discriminación , libertades , noticias , periodismo , redes sociales , sociedad , violencia Miércoles, 10 abril 2019

Lo que aprendimos con la denuncia contra Luis Davelouis por maltrato a su expareja

La violencia contra las mujeres es un mal que traspasa ideologías y es contra lo que luchamos todas nosotras, hombres y mujeres. Denunciarlo es difícil. Escribir sobre ella, aun cuando nos toca a la puerta, es un deber. 

La violencia hacia las mujeres no difiere ideologías. Composición: Útero.Pe

Composición: Útero.Pe

Hace tres días, mediante un hilo de Twitter y después de varios años desde que sucedieron los hechos, la periodista Marissa Chiappe contó su testimonio como víctima de abuso psicológico y físico por parte de su expareja.

Del testimonio se desprende lo siguiente:

  • A Marissa trataron de minimizarla como mujer, como madre y como profesional.
  • Su expareja realizaba la técnica del gaslighting, que es cuando el victimario hace creer a su víctima que las cosas que piensa o ve son producto de su imaginación. El clásico y famoso «estás loca».
  • Que vivió un infierno con alguien que era alcohólico y que en una ocasión le cogió de los brazos y la lanzó contra la pared, dejándole contusiones en las extremidades y cabeza.
  • También contó que su agresor la quebró de tal forma que pensó en acabar con su vida.
  • A todo esto le añadió dos factores: el económico y una presunta infidelidad, aunque esto es más bien un agregado al tema central: el profundo daño psicológico ejercido contra la denunciante.

Un hombre con poder

El nombre lo dijimos todos los periodistas que sabíamos su identidad: Luis Davelouis. Su nombre pasó de ser treding topic en redes a notas en diarios locales. Davelouis no es cualquier persona, es un líder de opinión, alguien con poder, como lo era Juan Mendoza, el economista que ahora está fuera del país tras ser denunciado por agredir a la periodista Lorena Álvarez; o como lo fue Abraham Valencia, el exasesor de la excandidata presidencial Verónika Mendoza y luego asesor de la bancada de la izquierda en el Congreso, acusado de agresión por dos de sus exparejas.

  • Luis Davelouis era un habitual invitado para analizar la coyuntura política en programas de televisión, radio y redes sociales.
  • También tuvo una columna diaria en Perú 21, de circulación a nivel nacional.
  • Al momento de realizarse la denuncia, era columnista en el diario La República, también con llegada a todo el Perú.
  • Conducía un programa «Chicharrón de Prensa», junto con Miguel Villalobos (Man Ray) y la psicóloga Patricia Gamarra, emitido vía redes sociales con un alcance de aproximadamente 7 mil personas todos los sábados.

Y lo que motiva este post:

  • Hasta hace dos años fue colaborador de Útero.Pe a través de Chicharrón de Prensa, inicialmente fundado por Davelouis, Villalobos, Marco Sifuentes y Carlos León Moya, y también asiduamente citado en este portal como analista político y especialista en periodismo de economía.

Aun sin haber sido nombrado por la denunciante, era imposible negar su identidad. Al día siguiente de haberse publicado el testimonio en su contra, el lunes ocho de abril, los actuales conductores de Chicharrón de Prensa emitieron un comunicado en el que dedicaban una sola línea a la agraviada y muchas más para su amigo, y sin hacer mención alguna a la violencia contra las mujeres en nuestro país.

Wow. Imagen: captura Facebook

Wow.
Imagen: captura Facebook

Por la noche, Luis Davelouis y sus compañeros de Chicharrón de Prensa se reunieron en Sofá Café de Barranco. El contenido de esa reunión no ha podido ser de nuestro alcance, pero al día siguiente el programa emitido vía redes sociales anunció su cancelación y esta vez sí hablaron sobre la violencia contra las mujeres.

Al menos un poco de empatía. Imagen: Chicharrón de Prensa

Uhmmm, la violencia contra las mujeres no le hace daño a nuestro país, en realidad le hace daño a las mujeres.
Imagen: Chicharrón de Prensa

Una respuesta que hizo extrañar el silencio

(lo que narra aquí Juliana Oxenford es un ejemplo de la típica práctica del mansplaning, que es cuando los hombres tratan de enseñarles a las mujeres cómo hacer las cosas, en este caso, cómo hacer su trabajo).

Al mediodía de ayer, martes nueve de abril, Luis Davelouis fue entrevistado en el programa de Juliana Oxenford en radio Exitosa, en una muy destacable entrevista. Y minutos después, La República publicó una carta que el acusado hizo llegar vía correo electrónico al director de ese diario, Gustavo Mohme Seminario, y a algunos de sus más cercanos amigos. Su defensa o más bien su respuesta se centra en lo siguiente:

  • Asume que su relación con la periodista Marissa Chiappe fue «tóxica»,
  • pero que «nunca la agredió ni la insultó ni quiso hacerle sentir mal» (¿entonces qué es una relación tóxica?) y que si «ella se siente mal, le pide disculpas».
  • Esgrimió que la denunciante «atacaba a su familia», al mencionar, dentro de su testimonio, que Davelouis salió con otra persona al mismo tiempo que vivía con ella.
  • También trató de desmontar la acusación sobre el tema económico que, en realidad, no es lo central de este tema.
  • Y aseguró que nunca había tenido actitudes violentas.

Lo cierto es que sobre actitudes violentas, Luis Davelouis habló de su propia experiencia en un capítulo de Chicharrón de Prensa dedicado a la marcha de #NiUnaMenos en el 2016. Su testimonio trae a colación lo escrito por la periodista Marissa Chiappe, su expareja.

El denunciado contó que, para evitar golpear a su exnovia, sin dar nombres, durante una discusión, prefirió darle un puñetazo a la pared de la casa que compartían, no sin antes calificar de «imbecilidades» (ante el estupor de sus invitadas al programa) las cosas que decía su expareja. «Ahora entiendo que eso también es violencia», dijo el periodista hace tres años.

Minuto 2:27 de este video:

Ayer, La República anunció la cancelación de su columna en ese diario, mientras que el Ministerio Público abrió una investigación de oficio en su contra.

El único diario que obtuvo las palabras de la periodista Marissa Chiappe fue El Comercio. En una nota de ayer, la denunciante aclaró que no cuenta con las pruebas suficientes para iniciar acciones legales, motivo por el cual evita nombrar al agresor dentro de su testimonio. Y que si se animó a hablar fue porque necesitaba liberarse de ese peso que cargó por años y en silencio. 

(Como si se tratase de la pieza de un rompecabezas, desde el boom de #NiUnaMenos que empezó en el 2016, Davelouis fue uno de los más reacios a las demandas de las mujeres que se organizaron alrededor de este movimiento):

Sobre este caso, hay algunas lecciones que no están de más apuntar:

  • El proceso de una mujer, como en el caso de Marissa Chiappe, que decide contar su testimonio puede durar años o quizá nunca llegue a ser compartido. Por lo tanto, nadie tiene derecho a exigirle dar el nombre de su agresor (como se vio en redes sociales, donde le exigían a la víctima publicar el nombre del denunciado).
  • Conversando con amigas especialistas, nos aclararon que, si bien estadísticamente el alcohol aumenta las probabilidades de actitudes violentas, este NO es la causa de la violencia, sino la propia configuración violenta, la personalidad del agresor. No por dejar de ser alcohólico vas a dejar de ejercer violencia machista.
  • Por último, Marissa Chiappe no atentó contra la familia del denunciado (como trató de hacernos entender Davelouis en sus defensas), que una porción mínima de su testimonio haya sido dedicada a un capítulo de presunta infidelidad, no debe ser expuesta como una razón para desestimar su denuncia. Ese no es el eje central y querer hablar de esa pequeña parte de lo declarado, solo puede ser tomado como un intento de desviar la atención sobre la denuncia más importante: la violencia psicológica y física.

El machismo no difiere de ideologías políticas. Se violentan mujeres en todos los ámbitos de la sociedad y de todas las formas posibles. Por más cercanía que tengamos con el denunciado (como es el caso de este portal y de quien escribe este post), que una mujer finalmente cuente el infierno que vivió es un acto de valentía que implica haber pasado por un proceso largo y doloroso y en ese contexto es que debemos recibir su testimonio.