internacionales , noticias , Tierra Uno Viernes, 11 diciembre 2015

Sudamérica a estribor ¿los vientos ya no soplan hacia la izquierda?

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos
Todos a estribor (o sea, a la derecha grumete) via elchiguirebipolar.net/isla-presidencial

Viejos tiempos, con Lula, Chávez y Uribe desentonando ¡ahora todos a estribor! …o sea, a la derecha grumete (via elchiguirebipolar.net/isla-presidencial)

Hace unos días la oposición antichavista logró su primer gran triunfo en  las elecciones parlamentarias de Venezuela, mientras Mauricio Macri asume el poder en Argentina terminando con la era kirchnerista. En Brasil, más de 12 años de dominio del PT son sacudidos por un fuerte descontento popular. Si en la década pasada, el rumbo de Sudamérica parecía dirigirse a horizontes de izquierda, un fuerte viraje se hace notorio este año.

¿Qué pasó?

Terminaban los 90s y comenzaba el siglo XXI. En muchos países de la región se producía un desencanto con las recetas ortodoxas que predominaron en la economía de la época.  El Partido de los Trabajadores conseguía un triunfo histórico en 2002 al llevar a Lula da Silva a la presidencia de Brasil, la potencia económica de la región. Argentina, la segunda economía de Sudamérica, sacaba la cabeza de la crisis al elegir a Néstor Kirchner en 2003.  Al mismo tiempo el boom de los precios del petróleo sonreía a Venezuela, la tercera economía después de Argentina, y permitía a su líder Hugo Chávez otorgar soporte a fuerzas afines a la suya en el continente. Todas las piezas clave estaban en posición.

La tendencia en Perú y Chile no cambio mucho con Humala o Bachelet (via elpais.com.co)

2011 – aunque la tendencia en Perú y Chile no cambio mucho con Humala o Bachelet (vía elpais.com.co)

Mientras tanto la centro-izquierda ya estaba al mando en Paraguay en 2003, Uruguay en 2005 y Chile desde 2006. Ese mismo año Evo Morales se convertía en presidente de Bolivia y al siguiente Rafael Correa en el de Ecuador, ambos gobiernos cercanos en ideas al de Hugo Chávez. El apoyo del mencionado mandatario venezolano en Perú a Ollanta Humala en las elecciones de 2006 era un secreto a voces, y fue Humala quien finalmente ganó las elecciones de 2011. Al sur del istmo de Panamá, el único país que nominalmente quedaba fuera del mismo espectro ideológico era Colombia. En el resto de Sudamérica se observaba, si el efecto Doppler se aplicara a la política, un corrimiento al rojo.

En algunos países el giro hacia la izquierda fue un espejismo, como en el Chile de Bachelet o el Perú de Humala. Ambos mandatarios escogieron, cada uno en su momento, no variar mucho el rumbo previo de las instituciones políticas y económicas de sus países. Esto no cambiaba significativamente el predominio de la izquierda en la mayoría de Sudamérica y en sus principales economías. Pero menos de una década después, el péndulo regional parece emprender el camino de vuelta. La misma decepción con las recetas liberalizadoras de fines de los noventa se experimenta con los modelos de izquierda, y con varias razones tangibles. ¿Qué sucedió con este enorme capital político y respaldo continental sin precedentes?

Algo se pudre en o pais mais grande (via amarildo.com.br)

Algo se pudre en o pais mais grande (via amarildo.com.br)

Brasil, promesa extinta y temblores

Durante el gobierno de Lula se lograron notables avances sociales y económicos y pareció alzarse ante los ojos del mundo como una brillante promesa de potencia mundial. Integrado al grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) por los análisis de Goldman Sachs, se contaba con el gigante amazónico como parte del equilibrio multipolar que sucedería a la hegemonía estadounidense.

Los engranajes de Brasil  se reconfiguraban, pero no todos para bien. Al cambiar el rumbo de las medidas económicas dejadas por su predecesor Cardoso, Lula posiblemente dejó un modelo que no se sostendría en el tiempo. Todavía gozando una gran popularidad, el PT de Lula continuó en el poder con el triunfo de Dilma Rousseff en 2010 y su reelección en 2014. La sucesora de Lula no solo tuvo que enfrentar el escenario de una economía cada vez más fría, sino los escándalos políticos que involucraban a su partido y altos sectores empresariales de Brasil. En estos momentos, Rousseff enfrenta una alta impopularidad, se contemplan escenarios extremos de destitución y Brasil ya no es visto como una promesa de potencia mundial, al menos en el mediano plazo.

El modelo K (via argendocu.com)

El modelo K (vía argendocu.com)

Argentina, el modelo K se despide con poca gracia

En 2003 se encontraba zarandeada por una colosal crisis económica y política que empobreció al país con la mayor clase media de la región. Néstor Kirchner llegó al gobierno ese año después de una serie de predecesores de corto mandato, recibiendo un país con horizontes sombríos. Las medidas heterodoxas aplicadas a la economía argentina por el primer kirchnerismo rindieron frutos iniciales a pesar de pronósticos negativos, y los resultados se vieron acompañados de reconocimiento popular. Pero a largo plazo, la profundización del modelo proclive al estatismo, proteccionismo y control cambiario de Kirchner se convertiría en un ancla más que en un pasaje al progreso.

