El Langoy Lunes, 26 agosto 2019

Entrevista a la Directora Peruana Melina León de Canción sin Nombre, «Escapar del Pasado es Imposible»

Hace algunos días durante el Festival de Cine de Lima 2019, Alejandra Bernedo tuvo la oportunidad de conversar con la directora peruana Melina León, sobre su última película «Canción sin Nombre»

Aquí la entrevista, también la hemos dejado transcrita para que la lean.

Alejandra Bernedo: Estamos conversando ahora con Melina León para El Langoy, directora de Canción Sin Nombre, una de las películas peruanas que está en competencia en en el Festival de Cine de Lima y estuvo recientemente en el Festival de Cannes también. Vamos a hablar de esta cinta que ha llamado tantísimo la atención al público, no solo a ver tu película, sino a acercarse al festival. Cuéntanos cómo es que aparece la historia de Canción Sin Nombre en tu vida y por qué decides llevarla al cine.

Melina León: Hola Alejandra. Mucho gusto y muchas gracias por tenerme en el programa. La historia apareció cuando yo estaba viviendo en Nueva York, estaba estudiando Cine, una maestría dirección en la Universidad de Columbia. Un día, mi madre me cuenta que mi padre había recibido una llamada telefónica de una mujer joven francesa, que lo llamó muy temprano por la mañana para agradecerle por unos artículos que él había escrito 30 años atrás, en los que él daba cuenta del tráfico de niños que se vivió en el año 1981, venta de niños por $16 mil cada uno a europeos que estaban interesados en adoptar. Y entonces, esta mujer había querido conocer a su madre biológica, había regresado a Perú, y se había dado con la realidad, que ella nunca fue dada en adopción voluntariamente, sino que había sido robada, y esto lo descubrió a través del relato de su madre, por supuesto, pero también a partir de estas crónicas que mi padre había desarrollado. Entonces, para mí fue muy sintomático cómo, por más que uno quiera escapar del pasado, es imposible. El pasado va contigo, tu país o tu origen va contigo a donde vayas, y por eso decidí escoger esta historia para mi primer largometraje.

Alejandra Bernedo: Es una historia que nosotros sentimos que tiene tanto un valor emocional como informativo, porque nos habla mucho del trabajo periodístico, por la conexión con tu papá, pero también decías que con el pasado. ¿Es por eso que tiene el uso del blanco y negro? ¿Para trasladarnos a un periodo?

Melina León:  Sí, el blanco y negro funciona. Es una de las formas que elijo yo para trasladar al espectador a los años ochenta, sin duda. Lo otro es que en esa época las fotos todavía no se imprimían en color. Se imprimían en blanco y negro. Mi recuerdo de la época es un poco el recuerdo de esas fotografías de los periódicos. Salían todo el tiempo las torres eléctricas derrumbadas, los muertos, las fosas comunes, en fin. Todas las tragedias estaban fotografiadas en blanco y negro. Entonces, me pareció muy apropiado.

Alejandra Bernedo: A nivel cinematográfico, la percepción visual que nos da el blanco y negro también hace notar mucho más las facciones, concentrarnos mucho más en la parte simétrica en los encuadres, porque el color suele jalar un montón. El blanco y negro nos centra más en el concepto, en la narración y aporta en la parte fotográfica. ¿Ustedes, con el director de fotografía, habían pensado eso?

Melina León: Fíjate que nunca discutí esta cualidad gráfica del blanco y negro con Inti, pero yo supongo que él sí, tremendo director de fotografía… Yo había escuchado en una entrevista que le hicieron a Christopher Nolan -su primera película fue en blanco y negro- y él dijo que en efecto él quería tener un estilo para su primero largo, destacarse por tener un estilo visual, y que el blanco y negro te permite eso, enfocarte en las líneas, en las formas. Todo eso es expresivo, es pura imagen, y eso es el cine. No es que podamos dividir la imagen y el contenido. El contenido es la imagen. Entonces, desde ya, desde tomar una elección así, estás diciendo «me estoy preocupando, este es mi medio, con esto es con lo que yo cuento para contar».

