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GoT: esta es la dolorosa (pero necesaria) explicación de por qué Daenerys nos rompió el corazón

*Título original: ¿Para quién tocan las campanas?

Escribe: Patricio Lagos

El 9 de mayo se celebró el Día de la Victoria en Rusia y otras naciones exsoviéticas. Se celebra la derrota definitiva de las naciones Aliadas sobre las naciones del Eje y, principalmente, la derrota absoluta de la Alemania nazi. El éxito se logró tras casi un mes de batalla en Berlín, capital alemana, durante la cual el ejército rojo entró a la ciudad y luchó contra el ejército nazi calle a calle. El 30 de abril Hitler se suicidó, la ciudad se rindió el 2 de mayo, pero los enfrentamientos no se detuvieron hasta la rendición incondicional de la Alemania nazi el 8 de mayo.

Pero así lucía Berlín después de ser “liberada”:

El 9 de mayo se celebra porque se acabó con el régimen más odiado de la historia occidental contemporánea. Sin embargo, Berlín y buena parte de Alemania quedaron completamente destruidas tras los bombardeos y las batallas. Se estima que solo en esa ciudad murieron aproximadamente 22 mil civiles, además de las cerca de 100 mil mujeres víctimas de violación (de las que se estima murieron 10 mil posteriormente). Ese fue el precio de la “libertad” de Alemania (y del mundo) del terror nazi:

Fuego y sangre

Todos los gobernadores de Poniente llegaron al Trono de Hierro con la misma receta.

  • Aegon el Conquistador dominó los 7 reinos a partir del terror infundido por sus dragones.
  • Robert Baratheon derrocó a los Targaryen y se impuso como rey de Poniente tras una rebelión que concluyó con el traicionero saqueo de Desembarco del Rey.
  • Joffrey Baratheon se consolidó como legítimo rey tras ordenar el asesinato de bebés, desencadenar una guerra contra otros cuatro ejércitos y culminar con la Boda Roja.
  • Cersei Lannister se aseguró el trono al volar en pedazos a sus contrincantes en el Septo de Baelor.

El camino al poder en el mundo de Juego de Tronos es el camino del fuego y la sangre, de la violencia y el terror (como reflejo de lo que pasaba y sigue pasando en la realidad).

Y Daenerys no es la excepción

No iba a serlo, aunque ella misma (y nosotros con ella) quisiéramos, no podía ser de otra forma.

Desde la segunda temporada, todo lo que la madre de dragones conseguía, en su ascendencia al poder, lo ganó con violencia o amenazas de violencia (el ejército de los Inmaculados, el ejército de los Segundos Hijos, el ejército de los dothraki, la liberación de Yunkai, Astapor y dos veces Mereen, etc.).

Era fácil simpatizar con ella al comienzo, cuando su causa era una campaña de liberación en la Bahía de Esclavos. Pero cuando eso cambia, cuando ya no se trata de liberar personas sino de conquistarlas, se ponen a prueba los límites de la justificación de la violencia. Incluso entonces, ella misma probó los límites de la diplomacia, cuando trató inútilmente de gobernar Mereen en paz, fracaso que se repite en Poniente una y otra vez, cuando trata de resolver pacíficamente los conflictos.

Por eso, llevada a las últimas instancias, cuando Daenerys compara a los esclavos de Yunkai, que se rebelaron contra sus amos, con los ciudadanos de Desembarco del Rey, la conclusión es clara: estos son cómplices (los ciudadanos por no rebelarse contra Cersei).

Fire and blood, el eslogan de la casa Targaryen. Intervención: Útero.Pe

Fire and blood, el eslogan de la casa Targaryen.
Intervención: Útero.Pe

Ella no encuentra amor en los siete reinos, solo le queda el miedo (que hace eco de lo que le dice Robert a Ned, cuando este se niega a asesinar a Daenerys porque no habría honor en ello. A esto Robert le responde “¿crees que el honor mantiene a los siete reinos unidos? El miedo es lo que los mantiene unidos”).

Por esto no le bastaba con derrotar al ejército Lannister, no era suficiente que la ciudad se rindiera. Cersei pensó que un poco de misericordia era una señal de debilidad. No podía permitir que eso volviera a sucederle. El reino tenía que conocer de lo que era capaz. Y su Little Boy se llamó Drogon.

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Dany no nació loca. Su locura no es un tema genético. No es su apellido ni su pelo plateado ni la cercanía de su sangre a la de los dragones; su enajenación es un producto de su tiempo, de su trayecto, del estallido de sus expectativas con una realidad que nunca se acomodó a su modelo de mundo (uno en el que solo había espacio para una líder, tiránica pero benevolente). Incluso, es injusto y desproporcionado llamarla loca.

Al perder todo otro vínculo social (Jorah, Missandei, la confianza de Tyrion y Varys y el amor de Jon), solo le quedaba una cosa en la vida: el poder. Y cualquier otra forma de obtenerlo, las más diplomáticas y benevolentes, solo la condujeron a fracasos cada vez más agrios y costosos. Cersei y su corte no le dejaron otra alternativa.

Si lo que quería era el poder, iba a tener que usar todos los recursos que le quedaban, y los que tenía guardados resultaron ser los más terribles.

Al final, solo le quedaba (solo le dejaron) una forma de llegar al poder. Y no es la primera vez que hemos visto lo que la ambición de poder, el deseo de poder por el poder despojado de cualquier otra motivación, produce en los personajes (las personas). Ya vimos a Stannis quemar en la hoguera a su única hija y heredera; vimos a Cersei volar el Septo de Baelor.

Esto va más allá de Daenerys y el resto, esto es lo que el poder es capaz de hacerle a la naturaleza humana. Temporada a temporada nos hicieron simpatizar con Daenerys, nos hicieron aplaudirle cada “dracarys” sin considerar del todo las verdaderas y terroríficas consecuencias de estos.

Ver cómo reacciona la gente cuando Drogon quema personas es casi como ver a ciudadanos de la ciudad israelí de Sderot aplaudiendo los bombardeos en Gaza. Pero cada “dracarys” nos llevaba un paso más cerca a esto.

En el mundo de Juego de Tronos y el nuestro, hay Jofrreys y Ramsays, psicópatas capaces de todo para satisfacer sus deseos más egoístas y perversos; hay Sansas y Cerseis, personas que tienen que forjarse una coraza para poder sobrevivir y no ser masticadas por su alrededor; y hay Daenerys, individuos a los que sus buenas intenciones se les vuelven cenizas en la boca; y hay otros a los que el mundo se traga, mastica y escupe, y lo que sale del otro lado es un cadáver (Ned Stark, Jon Nieve), un hombre roto (Tyrion Lannister) o un “monstruo”.

Se apelliden Hitler, Targaryen, Stalin, Lannister, Roosevelt o Fujimori, la tiranía siempre se va a servir de causas y motivaciones nobles para justificar sus actos más atroces. Así se ve la libertad para aquellos que consideran el poder el fin último. Y el poder siempre se comportará como el mayor deshumanizador de los líderes. La tragedia de Daenerys Targaryen, Madre de dragones y Rompedora de cadenas, es una advertencia…

Imagen vía: HBO

Imagen vía: HBO

… Quizás, lo que la serie quiere que nos preguntemos, lo que ha querido siempre que nos preguntemos, no era “¿Quién se sentará en el Trono de hierro?”, sino, “¿Debería de existir el Trono de Hierro?”.