discriminación , libertades , noticias , politica , sociedad , violencia Miércoles, 15 febrero 2017

5 BOMBAS del informe del Sodalicio sobre abusos sexuales a menores que el Vaticano y la Fiscalía deberían leer

Abusadores: Luis Figari. Germán Doig. Jeffery Daniels. Virgilio Levaggi. 

Abusadores: Luis Figari. Germán Doig. Jeffery Daniels. Virgilio Levaggi. Daniel Murguía (caso aparte).

Resulta increíble que el Sodalicio de Vida Cristiana (SCV) haya publicado dos informes acerca de los abusos sexuales, físicos y psicológicos que se cometieron en el interior de esta organización desde su fundación hasta principios del 2000.

El documento, que cuenta con más de 245 testimonios, fue encargado a tres expertos el año pasado. Ellos son (según la ficha de los informes):

  • Kathleen McChesney. Actualmente es Directora Ejecutiva de la Oficina de Protección Infantil de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos y además fue agente del FBI estadounidense.
  • Ian Elliott: Es presidente de la junta Nacional de protección infantil en Irlanda. Realiza consultorías de este tipo en distintos países, como Irlanda, Australia, India y en el Reino Unido.
  • Monica Applewhite: Es consultora para la Conferencia de Superiores Mayores de Hombres de los Estados Unidos y ha desarrollado e implementado programas de protección infantil para numerosas organizaciones religiosas y seglares.

Si bien los informes no son de carácter judicial, hace bien el Sodalicio en publicarlos y reconocer que existen víctimas abusadas en su organización. Y hacen bien en declarar que la investigación llevada a cabo por los expertos será enviada a las autoridades correspondientes. O sea a la Fiscalía.

Pero ¿Qué es lo que contienen estos documentos?

Son dos. Uno está dedicado exclusivamente a los abusos físicos y psicológicos cometidos sobre todo en periodo de retiro sodálite en la casa de San Bartolo y el otro se dedica específicamente a tratar los casos de abusos sexuales. Los investigadores entrevistaron tanto a las víctimas que denunciaron como a los abusadores señalados (no se comprende a todos).

Hay relatos que perturban por su crudeza, sobre todo en la investigación dedicada a las víctimas del fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari. Sin embargo, no es lo único que resalta del informe, por eso hemos dividido en cinco los relatos y vivencias en el Sodalicio que más debería llamar la atención de las autoridades judiciales y eclesiásticas.

1. Luis Fernando Figari

El fundador del Sodalicio es un capítulo crucial en el informe porque reconoce a las víctimas y las vejaciones que Figari cometía contra estas. Lo citaremos tal y como aparece en el documento:

  • «Actos múltiples de sodomía de un menor y de un adulto joven.
  • Abrazos sin ropa y tocamientos, tocamientos, manoseo de los genitales y yacer juntos en la cama.
  • Ordenar a grupos de aspirantes a desvestirse frente a los demás; ordenar a dos aspirantes a desvestirse y tocar los genitales del otro.
  • Indicar a un hombre que le besara el pene.
  • Indicar y observar a un sodálite filmar a sodálites jóvenes en ropa interior o traje de baño.
  • Forzar repetidamente a un hombre a colocar su mano dentro de la ropa de Figari cerca de su área genital.
  • Forzar a muchos hombres jóvenes, en diferentes momentos, a poner sus manos en su estómago dentro de sus pantalones o camisa durante largos periodos de tiempo, como cuando veían una película».

1975

Figari abusó de un joven de 15 años en repetidas oportunidades. La investigación recoge la declaración de la víctima:

“No tenía a quién acudir cuando me di cuenta de que Figari estaba abusando sexualmente de mí… Yo era joven y él era demasiado importante y poderoso como para acusarlo… He vivido con esta experiencia por más de treinta años. No desaparece”.

Las víctimas han relatado que Figari decía que las dinámicas para desvestirlos y tocarlos eran parte de sus «poderes místicos» o para saber si «eran homosexuales».