Alejandra Bernedo: Esa es la impresión que me queda luego de ver Canción sin nombre, que era un trabajo muy cinematográfico, trataba de albergarse en la capacidad que tiene el cine de comunicar con todo, con la imagen, con el sonido, el balance de silencios con el sonido diegético, con la música. ¿Cómo se hizo esto de utilizar tanto los silencios? La película empieza con el silencio.

Melina León: Yo creo que hay mucho que agradecer a Inti Briones, que vino con toda su experiencia y toda su confianza en la imagen. Él sabía que al enfrentarse a una directora que estaba haciendo su ópera prima, su primer defecto -el primer defecto que tenemos los de poca experiencia- es tratar de explicar las cosas, para que no vaya a ser que el espectador se quede en nada, que no entienda. Él sabía que esta directora iba a tener ese defecto, entonces él nos animaba mucho al decirnos «esto ya está, esto ya se contó, con esto basta». Entonces, analizamos el guion antes de rodar y muchas escenas, las quitamos, lo cual nos ayudaba en la producción también. Todo tiene su lado práctico… Recuerdo una escena que a mí me gusta mucho cómo quedó, entre el periodista y este affaire que tiene con el cubano, y en ese momento de la película todavía se está iniciando. Recuerdo que en el guion teníamos un enorme monólogo del cubano que contaba una historia, que la historia era divina, pero claro, Inti me dice «Esto de acá en imagen va a ser eterno.¿Qué te parece si él le enciende un cigarro?»… «Oh, bueno, tienes razón». Sin palabras, de manera muy concisa, presenciamos una seducción.

Alejandra Bernedo: Me gusta mucho cómo se ha podido narrar sin usar palabras. Lo hemos encontrado en varias cintas. En el Perú, no siempre. ¿Tienes alguna influencia para hacer este tipo de trabajo? Has sido comparada -y creo que lo has mencionado- con Bela Tarr. ¿Qué otros directores te han marcado la pauta?

Melina León: Estuvimos viendo películas mientras hacíamos la pre producción. Vimos películas de Andrey Zvyagintsev, el director de Loveless. Mucho cine asiático. Jia Zhangke nos influenció mucho. Las primeras películas de Zhang Yimou… Recuerdo mucho la historia de «Qiu Ju», esta mujer que toda la película se la pasa reclamando por su marido, porque le habían pegado unos policías en los genitales. Directores coreanos, como el que acaba de ganar la Palma de Oro. Tenemos mucha influencia del cine asiático que tiene la imagen como gran aliada. El neorrealismo italiano también, en el uso de no actores o actores no profesionales y combinar. Muchísimas influencias, pero yo marcaría esas dos.

Alejandra Bernedo: Mencionando el trabajo entre actores no profesionales y actores. ¿Cómo ha sido esa parte del trabajo de dirección actoral? ¿Cómo los has vinculado?

Melina León: Tuve la ocasión de trabajar con los protagonistas. Nos hemos conocido, nos hemos hecho amigos antes del rodaje. Claro, había que limar algunas asperezas, porque ellos tienen una técnica, un modo de hacer las cosas al cual están acostumbrados, pero por suerte tuve la apertura mental, el compañerismo, la gracia de Tommy Párraga para hacer sentir a los otros actores que no eran profesionales que estaban haciendo un buen trabajo. Básicamente es eso, ofrecer su amistad y también ver que estaban haciéndolo divinamente, que le estaban dando una emoción auténtica. Eso fue fantástico de parte de Tommy. Y los actores naturales, un valor tremendo; contarles cómo iba a ser la experiencia… Muchas veces contábamos con cámaras, camaritas chicas aunque sea, pero se las poníamos cerca, para ver cómo se sentían, para ver si la miraban, Si les llamaba mucho la atención, y por suerte, ninguno.Les podíamos poner la cámara en el ojo y ellos seguían concentrados en lo que tenían que hacer.

