arte , sociedad Domingo, 9 noviembre 2008

La polémica de la censura a los santitos calatos

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Ya es más o menos conocido que el viernes la municipalidad de San Isidro clausuró la galería Vértice porque «no contaba con licencia de funcionamiento«. Se estaba presentando la muestra «La Migración de los Santos». Sobre el tema dijo El Comercio:

Esto ocurre cuando faltaba apenas dos días para concluir el período de la muestra donde observamos a Sarita Colonia, Santa Rosa, San Martín de Porres y al Señor de los Milagros en un tono kitsch y en ropa interior, con la finalidad de mostrarlos frágiles y vulnerables ante el mundo. Esto desató la ira que fue plasmada en cientos de correos electrónicos. Para muestra un botón: http://www.fatima.org.pe/contentid-232.html.

Al parecer la Municipalidad cedió ante el puritanismo de un grupete de extras de la última película de Josué Méndez (lo de la licencia, en una galería que tiene casi dos años funcionando, huele a excusa). Muy mal, por supuesto. Pero quizás también cedió la artista.

Cristina Planas dijo en una entrevista que quería la muestra «resaltara el valor de la religión» y hasta que «su madre es muy creyente». Lo que no tiene nada que ver con nada. Tal vez era una forma crear una empatía con los vecinos. Pero no ha funcionado. Uno de los comentarios de la entrevista es del conocido blogger conservador Guille da Maus:

Me parece más bien una burla por parte de la artista que diga que quería «mostrar el valor» de la religión. Claramente sus obras subvierten su valor al anteponer y dar predominancia a lo «carnal». O la señora Planas ignora lo que es la religión y la devoción hacia los santos, o pretende burlarse de ella, aprovecharse de un ingenuo libreexpresionismo para seguir jugando con la provocación. Lamentable

Guille, me parece, olvida que da lo mismo si se trata de una obra honesta o caletamente trasgresora. Eso es «verdad subjetiva», como diría Nakasaki. La cosa es que la Municipalidad, parte del Estado laico peruano, utilizó una leguleyada para impedir el ejercicio de la libertad de expresión dentro de un ámbito privado. Si eso no es suficiente escándalo…

Blog: Sobre el clasismo dentro del catolicismo (Palabras van y vienen)
Blog: Otra estúpida, contraproducente censura (Gustavo Buntinx)

P.S.: La dueña de Vértice cuenta que mientras cerraban su galería los católicos celebraban «un acto de reparación» en una iglesia.

P.P.S.: Los católicos ofendidos tienen su respuesta. Del blog de Luis Aguirre:

Hay un comentario que leí por ahí que me pareció muy lógico. Dice lo siguiente, parafraseo: «¿cómo así me piden respetar el arte cuando los artistas no respetan mis creencias?». Muy cierto. Súper cierto. 100 bonus points. La respuesta es así: no, nadie pide que respetes el arte. Es más, nadie pide que respetes nada. Tu irrespeto es ilimitado, sin fronteras y puede contener toda la ira y el desprecio de lo que tu cerebro es capaz. Solo hay una restricción: cumplir la ley, escritas, aunque te parezca increíble, por los hombres, que pensaron cosas muy diferentes a Dios. Por lo tanto, no puedes ir a una galería de arte y quemar aquello que te parece ofensivo y que no respetas. Serías detenido por eso. Pero sí puedes decir y escribir sobre el arte todo lo que tú quieras. O, mejor, tú misma podrías ser una artista religiosa y dedicar tus obras al Señor, obras que, claro, lo respeten. Dudo mucho que le importe, pero bueno, eres libre. ¿Y sabes qué? Esa libertad de expresarte no te la dio Dios: te la dieron los hombres. Te la han dado todos los hombres inteligentes que ha habido en el mundo y que comprendieron que hay que tolerar la existencia hasta de las ideas más estúpidas, aunque eso no signifique que haya que tolerar que pasen piola sin que digamos algo sobre ellas. Porque si por Dios fuera Vértice hubiese sido quemado al igual que quemó Sodoma porque algunos hombres usaban su pene para satisfacer por el ano a otros. Muerte para los sodomitas, o sea, para los que ofenden. Tú no respetas cierto arte. Yo no respeto la religión. Y nos vemos en el ring de las ideas.

Y Choledad Privada emprende una campaña contra las truzas.