“Un día Figari me llamó a una habitación de su casa… Figari me dijo que me quitara toda la ropa y que me acostara sobre la cama. Yo tenía miedo, así que hice lo que dijo. Entonces, Figari llamó a otro aspirante a la habitación y le dijo que se quitara la ropa. El otro aspirante hizo lo que se le indicó, pero antes de estar completamente desnudo Figari le dijo que se detuviera… Esto fue una experiencia muy humillante para determinar si éramos homosexuales”.

Además, mostraba pornografía a los jóvenes y los obligaba a que lo acompañen a comprar revistas de este tipo en kioskos.

“Figari me llevó a su dormitorio y me mostró pornografía – fotografías de hombres desnudos… Esto fue aproximadamente en 1978. Por esos años, otro hermano me contó que él de vez en cuando llevaba a Figari a kioscos para que Figari pudiera comprar pornografía”.

2. Germán Doig

Doig fue el segundo al mando después de Figari. Murió en el 2001. El informe reporta denuncias contra Doig entre 1983 y el año 2000 por abusar sexualmente de 5 menores de edad, cuatro varones y una mujer.

«Los abusos a menudo ocurrieron bajo prácticas de ejercicios de yoga que Doig conducía en privado en su habitación. En otras ocasiones, según testimonios, Doig se volvía cada vez más “afectuoso” con la víctima y la llevaba hacia un encuentro sexual. Una víctima adulta reportó que fue sexualmente abusado por Doig y Figari, aunque no al mismo tiempo».

Una de las víctimas de Doig declaró que:

“Después de estar con él yo llegaba a casa a llorar… No entendía lo que me estaba ocurriendo, sentía confusión, incomodidad, suciedad y culpa, pero a la vez era mi dependencia de él la que me hacía sentirme sin posibilidad de hacer algo al respecto”.

En el 2008, una acusación contra Doig se hizo formal ante Luis Figari, la doctora Rocío Figueroa le dijo que Doig había abusado de una joven de 16 años. Sin embargo, en vez de indagar, decidió tomar represalias en contra de quien había hecho la denuncia y prohibió que se profundice sobre el caso quien fuera su segundo al mando.

Eduardo Regal, quien en ese momento era Vicario general, desobedeció la orden de Figari e indagó más sobre los casos de abuso perpetrados por Germán Doig. Su investigación culminó dos años después y dio a conocer los resultados ante la comunidad sodálite. Sin embargo, en ninguna parte hablaba de abusos sexuales sino de «faltas de Doig a su promesa de celibato».  

3. Virgilio Levaggi

Se trata de un actual funcionario de la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Levaggi ha sido señalado como abusador sexual de al menos un menor de edad y dos adultos jóvenes entre 1977 y 1987.

Cuando la víctima menor de edad le reportó el abuso a Figari, este solo le dijo a Levaggi que deje de hacerlo. Nunca dio información a las autoridades correspondientes. El sodálite, además, amenazaba a sus víctimas si es que hablaban de lo que les hacía.

Otra de sus víctimas dio reporte a Germán Doig, quien le pidió que redacte un informe y se lo lleve a Figari:

“Recuerdo haber escrito mi informe y dárselo a Figari para que lo lea. Figari me dijo que nunca deberíamos volver a hablar sobre esto y entonces le ordenó a alguien encender la chimenea (o él mismo la encendió, no recuerdo)… Figari tomó mi informe y lo quemó”.

Levaggi fue confinado a su comunidad y dejó el Sodalicio en 1987 sin enfrentar ningún juicio por las denuncias de sus vejámenes sexuales.

4. Jeffery Daniels

Sobre él pesan denuncias de al menos 12 jóvenes que fueron víctimas de Daniels entre 1985 y 1997.

“Cuando yo tenía 14 años de edad Daniels se volvió cada vez más amistoso conmigo y me daba el afecto que yo no recibía de mi familia… Sus afectos se volvieron sexuales… Yo pensé que había sido elegido por el diablo para brindarle servicios sexuales a este hombre… Ahora me vienen recuerdos recurrentes…”.

En 1997, después de una denuncia al interior del Sodalicio, Daniels fue confrontado y aceptó que había abusado de tres jóvenes. Tras esto, fue confinado en San Bartolo por un periodo de tres años por órdenes de Doig y de Figari. Después de la muerte de Germán Doig, retiraron a Daniels del Sodalicio y se mudó a Estados Unidos. Nunca se reportó el abuso a las autoridades correspondientes.