Cristina Kirchner, sucesora de su esposo Néstor, recibió como legado una economía con cada vez más hoyos, entre ellos una inflación galopante que, para perplejidad de muchos, se dejó de medir oficialmente por orden del régimen. Con un gobierno también enfrentado a acusaciones de corrupción, la personalidad de la señora Kirchner tampoco abonó puntos a su favor: una muestra de su estilo fue el negarse a transmitir personalmente el mando (¡e incluso la cuenta de twitter gubernamental!) a Macri, quien ha prometido un notorio cambio de rumbo. La posición beligerante de la exmandataria echa carbón a una Argentina políticamente cada vez más polarizada.

El "superpoder" de Maduro no puede salvarlo (via abc.es)

El «superpoder» de Maduro no lo hace candidato a los Avengers precisamente (vía abc.es)

Venezuela, o cómo recibir una lluvia de millones y terminar en crisis

A finales del siglo XX, la nación caribeña no partía de una crisis profunda como la argentina, pero sí de un desgaste del modelo político bipartidista. La enorme riqueza petrolera era el botín de una clase política muy corrupta y la distribución de ésta, una quimera. La debilidad política y la injusticia económica fue el escenario perfecto para la llegada de un caudillo como Hugo Chávez al poder. Su estilo fuertemente personalista, carisma y aspiraciones a convertirse en una reencarnación de Bolívar coincidieron con un espectacular auge de los precios del petróleo, motivado por la intervención de los EEUU en Irak a comienzos del presente siglo.

Con un acceso a recursos cada vez menos limitados por poderes del Estado, copados por el régimen, Hugo Chávez se propuso a cumplir muchos de sus objetivos. Un esquema fuertemente asistencialista financiado por la riqueza petrolera mejoró innegablemente la situación de amplios sectores marginados de la población. Previsiblemente la tentación de transformar la ayuda estatal en parte de la maquinaria electoral chavista se hizo realidad en poco tiempo. A la vez, muchos de los recursos petroleros se gastaron en financiar el sueño de Chávez de liderazgo continental, para alegría de Cuba o Bolivia, entre otros destinos de la ayuda monetaria del régimen. La reelección indefinida con la que soñó Chávez se vio detenida con su enfermedad y muerte. El país que dejaba a su poco brillante sucesor Maduro (objetivamente un clon del estilo de Chávez, pero sin su astucia o carisma) además padecía una economía improvisada dependiente de la lluvia de los precios del petróleo.

El auge de los hidrocarburos se extinguió y en vez de obtener de ello  bienestar duradero e instituciones fuertes, fue una maldición que dejó a su paso un armatoste populista insostenible. A pesar del aparato fuertemente autocrático y la facilidad de uso de recursos públicos para las elecciones heredados de su predecesor, Maduro no pudo evitar un fuerte revés electoral para el chavismo a finales del presente 2015. La victoria de la oposición parece ser parte no de un hipo político, sino el inicio de una tendencia irreversible ante el fracaso en muchos frentes del modelo de Estado chavista. Pero el futuro es incierto para Venezuela, no solo por la economía sino por la actual polarización política, quizá la más encarnizada del hemisferio occidental.

Estilos y destinos distintos via la-razon.com

Estilos y destinos distintos (vía la-razon.com)

¿Y el resto de la mancha?

Mientras las tres principales economías sudamericanas (aunque cabe la precisión que Venezuela chavista no está más entre ellas, desplazada por la mejor manejada Colombia) experimentan en diversos grados un viraje político ¿influye esto en el resto del sub-continente? Ecuador y Bolivia han revelado tener no pocos problemas pero mayor estabilidad y varios progresos sociales que mostrar, en contraparte de la tendencia de sus líderes a mantenerse en el cargo el mayor tiempo posible, lo que puede augurar una fragilidad de sus modelos al relacionarse no a instituciones sino al personalismo. Uruguay en cambio, ha solidificado un modelo más socialdemócrata y a la vez más estable que el de sus vecinos. En Chile el segundo gobierno de Bachelet no muestra nuevamente ánimos de modificar el modelo existente por décadas, que ha rendido notables resultados; muy posiblemente no sabe qué cambios hacerle que no resulten en destinos como el argentino, o peor, el venezolano. En Perú las elecciones de 2016 tienen a la izquierda, al menos a la declarada abiertamente, confinada a no pasar en sus cálculos más optimistas el umbral del 5%,  aunque las elecciones en Perú se parezcan más a una tirada de dados que a un juego de ajedrez.

"Quizá no sea un sistema perfecto, pero es lo mejor que tenemos" ¿nos resignamos? (via thepaincomics.com)

«Quizá no sea un sistema perfecto, pero es lo mejor que tenemos» ¿nos resignamos? (vía thepaincomics.com)

El declive de las opciones de izquierda sudamericana marca un nuevo vaivén regional. Buscando alternativas a modelos que confían excesivamente en el libre mercado y no se hacen problemas con amplios márgenes para la desigualdad ¿es necesario caer en experimentos neo-leninistas, autocracias, populismo, caudillismo, ideologías jurásicas o irresponsabilidad fiscal? Con la debatible excepción de Uruguay, la región parece no haber pasado la prueba. Sudamérica está huérfana de modelos nuevos, por ahora.

Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos