blogs , historia , sociedad Sábado, 24 marzo 2007

¿Por qué perdimos la guerra con Chile?

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Bandera chilena ondeando sobre el entonces «Palacio de los Virreyes», Plaza Mayor de Lima, 1881.

Hace días que quiero recomendarles otro de los imprescindibles posts de Martín Tanaka: Perú, Chile y los legados de la Guerra del Pacífico.

Basado en historiadores «chilenistas» (no chilenos ni filochilenos), Martín señala que el Chile de entonces no era el del mito resentidón con el que hemos sido criados: un exitoso «Estado nación consolidado», que venció sin problemas a su vecino del norte, un Perú fracasado como proyecto y dominado por unas «élites indolentes».

Para ir liberándose de complejos, recomiendo leer el post completo (que incluye, a su vez, recomendaciones a otros blogs y a libros -los verdad, de papel-), pero como el texto es tan bueno y, además, quiero estar a la moda, voy a plagiarme estos tres precisos parrafazos:

Diría que esa es la imagen que la historiografía nacionalista chilena ha construido como parte de su «versión oficial» (no es lo que dice la historiografía chilena más seria) y que absurdamente los peruanos repetimos, creo que por ignorancia y porque empata muy bien con nuestra «idea crítica nacional», la del mendigo sentido en un banco de oro, sometido por poderosos intereses extranjeros y por unas élites indolentes, del que todos se aprovechan. Esta imagen surge en el Perú de los historiadores de inicios de siglo XX, que reflexionan desde el trauma de la derrota, y se consolida bajo la influencia de los historiadores marxistas-dependentistas en décadas recientes. (…)

¿Por qué perdimos la guerra? Yo no creo que haya que rebuscar en explicaciones alambicadas y poco sustentadas sobre la constitución nacional de los países. Si bien soy sociólogo, creo que las explicaciones sociológicas deberían venir después de las militares, si y solo solo si es que resultan insuficientes. Creo que la explicación es simple: las fuerzas armadas chilenas eran más profesionales y estaban mejor equipadas, punto. Y esto era consecuencia de su mayor desarrollo relativo. No tiene nada de raro que el más fuerte venza en una guerra. Aunque quizá en menor medida que Bolivia y Perú, Chile también tenía problemas de divisiones políticas, inestabilidad, crisis económica, desintegración nacional. En realidad, ganar la guerra fue decisivo para enfrentar estos problemas; Chile logra un despegue económico con los recursos salitreros y para construir su discurso nacional. Nosotros, que perdimos, retrocedimos, por supuesto, en lo avanzado, y perdimos la oportunidad que nos hubiera dado ese recurso, extender la prosperidad del guano. Y construimos una narrativa nacional derrotista, victimizada.

Creo que nuestra autoestima nacional quedó mellada porque, en vez de pensar que perdimos porque el otro ejército era superior, nos quedamos con la idea de que perdimos porque fracasamos como Estado nación, porque no estábamos integrados, todo por culpa de unas élites irresponsables, sin considerar que en Chile la situación no era tan distinta, en realidad. Lo que pasa es que este discurso servía bien como crítica a las élites oligárquicas tradicionales, es decir, era un argumento político. En esta línea se ubicaron pensadores tan insignes como González Prada, Belaunde, Basadre y muchos otros. El problema es que esta denuncia terminó traduciéndose y popularizándose como un discurso doliente y depresivo, que pierde filo crítico.

Blog: Poetas chilenos y peruanos leyeron en el Huáscar (pospost)

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