libertades , noticias , sociedad , violencia Sábado, 17 febrero 2018

#NiUnaMenos: 3 lecciones de impunidad que deja la sentencia a favor del agresor de Arlette Contreras

Poco le duró al Poder Judicial su discurso a favor de las mujeres y niñas víctimas de la violencia. La Corte Superior de Justicia de Ayacucho absolvió a Adriano Pozo. Son tantos los casos de agresión que se denuncian públicamente que no te culpamos si no logras identificarlo. Es el hijo de un regidor de Ayacucho que vimos desnudo golpeando y arrastrando de los pelos a Arlette Contreras.

1. Si no te matan, no es intento de feminicidio

El video no es la única prueba que existe contra Pozo. Están los testigos. Uno de ellos es el trabajador de la recepción que acudió a auxiliar a Arlette cuando pedía ayuda a gritos. Su testimonio también aparece en la sentencia:

«Al ingresar a la habitación doscientos cuatro, comenzaron a discutir, logrando escuchar reclamos por parte del joven: ‘Por qué me has traicionado’, algo de infidelidad; como la discusión era cada vez más fuerte, los huéspedes del hospedaje, mediante el intercomunicador le reclamaban que los dejen descansar».

En la sentencia los jueces afirman que no hubo tentativa de feminicidio porque «no se advierte que el encausado haya realizado actos de premeditación, planificación, ideación o efectuado todo lo necesario para cometer el delito». Es decir, solo podría ser un feminicida quien lo planifica. Yia.

Imagen: Andrés Edery

Una caricatura de Andrés Edery de julio del 2016 que pronosticaba lo que sería la sentencia. Imagen: Andrés Edery

Otro de los argumentos en contra del posible feminicidio es que «las lesiones descritas en los certificados médicos no son de naturaleza mortal y no han puesto en peligro la vida de la agraviada«. O sea, lo mismo de siempre: a Arlette debieron golpearla más fuerte para que los jueces crean que Adriano la quiso matar. Quizá esperaban que la dejara sin un brazo.

2. Esto es lo que cuesta agredir a una mujer

Los jueces que votaron a favor de absolver a Pozo de los delitos de tentativa de feminicidio y de violación sexual fueron dos:

  • Karina Vargas  Bejar.
  • Rubén Pantaleón Zegarra Huayhua
Imagen: Corte Superior de Justicia de Ayacucho

Ellos son. Imagen: Corte Superior de Justicia de Ayacucho

El tercer juez, Alfredo Barrientos Espilco, sí quiso imponer una pena para Pozo, pero solo de cuatro años, cuando el Ministerio Público solicitaba 19 años por ambos casos. La sentencia que se aplicará por los votos mayoritarios contiene una reparación civil de 100 mil soles. Eso es lo que cuesta golpear a una mujer con el casi seguro desenlace de un feminicidio. Encima el abogado de Pozo apeló para no pagar ese dinero pues su defendido fue absuelto, o sea, es inocente.

2. Si tu padre tiene poder, no te puede ir tan mal

La portada de La República resume muy bien esta sentencia judicial proveniente desde Huamanga.

Imagen: La República

Un titular ambiguo que explica mucho. Imagen: La República

Jorge Pozo, el padre de Adriano, era regidor de la Municipalidad de Huamanga. Por eso en los videos que los serenos grabaron cuando lo intervinieron, se escucha que el agresor repite constantemente su posición de poder sobre la víctima y sobre quienes intentan detener sus abusos. Los serenos declararon en el juicio y confirmaron las amenazas de Pozo:

«Refiere que el imputado lanzaba amenazas en contra de los serenos, indicando que no sabían quién era él, que su papá era regidor, y que no sabían con quien se habían metido«. – Una agente de seguridad femenina.

«Tenían al joven contra la pared, quien estaba en completo estado de ebriedad, les decía que los iba a botar del trabajo, ‘pobres frustrados’, ‘no saben con quién se han metido'». – Uno de los serenos.

El padre de Pozo siempre lo ha defendido, acusando a Arlette de que es «una señorita que siempre está buscando que su imagen se venda». En su vocabulario, Arlette «pareciera que hubiera provocado esta situación adrede». La avenger Maritza García quedó chiquita. Estamos seguros de que el político hizo hasta lo imposible para liberar a su hijo.