu consigna de plaza.