fotos , gastronomía , La Bellaca , noticias Jueves, 15 octubre 2015

Bellacada del Recuerdo: Belgravia

Paola Miglio

Periodista de comida y viajes. Frívola. Obsesiva. Ansiosa. Twitter @paolamiglio / Instagram @paola.miglio

Tantas veces fuimos a Belgravia. Tantas paradas hicimos con mi abuelo, mi papá, mis tíos, en busca de ese crocante baguette y ese largo pan dulce que nos encantaba llenar de mantequilla. Volver es como regresar a la infancia. Sí, el lugar no es muy agradable, la mayoría de veces hay cola y mucha gente, y todo deviene en un caos imposible, sin embargo, ese olor a pan recién salido del horno no tiene precio. Ese calorcito que emana cuando lo vierten en las vitrinas. Ese ruido que hacen los bollos cuando caen, uno detrás de otro, hambrientos de queso y jamón, rellenos de miga amable y blanda. Es el Paraíso. Por eso volvimos y arrasamos con una buena dosis de postres vintage y bollería. Acá les contamos qué tal.

Tipo de establecimiento. Panadería y pastelería que no ha sido remodelada en años y años y años.

Estacionamiento. Hay un espacio delante de la puerta con cuidadores. Total, es para comprar y llevar.

Atmósfera. Pueden llegar y no haber nadie, pero ni bien se dan la vuelta hay cola y gente reclamando pedidos por todos lados. Es como que “entra uno y llegan 10 más”. El lugar es bullanguero. Primero tienen que pagar y luego pedir en mostrador: panes por un lado, pasteles por el otro.

Sillas y mesas. No hay. Si quieren comer ahí su pan o empanada, lo hacen parados.

Servicio. A ver, los señores panaderos y las doñas cajeras llevan trabajando ahí años y llega tanta gente que no esperen sonrisas a toda hora. Lo que no significa que al comprar, ustedes no vayan a recibir una acompañada de un gracias. Son buena onda, pero, imaginamos que están hartos de todos nosotros. Sobre todo, porque he detectado cada vez que voy que acá no importa la cola, la gente te atrasa, grita y mete su ticket bien malcriada.

Tamaño de porciones. Todo es versión large.

Petipanes. En serio, he probado varios, y los suyos son los ganadores, un día me armo de entusiasmo y les paso mi receta de sánguches de pollo sin apio y con mayonesa casera. Son panecillos de poca miga, corteza blanda, húmedos y solo con una pizca de dulzor.

Pan dulce largo, estilo baguette. Se parece a los petipanes en sabor, pero es más migoso. El éxito de la casa. Para comerlo solo con mantequilla, de la buena, por favor.

Pan baguette. El que se acaba, de corteza crocante pero no tan gruesa y miga adecuada.

 

Cachito de mantequilla. De terror. Ahí sí no hay salvación a menos que dejen de usar margarina. Se quedó pastoso el paladar de tanta que le ponen.

La bomba. Era mejor. Con más relleno, no tan aplastada. Supongo que no estaba recién hecha. Igual me la comí porque no hay bomba a la que me resista.

Fugazza de cebolla. Ni fu ni fa. Marchita, de cebolla blanca y bastante gruesa.

Caracol. Rico, de masa agradable, nada gourmet. Eso sí: es un caracol común y silvestre con sus toques de azúcar seca encima y pasas.

Relleno de manzana. No sabemos muy bien cómo se llama pero es una suerte de masa que envuelve un menjunje o guisado de manzanas asadas. No es muy dulce, con lo cual tienen un punto a favor, y como estaba recién salido del horno, se ganó nuestro corazón.

Milhojas. O una versión de milhojas con una cantidad salvaje de densa crema pastelera. Crocante, de láminas ligeras. Como repetimos, el estilo es bastante ochentero y da para pasar un buen rato.

Empanadas. Punto fuerte. Se acaban si no llegan a tiempo. Como el baguette y el pan dulce, son de aderezo intenso, con bastante cebolla. Hay de carne, de masa quebradiza y con azúcar impalpable, buen guisado, con pasas y aceitunas (advertimos para que cuando muerdan no se horroricen). La de pollo es también bastante agradable, esta sí es salada y tiene buena dosis de relleno. Están entre mis favoritas de la ciudad. Te las sirven con una rajita de limón y ají.

Tortas. Clásicas, cero innovadoras pero bien hechas, con chantillí casero, son suaves y frescas para el promedio. Además las venden en porciones, por si se les antoja un poquito y no quieren todo el molde.

¿Volvería? Siempre. Por los petipanes, los baguette, las empanadas y hasta por el chancho milhojas de crema pastelera. Ah, en casa compramos ahí la Rosca de Reyes cada 7 de enero y viene con el regalito escondido.

Precio. Los baguettes desde S/. 2.

Hora del baguette. Sale del horno a las 07:00, 12:30 y 17:30 horas.

Dirección. Av. Arenales 2322, Lince / Abre todos los días de 07:30 a 21:00 horas. Las tamaleras también están en la puerta desde temprano. Con eso completan el desayuno.

BELLACOS: 3.5 (se necesita organizar, poner orden y afinar esta importante herencia panadera limeña)

Paola Miglio

Periodista de comida y viajes. Frívola. Obsesiva. Ansiosa. Twitter @paolamiglio / Instagram @paola.miglio