Alejandra Bernedo: La actuación de Pamela nos ha encantado también. Es una de las candidatas que suena más fuerte para mejor actriz. Pamela ha tenido una transformación física notable, eso es algo que siempre le comentan. ¿Cómo ha sido el trabajo con Pamela?

Melina León: Pamela ha aportado muchísimo a la película. Ojalá que se lleve el premio, sería muy muy merecido, no solamente por su transformación física sino por su enorme esfuerzo en manejar el lenguaje de la manera que Georgina hubiera manejado. Ella es una antropóloga, entonces, querámoslo o no, los que hemos pasado por una universidad añadimos a nuestro vocabulario sin querer queriendo palabras que una persona que no ha pasado por la universidad no utiliza. Ella hizo mucho trabajo para olvidarse de esas palabras. Ella, de alguna manera, estaba representando a toda la generación de su madre, que fue la generación migrante. Ella vino a Lima muy bebita, y su vida es además una muestra de que se pueden hacer muchas cosas. Ella está orgullosa de ser andina, de su cultura, de Ayacucho, fascinada, enseñando y aprendiendo, tanto como buena antropóloga y como buen ser humano inteligente. Está feliz de que gracias a esta película podamos viajar. El espíritu de ella es enorme.

Alejandra Bernedo: Tú tienes claro que la historia es de Georgina, y cerca, no sé si en segundo plano o mismo nivel, está la del periodista. Comentabas en una charla aquí en el festival con mujeres directoras, que hubo una pequeña reformulación con el coguionista porque él iniciaba escenas con el esposo de Georgina que no es protagonista.

Melina León: Sí, él es Michael White, un amigo muy querido de Nueva York. Sin querer, estaba actuando de un modo machista, porque teníamos claro que la protagonista era ella, Georgina. Pero naturalmente, para él, se identificaba muchísimo más con el esposo. Las primeras versiones del guión las escribía él. Yo le contaba lo que quería que suceda. Las oraciones comenzaban con el sujeto de Leo. «Leo hace esto», «a Leo le pasa esto», y luego entraba Georgina, y yo dije: «aquí no vamos a llegar a ninguna parte». El sujeto activo es Georgina y Leo es un personaje secundario. Es un personaje muy importante, hermoso, pero nuestra relación tiene que cambiar. Me di cuenta de que yo tenía que pasar a tomar la batuta en la escritura y trabajar con él como una persona que me daba la retroalimentación.

Alejandra Bernedo: Los que escribimos crítica hacemos lecturas que me pregunto siempre si es que ha sido lo que el director ha pensado o si estamos volando. En la película, siento un montón de dualidad. Hay un personaje femenino y uno masculino; él viene de clase media y ella de una clase marginada; ella representa la provincia y él la capital; hay una parte emotiva y una informativa. ¿Tú lo habías pensado así?

Melina León: No había pensado en lo que dices de primera mano. Primero uno se lanza a contar lo que tienes que contar, pero luego te vas dando cuenta de qué has hecho y vuelves a reescribir, por supuesto. Ahí sí que me di cuenta de que había un gran potencial filosófico en la película de observar la dualidad en todo, como a veces el mismo personaje actúa de manera transparente y corajuda, pero el mismo es también cobarde y sombrío. Todo tiene una doble cara, un trasfondo, es un poco eso el blanco y negro. Eso me enamoró mucho del guión y por eso tenía especial placer en que la dualidad esté presente. Qué bonito lo que me mencionas.

Alejandra Bernedo: En el Perú tenemos la historia de un mundo dual. Tal vez lo llevamos dentro y no nos damos cuenta.
También te quería preguntar por el tema de la música. ¿Cómo es que llegaron a Pauchi Sasaki? Su música juega un rol muy bonito y sutil.

