Un primer caso para el Procurador Antidiscriminación

La muerte de Edita Guerrero en medio de insultos racistas ha generado todo tipo de reacciones en la prensa:

Hoy día Fernando Vivas, también aterrado por el caso, ha lanzado una propuesta provocadora:

Frente al racismo, al igual que frente a la inseguridad y frente a la corrupción, no hay que ser estabilizador, sino disruptivo. Hay que tener las agallas políticas para tocar temas que suelen ser tabú en los discursos oficiales. El Ministerio de Cultura, en su área de interculturalidad, quiere tener liderazgo en el tema, pero se limita a hacer campañas y canalizar alertas, pues está desarmado de facultades sancionadoras. Sí las tiene el sector Educación, Trabajo e Indecopi.

Ya es hora de crear una procuraduría antidiscriminación, o empoderar a una oficina con ese fin, para que identifique a algunos de esos tuiteros de marras y enjuicie a alguno, a ver si escarmientan los otros; para que nos regale casos y castigos ejemplares. Ojalá vea cumplirse uno de mis sueños igualitarios: ver presos a esos borrachos soberbios que insultan a los policías cuando los pillan y ver a todas las razas en las páginas de cotilleo social.

Tema complicado. Habría que hilar muy fino para no terminar construyendo una Policía de lo Políticamente Correcto (para eso ya está Twitter). Además que, en realidad, los tuits son un síntoma de casos más profundos, reales y naturalizados de discriminación. Por último, ¿cuántos de estos tuits existen porque los babositos saben que van a provocar escándalo y ser difundidos por los medios?

Pero si esto último es verdad, quizás Vivas tiene razón y el problema es la impunidad. Es decir, te sientes en la libertad de discriminar en un país como éste es porque no existe ninguna sanción. Quizás sí sea saludable una Procuraduría Antidiscriminación.

En estos temas siempre hay más dudas que certezas y hay que hilar fino para no acusar a gente inocente. De hecho, la mayoría de tuits racistas en el caso Corazón Serrano han venido de usuarios con seudónimos evidentes. Muchos de ellos, incluso, parecían haber creado sus cuentas sólo con ese fin (ya las borraron).

Pero hay un caso especial.

Este es un tuit del 2011 de @ChelsLetts. La misma persona que hace unos días tuiteó esto:

Y así como esos dos, hay varios. Demasiados.

Todo indica que, si la chica existe, ha puesto un nombre falso en Twitter. Lo bueno es que, si un futuro Procurador Antidiscriminación quisiera asumir este caso, tendría un hilo de la madeja que jalar: Habla Inglés.

Es como si a) Intentara desprestigiar a Habla Inglés con su racismo, o b) Aprovechara la atención para marketear su página.

Intentamos comunicarnos con la gente de Habla Inglés para ver cuál era la verdad. Sus datos de contacto son públicos y figuran tanto en su página de Facebook como en el registro de su .pe.

Junior Miguel Ramos nos colgó el teléfono hasta tres veces. La última vez, incluso, nos dijo que no hablaría con nosotros «porque tiene exclusividad» con un canal de televisión (¿?). Queríamos preguntarle: ¿Quién es Chelsea Letts? ¿Existe, trabaja para él? Nos dijo que no existía en esa empresa. Entonces, ¿por qué consistentemente envía mensajes racistas desde el 2011, mezclados con tuits publicitando la empresa? ¿Es una retorcida estrategia de márketing? Si se abre la Procuraduría Antidiscriminación, ya tienen un caso.