corrupción , denuncia , Descreídos , internacionales , noticias Jueves, 6 abril 2017

Esta es la denuncia internacional contra un evento respaldado por el Ministerio de Cultura

El año pasado, el espacio de divulgación científica que promovemos, conocido como Manzana Escéptica, alborotó el cotarro de la Física peruana al denunciar a un divulgador que se atribuía un status académico del que carecía. Ese hecho puso sobre el tapete que a las tradicionales dificultades de hacer ciencia en el Perú (poca gente, poco presupuesto), se sumaba la aparente facilidad con la que personas inescrupulosas podrían fungir de representantes de comunidades científicas y lucrar con la organización de actividades relacionadas. Pues bien, resulta que poco antes de exponerse el mencionado caso, había ocurrido algo similar ya no en el ámbito de la Física, sino de la Paleontología. Los testimonios y las evidencias han ido acumulándose en los meses transcurridos, y en virtud de ello cedemos este espacio para publicar una colaboración sobre el tema.

Escribe: Julia V. Tejada Lara
Departamento de Paleontología de Vertebrados (Museo de Historia Natural, UNMSM)
Division of Vertebrate Paleontology (American Museum of Natural History, New York)
Department of Earth and Environmental Sciences (Columbia University, New York)

El Perú, heredero del imperio prehispánico más importante de Sudamérica, de geografía y biodiversidad extraordinarias y orgullo gastronómico de las Américas, es el país que muchas personas alrededor del mundo sueñan conocer. Ese fue el sentimiento que miembros de la comunidad latinoamericana de paleontología expresaron al nombrar a Lima como sede de su noveno congreso. Desafortunadamente, lo que comenzó como una gran ilusión para muchos, terminó en una gran desazón y con cientos de intelectuales extranjeros estafados y burlados.

Efectivamente, del 20 al 24 de setiembre de 2016 se realizó en Lima el IX Congreso Latinoamericano de Paleontología. La batuta le fue entregada tres años antes en México a Carlos Vildoso, único peruano asistente de aquel evento, director de la empresa (de tipo asociación civil) con aparente nombre académico “Instituto Peruano de Estudios en Paleovertebrados”.

Aunque el Sr. Vildoso es un completo desconocido en el ámbito académico, sí es tristemente conocido en simposios de ética profesional como un representante del intrusismo paleontológico en el Perú (ver denuncias de Gutiérrez-Marco y colegas, adjuntas a la presente nota).

A pesar de la por lo menos nebulosa reputación de Vildoso, este fue respaldado por un representante del Ministerio de Cultura (ente rector de la paleontología en el Perú y coorganizador del evento), a quien se le asignó la “Presidencia de Ética y Normativa” (Blgo. José Apolín). El Ministerio de Cultura, en un acto de suprema benevolencia, cedió las sedes del Museo de la Nación para el desarrollo del evento, lo que le ahorró al presidente del congreso (es decir, al Sr. Vildoso) el rubro más costoso de la organización.

Una mala impronta

A los vergonzosos detalles del evento (aunque ciertamente no todos) que ya han sido denunciados en varios medios de comunicación y medios sociales, se suma ahora el valioso testimonio de uno de los afectados, el estudiante mexicano Nelson Valdés (ver testimonio: documento 1).

En resumen, Nelson y muchos otros participantes denuncian un mal manejo de los fondos del congreso, que perjudicó económicamente a numerosos miembros de la comunidad paleontológica internacional.

  • Por ejemplo, asistentes informan haber pagado por salidas de campo que no se realizaron y por servicios y artículos que nunca recibieron (ver documento 1).
  • Además, los participantes indican no haber recibido comprobantes de pago. Esto sin contar el tiempo perdido para los asistentes (aún más valioso que el dinero para un investigador), pues muchos períodos programados con charlas se encontraron vacíos ante la falta de asistencia de investigadores listados como exponentes.

Sí, reconocidos investigadores fueron invitados a participar del congreso, y a pesar de habérseles prometido pasajes aéreos a Lima, los mismos nunca llegaron.

Se incumplieron así los ofrecimientos hechos tanto a los invitados como a los asistentes, que esperaban presenciar exposiciones magistrales (ver correo de un investigador afectado: documento 2).

A todo esto, del paradero del flamante presidente del congreso, nadie sabía nada. Este se presentó sólo a la clausura del evento y no fue capaz de explicar a dónde fue a parar todo el dinero de las inscripciones, si este no se gastó ni en pasajes a invitados, ni en libros impresos de resúmenes, ni en el alquiler de un local de convenciones, etc. Ante la indignación expresa de los participantes, apenas repetía la frase “Mea culpa”.

Los participantes, varios meses después del evento, ya ni esperan la devolución de su dinero, pero sí una investigación y auditoría del evento. Hay tres puntos clave aquí:

  1. Los distintos pagos del congreso (inscripciones, salidas de campo, etc.) se hicieron a la cuenta bancaria personal de Carlos Vildoso (ver correo con datos para el depósito: documento 3).
  2. El dinero recibido de las inscripciones ni siquiera tuvo que ser utilizado para el pago del local, pues el Ministerio de Cultura cedió la sede (ver estimación de lo recibido por Vildoso).
  3. Los participantes siguen esperando sus recibos de pago para justificar los gastos en sus respectivas instituciones.