Melina León: Pauchi es una amiga de muchos años. Yo he visto toda su evolución. La conocí el año 2006 en San Francisco. Nos fuimos a un festival de arte en donde se hace mucha música Y ninguna de las dos quería ir a ese festival, nos llevaron de sorpresa. Yo creo que este hecho marcó nuestra amistad. (…) La escuché tocar, cuando estábamos allí. Yo justo estaba buscando música para mi primer cortometraje, Chica con walkman. Se lo propuse y ella mandó música que ya tenía compuesta. Desde ahí yo he visto cómo ha crecido su carrera y eso ha sido lo lindo de trabajar con ella, que ya nos conocíamos. Ella ya había observado mis gustos musicales. Tiene la audacia de tocar el charango en la película, porque ella sentía que tenía que ser un sonido que no suene perfecto, que no suene profesional. Convencional y aburrido hubiera sido contratar a un charanguista experto, pero no, ella dijo «Esto tiene que tener ternura, tiene que tener presencia humana: qué mejor que lo toque una amateur en el charango como yo». Descartamos mucha música también. Habíamos elegido un cello maravilloso que fue todo un esfuerzo grabarlo en Nueva York.

Alejandra Bernedo: ¿Cuánto tiempo tomó hacer Canción sin nombre? No solo por el financiamiento, sino también por el proceso creativo.

Melina León: Desarrollo, producción y posproducción en total demoró cinco años. Todo esto incluye un proceso creativo pero específicamente el proceso del guion, un total unos 4 ó 5 años, Pero no son cuatro o cinco años de un guionista profesional sino de un par de guionistas que escribe cuando pueden, los fines de semana o la noche cuando terminan sus trabajos. Es bien difícil saber cuánto hubiera tomado si hubiéramos tenido algún tipo de beca que nos permitiera trabajar de corrido.

Alejandra Bernedo: Hablando de eso, ¿cómo ves la situación en el Perú con respecto al financiamiento, la falta de una industria y la falta de una ley de cine?

Melina León: Creo que tengo un espíritu muy alegre porque estoy muy feliz con los logros del Ministerio. Yo conocí el Ministerio cuando era un desierto. No era el Ministerio en verdad, era el Conacine. Eran 3 gatos. Entrabas a la oficina y eran 3 gatos muy simpáticos pero era muy triste. Eran dos concursos, uno para cortos y uno para largos, y siempre ganaban los mismos. «Dios mío, me tengo que ir de aquí porque nunca voy a ganar aquí». No había ningún tipo de corrupción, pero ¿qué esperanza de una persona nueva en entrar en algo tan chiquito? En 10, 15 años, esto ha cambiado muchísimo. Sí tengo una alegría inmensa de que ahora exista la distribución automática y promoción internacional. Todo eso era chino hace nada. Y claro, lo de la ley de cine es urgente. Todo esto ha ido saliendo. No hay algo que lo proteja. Ha habido un poco de factor suerte. Lo que esta nueva ley pide es que se formalice todo, se aseguren estos presupuestos para no estar en vilo todos los años. Me apena mucho que falten cosas: la Cinemateca, las cuotas de pantalla… Pero yo estimo que si los gremios lograron ponerse de acuerdo en esto, hay que apoyarlo, y una vez que lo tengamos, vamos por más.

Alejandra Bernedo: Para los chicos que quieren iniciarse en el cine, ¿qué les podrías recomendar en cuanto a la escritura y el financiamiento? ¿Qué deben ir trabajando?

Melina León: Yo les recomendaría dos cosas: van a tener que trabajar como burro y van a tener que hacer cosas que no les gustan. Pero es lo único que queda. Si realmente amas el cine y quieres convertirte en tu propio productor, tienes que aprender a conseguir dinero, pero para ser un buen director, no hace falta otra cosa más que ver películas, y comenzar a trabajar como un antropólogo, observando la realidad, observando a la gente, como Lucrecia Martel, por ejemplo. Dicen que graba conversaciones en las cafeterías. Un poco loca, pero es una de las mayores directoras en el mundo, así que habrá que hacerle caso. Aprovechen que ahora que no es algo esotérico el conocimiento y el acceso a estos grandes directores no es difícil. Está todo accesible en las web de los grandes y no tan grandes festivales. Todas las entrevistas, todas son una forma de conocimiento maravillosa. Aplíquenla. Que no se quede en «escuché de Lucrecia Martel y es su vida, no tiene nada que ver con mi vida». ¡Por supuesto que tiene que ver con la tuya! Para lograr ese nivel de sofisticación, hay que sofisticarse.

