sociedad Viernes, 14 septiembre 2007

La fábula de Tambogrande

tambolimon.jpgA medida que se acerca el domingo, día de la consulta popular en Majaz, la cosa se pone más y más caliente. Me recuerda a Tambogrande:

Érase una vez un valle limonero muy caluroso y muy bonito. Se llamaba Tambogrande y estaba sentado, literalmente, sobre un valle de oro. 

Por supuesto, un día Fujimori decidió entregarle el valle a una minera y ahí saltaron todos. ¿Se acuerdan del rollo de que el limón peruano y el ceviche iban a desaparecer gracias a la mina y blablablá? Pues exageraban un poco, pero sí era verdad que el ecosistema de Tambogrande era muy frágil (conozco de cerca a un ingeniero agrónomo que estuvo elaborando el Estudio de Impacto Ambiental para la minera hasta que renunció cuando, según me cuenta, empezaron a «retocar» el informe).

En fin. Entonces, en el 2002, sucedió lo mismo que se espera que suceda ahora: el rechazo popular largó a la impopular compañía minera (que jugó muy, muy sucio). Venció la agricultura. Todos muy felices y muy verdes. Cinco años después, los mineros informales han invadido y contaminado Tambogrande hasta tal punto que, según el último informe (pag. 45 – 47) de la Defensoría del Pueblo sobre conflictos sociales

…la presencia de la minería artesanal está produciendo una serie de cambios en la estructura económica de los distritos debido a que algunos están pasando de la agricultura a la minería artesanal. Además de los riesgos que se tienen debido a la manipulación de sustancias nocivas (cianuro), los riesgos de contaminación ambiental y la posible afectación de las infraestructuras de riego.

La Defensoría, a la que nadie puede acusar de prominera o proempresarial, ha detectado niños con infecciones dérmicas producto del cianuro y el mercurio. Además, informa que en el último mes se han detectado y cerrado 17 pozas clandestinas en las que trabajaba un centenar de personas.

De hecho, según un ex alcalde, existen 4 mil mineros ilegales en Tambogrande (aunque Del Castillo se pone aspavientoso y dice que son 15 mil). Sea como sea, es evidente que el remedio resultó peor que la enfermedad.

Moraleja: La vida no es en blanco y negro: es gris. Pero en este país más parece ploma.