Nelson Valdés también proporcionó un correo electrónico (ver documento 4) enviado por uno de los organizadores del evento (Dr. Jean-Noel Martínez, Universidad de Piura) a algunos participantes, en el que pide copias de los vouchers de pago para presuntamente iniciar una auditoría del evento. De aquella supuesta investigación, ningún resultado ha sido hecho público. ¿Cuál es la suma exacta que Vildoso recibió? (ver estimación más abajo).

Señor Ministro de Cultura, ¿sabe usted lo que avaló y ocurrió en su institución?

¿Sabe usted que esta situación socava la confianza y hasta ahora cordiales relaciones internacionales entre colegas paleontólogos?

Este vergonzoso evento entorpece el avance de la paleontología (ciertamente nada le suma) y podría tener un efecto negativo para futuros eventos paleontológicos o de otra índole que se quieran desarrollar en el Perú.

¿Hasta cuándo el Sr. Vildoso seguirá dejando mal parado el nombre del Perú?

¿Qué más tiene que hacer para que se le ponga freno y se le investigue?

Aún no perdemos el optimismo, y esperamos que en nombre de la verdad y la transparencia de su institución, se haga una investigación seria y objetiva del evento. Finalmente, convocamos a más participantes a seguir dando sus testimonios.

Sin duda, los cómplices más despiadados de la injusticia y de todas las aberraciones que suceden en el mundo son la indiferencia y el silencio. Por ese silencio, el Sr. Vildoso, así como otros más, van por la vida impunemente manchando honras y haciendo aún más difícil el desarrollo de la ciencia en nuestro país.

El Ministerio de Cultura debería hacer un seguimiento mínimo de los organizadores de eventos auspiciados por el despacho. Los daños de imagen por este accidentado evento del año pasado serán difíciles de subsanar.

El Ministerio de Cultura debería hacer un seguimiento mínimo de los organizadores de eventos auspiciados por el despacho. Los daños de imagen por este accidentado evento del año pasado serán difíciles de subsanar.

Estratificación de los hechos

Incumplimientos

  1. Renombrados paleontólogos extranjeros, invitados a liderar simposios y dar charlas magistrales, no recibieron sus prometidos pasajes aéreos a Lima. Consecuentemente, no participaron del congreso como fue publicitado en las circulares previas al congreso. Estas ausencias provocaron vacíos en el programa del congreso.
  2. Los asistentes que esperaban la participación de estos investigadores (parte del gancho para la aumentar la asistencia al congreso) no recibieron lo que esperaban.
  3. Con el mismo propósito, se prometió sortear 30 pasajes aéreos y estadías en el Cusco por cuatro días, todo pagado, incluida visita a Machu Picchu. Sin embargo, los ganadores nunca recibieron lo prometido (ver correo de justificación del incumplimiento: documento 5).

Estafas

  1. Muchos participantes (incluidos estudiantes) pagaron por la inscripción completa (US$ 300) para recibir beneficios específicos (transporte de y hacia el local del evento, programa impreso, etc.), que nunca fueron otorgados (ver documento 1).
  2. Se hicieron pagos por salidas de campo que no se llevaron a cabo (ver documento 1).
  3. Los pagos se hicieron a la cuenta personal de Carlos Vildoso (ver documento 3).

Otros detalles

  1. El costo de inscripción al congreso para profesionales fue de US$ 300 (lo que Nelson Valdés indica haber pagado en su testimonio). Según el calendario de eventos del Buró de Convenciones y Visitantes de Lima, el promedio de participantes de este evento fue de 450 personas. Asumiendo que sólo participaron 225 personas (mitad de lo previsto) y que en promedio pagaron US$ 200, un cálculo sencillo nos indica que el monto mínimo recaudado sólo en inscripciones habría sido de US$ 45 000. Esto sin considerar el ingreso por salidas de campo y el apoyo económico de los sponsors listados (Empresa de Transportes Flores, Vidaurre Exploradores y Prospectores, Museo Andrés del Castillo, LATAM Airlines, Universidad Alas Peruanas y otros dos logos ininteligibles en el libro virtual de resúmenes del congreso). Vildoso adujo que los sponsors le fallaron y que tuvo que cubrir cuantiosos gastos del evento. ¿Cuáles? Y si los sponsors fallaron, ¿por qué sus logos aparecen en el documento de resúmenes del congreso? ¿Por qué no se informó de esto a los participantes con anticipación? Además, Vildoso se ahorró lo más costoso en la organización de un evento, como es el local, pues el Ministerio de Cultura lo cedió.
  2. No se entregaron recibos de pago.
  3. No se hizo una auditoría del evento.
  4. La página web del evento fue eliminada, como todas las páginas en las que se publicitaba. Afortunadamente, de todo ello hay registro.

Nota: en los documentos probatorios (del 1 al 5), que se pueden descargar aquí, se han eliminado los correos electrónicos para proteger la privacidad de las personas.