Alejandra Bernedo: Hablando de la información que está al alcance de un clic: Alfonso Cuarón distribuyó Roma en Netflix. ¿Cómo sientes eso teniendo una película de un estilo muy cinematográfico y que en pantallas grandes cobra una vida alucinante por su dominio visual? ¿Estarías de acuerdo en que la distribuyan en streaming?

Melina León: Sí, estaría de acuerdo, por el sencillo hecho de que hay que democratizar. Si hay algún país en donde no es posible acceder a los cines, que es como debería verse y como más se disfruta, que es como me encantaría que sea la realidad, si eso no se va a lograr, preferiría que la vean allí a que no la vean. Si es la única manera de que llegue a algún país en el África, cualquier país, bravo, que vaya. Es una película hecha para verse en el cine. Todo el tiempo estábamos discutiendo de que el espectador iba a estar viendo un lienzo gigante y se filmó así. Y pues…¿qué es mejor? ¿Leer sobre historia del arte con un buen libro en la mano o quedarse ignorante porque no puedes asistir al Louvre, porque no puedes hacer un viaje a Francia? No. Lee tu libro, ve tu película. Claro, si tienes opción, vete al Louvre, mira directamente, cómo es un Picasso, cómo es estar frente a la Mona Lisa, a un Pollock, pero mientras tanto, si no tienes los medios, cómprate tu libro de segunda mano y observa.

Entrevista a la Directora Peruana Melina León de Canción sin Nombre, Escapar del Pasado es Imposible

Alejandra Bernedo: Me has recordado mucho a algo que decía Agnès Varda, que las películas están para que las muestren. Si no, no tiene sentido que existan.

Melina León: Claro. Yo soy de las que piensa que yo hago las cosas para mí, en el sentido de «no para ganar plata», y entregar mi corazón, pero al mismo tiempo, mi corazón no es diferente al tuyo. Nos duelen las mismas cosas y soñamos las mismas cosas. Entonces, tiene que haber una comunión y están ahí las películas para esa comunión.

Alejandra Bernedo: Acabo de mencionar a Cuarón y no se si te hayan mencionado ya alguna comparación con Roma. Dos mujeres gestantes, en blanco y negro, un inmenso trabajo de dirección, pero noto diferencias. ¿Cómo percibes esa conexión que hacen entre tu película y la de Cuarón?

Melina León: Por un lado me halaga mucho. Él es un director consagrado y muy famoso. En ese sentido, bien, pero siento que tienen dos espíritus totalmente diferentes. La mía tiene un espíritu más bien sobrio. Por eso es una pequeña ventanita el lienzo de nosotros. Su película más bien se expande.

Alejandra Bernedo: Tu dirección se alberga en los detalles. ¿Cómo ha sido el trabajo de dirección de arte y recrear una época tan distinta?

Melina León: Lo primero fue convocar a la hermana de Pauchi Sasaki, Nomi Sasaki, que es una excelente artista plástica. La llamé Para que haga una investigación de la época, de las imágenes, bastante específica, buscando fotos de cada locación y de personajes. También hicimos una investigación con mi asistente de dirección de noticias, diarios de la época. Entonces teníamos dos grandes archivos: uno visual y el otro que componía imágenes pero también noticias, publicidad, por ejemplo. Todo eso fue la base para que la directora de arte Gisela Ramírez pueda construir las cosas que ella hizo. Tratamos de encontrar las locaciones ya listas pero algunas cosas, ella tuvo que rehacerlas, entonces sí, fue un trabajo muy minucioso y nos ayudó mucho el director de fotografía con su nivel de exigencia.