5. Abusos físicos y psicológicos

Moroni es el único Superior General del Sodalicio que ha aceptado que dentro de su organización se cometen abusos de todo tipo. Foto: Familia Sodálite

Moroni es el único Superior General del Sodalicio que ha aceptado que dentro de su organización se cometen abusos de todo tipo.
Foto: Familia Sodálite

Según el documento, Figari ha sido señalado como de un perfil sádico. Los entrevistados declararon que parecía que el fundador del Sodalicio disfrutaba viendo sufrir a los jóvenes que aparentemente formaba.

«Un ex sodálite reportó que una vez Figari le quemó el brazo con una vela prendida para que demuestre ser “obediente” y “recio”. Varios hermanos reportaron que Figari deliberadamente le permitía a su perro amenazarlos, incluyendo hacer que el perro muerda a dos de ellos».

Esta es otra de las experiencias que cuentan las víctimas de abusos físicos y psicológicos cometidos por Figari:

“Figari ocasionalmente usaba un pequeño látigo hecho de paja finamente entretejida con puntas de metal para castigar a hermanos jóvenes. A veces Figari indicaba a un hermano que se quitara la camisa y él le pegaba con el látigo, pero, más a menudo, Figari le pedía a un hermano que se quitara la camisa y luego le indicaba a otro de los hermanos que lo golpeara”.

“Figari a menudo me menospreciaba y me ponía apodos… una vez empujó mi cara en un tazón de vinagre”.

“Figari me hizo dormir en el piso de uno de los búngalos en la comunidad durante tres semanas para que yo estuviera disponible para ayudarlo en cualquier momento”.

“Figari repetidamente me llamaba ‘maricón’ y me hizo dudar de mi orientación sexual. Yo asumí que él debía saber más sobre mí que yo mismo porque él era mi guía espiritual… Me confundió».

Como buen amante de la falange española, el fundador del Sodalicio es un consumado racista:

“Figari trató a un hermano que no era ‘blanco’ de manera especialmente mala… Una navidad, Figari le indicó al hermano que colocara adornos navideños en la casa. Cuando Figari vio los adornos, no le gustó como se veían así que comenzó a gritarle durante varias horas frente a los otros hermanos. Eso no estuvo bien”.

Así como estos relatos, hay aún más contra Figari dentro del informe. El más alucinante es este de una víctima que cuenta que el líder del Sodalicio le prohibió ver a su familia. Así como lo leen:

“Como castigo, Figari me prohibió ver a mi familia durante varios años… Yo recuerdo que yo pasaba por su casa y me sentaba al frente en el carro para verlos a través de las ventanas mientras lloraba… Yo pensaba que tenía que hacer lo que sea que Figari me dijera que hiciera».

Pero Figari no fue el único que ha cometido actos de abuso físico y psicológico. En realidad, como se infiere de la información reportada (y como lo venimos diciendo desde hace años) la estructura vertical del Sodalicio es propicia para el maltrato.

“El sodálite más viejo me puso un cuchillo en la garganta y me hincó el pecho varias veces con el cuchillo y me asustó…él también me obligó a comer tazones de sal y kétchup hasta estar físicamente enfermo… él y otros se burlaron de mí…”.

«Cuando me pidieron que golpeara a otro hermano, lo hice porque estaba siendo obediente… eso era lo que hacíamos…”.

*****

A pesar del poder de las experiencias narradas en el documento, no se reconoce a más perpetradores sexuales de los que ya se tenía conocimiento con las investigaciones de Pedro Salinas y Paola Ugaz, ni tampoco dan a conocer los nombres de aquellos que cometieron abusos físicos o psicológicos.

Las estructuras como la sodálite, habíamos dicho, son propicias para el maltrato. Los dos informes, con sus aciertos y sus vacíos, no son suficientes para resarcir a quienes vieron interrumpidas sus vidas, sus sueños y que viven con traumas que les afectan en sus relaciones interpersonales incluso 30 años después.

En el Congreso, el legislador Alberto de Belaunde está juntando firmas para que se abra una comisión investigadora sobre estos hechos.

A la luz de los testimonios publicados por el propio Sodalicio, sería un despropósito que ninguna autoridad del país intervenga a la organización.