libertades , noticias , politica , sociedad Martes, 19 marzo 2019

Lee en exclusiva un extracto del libro sobre El Comercio y sus broncazas internas por el poder

El siguiente extracto es parte del libro ‘El Comercio y la política peruana del siglo XXI’, escrito por el politólogo José Alejandro Godoy y que se presentará hoy a las 7 pm en el local del IEP (Av. Horacio Urteaga 694, Jesús María). En estos párrafos, el también periodista cuenta cómo en el 2011, El Comercio vivió (o padeció) por dentro el ascenso en las encuestas del entonces candidato Ollanta Humala, quien era el protagonista de sus pesadillas velasquistas.

Intervención: Útero.Pe

Intervención: Útero.Pe

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Humala asciende, El Comercio ataca

Ante la opinión pública, El Comercio buscó cumplir un rol cívico con la realización de un debate presidencial en el hall central del periódico, el 3 de marzo de 2011. Los 11 postulantes al máximo cargo del país expusieron sus ideas sobre educación, seguridad e inclusión. Sin embargo, tras bambalinas, la tensión aumentaba por el ascenso constante de Humala en las encuestas.

En la revista Poder, el periodista David Rivera registró que, durante marzo de 2011, se realizaron reuniones en el local central de El Comercio que congregaban a accionistas y a los directores periodísticos de los diarios del Grupo (Francisco Miró Quesada Rada, Fritz Du Bois, Carlos Espinoza y Julio Lira) y de los canales (Laura Puertas), así como al gerente general, César Pardo Figueroa. Este último tuvo un rol clave, según nos comentó Óscar Castilla:

Uno de los personajes bisagra era César Pardo Figueroa, el gerente general, que tenía un papel clave en las reuniones. Lo que más me llamó la atención, según se lo escuché a la gente del Trome, es que él fue directamente a hablar con ellos para que tengan una posición alineada respecto de los intereses del grupo […]. César Pardo Figueroa es una persona que tiene más de 15 años en el diario […] es muy importante su influencia en el diario, lo fue hace cinco años. (Entrevista personal, 9 de junio de 2016).

Cuando se iniciaron estos cónclaves, Perú.21 miraba con agrado la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski —el postulante más cercano a las posiciones pro mercado—, mientras que la facción dominante en el directorio buscaba acotar el poder de Puertas por una mera demostración de poder:

Inicialmente, el interés de El Comercio por hacer cambios en el canal no habría tenido que ver, por lo menos explícitamente, con la intención de influir en la campaña electoral, sino más bien con la de continuar fortaleciendo la posición del grupo familiar que pasó a controlar el diario hace un par de años, y que ya había logrado imponerse editorialmente dentro del decano de la prensa nacional. (Rivera 2011: 11)

Sin embargo, Puertas comenzó a ser cuestionada por la forma como se cubría la candidatura de Ollanta Humala. Rosa María Palacios nos indicó que el directorio del GEC pensaba que se le daba “demasiada cobertura” en América.

Una nota sobre el primer día de clases de los hijos de Humala y Keiko Fujimori provocó una llamada a Puertas para que despida a la directora de América Noticias, Martha Rodríguez, por “humanizar” al candidato nacionalista.

Imagen: Somos Periodismo

Imagen: Somos Periodismo

Palacios relata: “Entonces Laura dijo ‘primero me botan a mí’. Le armaron un paquete. No te imaginas la cantidad de plata que le ofrecieron para que se vaya, y ella dijo: ‘Yo no voy a renunciar’” (entrevista personal, 14 de abril de 2016),

Rivera obtuvo más detalles sobre los reclamos a Puertas. José Antonio Miró Quesada le cuestionó una entrevista a Humala hecha por Palacios durante ocho minutos, cuando ya lideraba la intención de voto. De acuerdo con el director de Poder, la neutralidad de la cobertura brindada por la directora periodística de América y Canal N implicaba, para los directivos del GEC, una posición a favor del candidato de Gana Perú, y ello generó más esfuerzos para conseguir su renuncia o despido (Rivera 2011: 12).

Así, el 24 de marzo de 2011, se evaluó la situación de Puertas en una sesión de directorio de Plural Televisión, la entidad que controlaba ambos canales. Gustavo Mohme Seminario, director de La República y socio de El Comercio en los negocios televisivos, defendió la permanencia de Puertas y logró que el pedido para despedirla sea retirado. Por su parte, Martha Meier, quien era parte del comité consultivo editorial de América, admitió que trasladaban algunas preocupaciones del directorio acerca de la cobertura electoral de 2011, en particular, sobre las informaciones vinculadas a Humala:

“Recuerdo específicamente que Lucho Miró Quesada Valega me dijo ‘le están dando demasiada tribuna a Humala’. Entonces, se lo comenté a Mirko [Lauer] y a Laura [Puertas]: ‘Te transmito lo que dice el directorio o, en este caso, el presidente del directorio’” (entrevista a Martha Meier Miró Quesada, 14 de octubre de 2016).

Al final sí sacaron a Laura Puertas. Imagen: La Mula

Al final sí sacaron a Laura Puertas. Imagen: La Mula

Fernando Vivas criticó estas reuniones de coordinación dentro del Grupo e indicó que “la independencia es una condición básica que puede legitimar a un nivel de concentración importante. Tiene que haber autonomía y plena competencia. Eso, que se respetó antes y se respeta ahora, se rompió en esa campaña aberrante del 2011” (entrevista personal, 25 de mayo de 2016). También señaló que fue la única vez que los medios del GEC coordinaron posturas editoriales.

Meier reconoció que hubo “reuniones en las que se hablaban del peligro que podía significar Humala en la eventualidad de ser un Chávez”, pero no recordó haber participado en ellas (entrevista personal, 14 de octubre de 2016). Mientras que el periodista Daniel Yovera, quien trabajaba en Perú.21, conocía de estas coordinaciones en la cúpula del diario El Comercio:

«No recuerdo los días exactos, pero eran fechas específicas en las que Fritz se iba a El Comercio. Luego regresaba, y entiendo que armaba el contenido del diario en torno a esas reuniones. Sabíamos cuál era la posición de cada uno en El Comercio y que no podíamos cambiar nada». (Entrevista personal, 6 de octubre de 2016)

Alejandro Miró Quesada Cisneros no estaba al tanto de estas citas, porque luego de su renuncia a El Comercio decidió mantenerse al margen de la marcha del diario. Pero nos indicó que “si lo hicieron, ese fue uno de los errores que El Comercio cometió en esa época”.

En paralelo, Rosa María Palacios enviaba cartas a Miró Quesada Valega, Meier y José Antonio Miró Quesada, miembros del directorio de América. Ella nos precisó que las misivas querían hacer notar que el despido de Puertas le daría el pretexto perfecto a Humala para hacer ver al Grupo El Comercio como un conglomerado con un claro problema de pluralidad, y que ella ya no podría defender la independencia del grupo, dado que renunciaría al canal (entrevista a Rosa María Palacios, 14 de abril de 2016).

Palacios dio en el clavo de las preocupaciones de la familia Miró Quesada. La página 57 del plan de gobierno de Ollanta Humala, denominado “La Gran Transformación”, señalaba explícitamente que:

«En la actualidad, los medios de comunicación están en propiedad de unas pocas manos (incluso la propiedad de varios tipos de medios), lo que ha configurado un cuasi oligopolio mediático que atenta contra el derecho de libertad de expresión y el de una información adecuada para la población».

Como medida frente a lo que consideraba como un problema, se proponía una Ley de Medios similar a la aprobada en Argentina, para evaluar la concesión de frecuencias de radio y televisión, lo que afectaría directamente a América Televisión y Canal N. El fantasma de las expropiaciones de la dictadura de Juan Velasco Alvarado estaba presente en varios accionistas de El Comercio.

 

Imagen:

Imagen: IEP

El Comercio presentó una serie de informes contra Humala en el tramo final de la primera vuelta electoral. El viernes 25 de marzo de 2011, se calificó a su plan de gobierno como “estatista y autoritario”, postura reforzada por una columna de Juan Paredes Castro. Al día siguiente, el informe central remarcaba que “Humala pretende estatizar empresas”. El martes 29 de marzo, la portada anunciaba que la economía peruana “sufre un remezón por alza de Humala en los sondeos”. El viernes 1 de abril, el titular del diario era inequívoco: “Modelo económico y democrático: lo que está en juego”. También se reportó que Humala le negó una entrevista al diario.

A la par, los periodistas y comentaristas habituales del diario tenían diferencias sobre cuál sería el candidato que haría perder a Humala en segunda vuelta. García Llorens reseñó el entusiasmo que tuvo El Comercio con Kuczynski a fines de marzo:

«Con Kuczynski, la cobertura dominante fue positiva, incluso entusiasta. Un ejemplo representativo resulta el titular de El Comercio del 20 de marzo que en referencia a los resultados de una encuesta señaló ‘PPK sube 5 puntos y se mete de lleno en la pelea’. El dato de contexto clave para entender por qué califico de “entusiasta” a este titular tiene que ver con que la misma encuesta reportaba un crecimiento de Humala y un descenso de Toledo (todavía en primer lugar). Con ese crecimiento, Humala pasaba al tercer lugar desplazando a Castañeda, mientras que el crecimiento de Kuczynski lo mantenía en el quinto lugar. En otras palabras, el quinto puesto, y no lo que ocurría entre cuando menos los tres primeros puestos, fue muchas veces la noticia”. (García Llorens 2011b: 296).

Como registró Rivera, este apoyo inicial —así como el dado por Perú.21 a PPK— fue visto como un error. El jueves 7 de abril, Fernando Berckemeyer Olaechea opinó en una columna en El Comercio que era Toledo quien enfrentaría mejor a Humala. Las menciones a Keiko Fujimori eran menores en el diario y se había mostrado equitativamente tanto las denuncias en su contra como sus propuestas. En las postrimerías de la campaña, los editoriales del diario seguían mostrando su interés en la preservación del statu quo: “Sigamos el modelo emprendedor y democrático” (viernes 8 de abril) y “voto por la libertad y el progreso” (domingo 10 de abril).

Sin embargo, la primera vuelta terminó con el resultado más ingrato para muchos. Ollanta Humala terminó en primer lugar, pero sin mayoría necesaria para obtener el triunfo. Por ello, tendría que competir con Keiko Fujimori. Rápidamente, se plantearon dos ejes opuestos: de un lado, evitar el regreso del fujimorismo, para lo cual Humala debía morigerar cualquier propuesta autoritaria; de otro lado, mantener lo básico del modelo económico, lo que motivaba ver a Fujimori como su garante.

Aquella segunda vuelta sería una prueba de fuego para el Grupo El Comercio, de la cual no saldría airoso.