Alejandra Bernedo: ¿A qué te refieres cuando nos dices que no podemos escapar del pasado y que se transmite en Canción sin nombre?

Melina León: Volví a hablar sobre Perú. Yo me había ido en un plan de estudiar cine, pero también era un plan de fuga. Establecerme en algún lugar un poquito menos hostil para el arte y de hecho que lo encontré, y Nueva York todavía es un sueño para mí, aunque tenga su propio nivel de hostilidad también, pero al menos es un lugar en donde hay mucho acceso al cine de todo el mundo en las salas. Pero claro, me refiero a que yo volví a revisar el Perú y desde los años ochenta. Volví no solo con esta película sino también con mi corto de tesis, sobre una niña en esa época.

Alejandra Bernedo: ¿Hay algún tema que tú crees que en el Perú sea urgente de tocar en el cine?

Melina León: Muchísimos. En la mañana hablaba de qué interesante sería contar historias de las mujeres de los comedores populares y cómo se asociaron. Cómo me gustaría estar en esas cocinas en donde se preparaba y se prepara todavía comida tan accesible a la gente. Yo estoy segura de que ahí deben de haber historias magníficas de solidaridad y sobre todo este sentido común para seguir adelante. Las mujeres en esta capacidad de organizarnos de forma colectiva podemos aportar.

Alejandra Bernedo: Te estás convirtiendo en una de las grandes representantes del cine peruano. Recuerdo que Jackie Fowks dijo que Canción sin nombre engrandecía el cine peruano. ¿Qué misión sientes que tienes ahora?

Melina León: Creo que mi misión es seguir. Seguir haciendo películas de calidad. Es una deuda conmigo misma de darme esa libertad. La libertad me parece importantísima, de hacer lo que uno sueña, moverse, estar donde el corazón está. Ahora mismo mi corazón sigue acá, esa es la cosa. Lo que pasa es que Nueva York me da una tranquilidad increíble. Pero el cine no es en donde está la tranquilidad, no donde está mi lugar de reposo y disfruto el sol. La próxima historia que quiero contar es aquí. Son varias que son de aquí. Y, pues, hay que ser honestos con el corazón y es aquí donde están. También tengo la idea de ir a filmar allá o filmar en Europa, una cosa en Portugal específicamente, pero por ahora lo que más me llama el corazón es estar aquí.
Con respecto al rol, yo estoy aquí porque tuve una mentora, que se llama Nené Herrera, que fue nuestra vestuarista y es la mujer más maravillosa que he conocido, que era un hada madrina, una amiga entrañable de todo. Yo creo que con lo que diga y lo que pueda hacer, eso ayudará a las nuevas chicas que quieran hacer cine.

Alejandra Bernedo: Esperemos que no tarde mucho en estrenarse Canción sin nombre. ¿Algún mensaje final? Tú dijiste que vas a tener una ruta de festivales y luego ver un estreno comercial.

Melina León: Sin duda tendremos un estreno comercial. La fecha a la que estamos apuntando es a finales de marzo. ¡Que vengan a verla! La hemos hecho con la mayor honestidad de la que hemos sido capaces. Con honestidad me refiero a búsqueda de la complejidad para llegar a la simplicidad y que todo en ella respire y nazca del Perú. En ese sentido, no hemos tomado riesgo. Hace poco vi una película que también está ambientada hace siglos atrás pero también tiene elementos contemporáneos a propósito, no son errores, que fueron decisiones de los directores para hacernos notar que La esclavitud que vivió este personaje sigue pasando, y es maravilloso. En el caso de nosotros, no dimos ese paso intelectual. Nos entregamos a la emoción pura, al recuerdo y al amor máximo por el Perú y creo que vale la pena verla por eso.

Aquí les dejamos el tráiler de la película: