No estaba muerto, estaba en el Badany’s: la historia del #toleding de este miembro del Tribunal Constitucional

Este es el Badany’s:

De noche se nota menos lo cutre que es. Foto: Captura/Google Maps (2014)

En este night club trujillano (bautizado así en referencia al polígamo peruano) ubicado frente al histórico Cementerio Miraflores es donde —tras varias horas de búsqueda y luego de desplegar todo un operativo— la Policía encontró al magistrado Carlos Ramos Núñez, miembro del Tribunal Constitucional.

La historia es así

Carlos Ramos Núñez dos días antes del chongo, admirando a los Moche. Foto: Facebook

Ramos Núñez viajó a Trujillo el sábado 25 de mayo (lo revela su Facebook) y los hechos que son materia de este post ocurrieron al día siguiente cuando en Badany’s (como todos los días) se llevaban a cabo las ‘Noches de Fantasía‘.

De acuerdo con las notas informativas de la Policía (que fueron difundidas por el portal La Ley que luego borró su post y no han dicho por qué), esto es lo que pasó:

Los documentos oficiales son los que cuentan esta historia. Foto: Captura/LaLey.pe

•  Hospedado en el hotel Hausen, Ramos Núñez —como magistrado del Tribunal Constitucional— solicitó el servicio de seguridad y resguardo de la Policía.

• Al mediodía del domingo tocó la puerta del hotel el efectivo designado, pero la recepcionista le dijo que Ramos Núñez había salido.

• Considerando que Ramos Núñez tenía un pasaje de avión comprado para regresar a Lima a las 15:40, el agente policial decidió esperarlo.

• Cuando eran las 4 de la tarde y el vuelo ya estaba perdido, entrevistaron al personal de recepción del turno de madrugada, estos revelaron que Ramos Núñez llegó pasada la medianoche pero que al toque tomó otro taxi.

• La Policía rastreó al conductor, quien les reveló que llevó al magistrado a SCAPE’S. Si su nombre no lo deja en claro, pues vale precisar que también es un nightclub.

Con banderitas y todo. Foto: Captura/Maps (2014)

• Pero claro, Ramos Núñez no estaba allí. Por eso, a las seis de la tarde, la Policía empezó la búsqueda implacable en hospitales, clínicas y también en la Morgue Central para poder ubicarlo.

Al final Carlos Ramos Núñez fue encontrado a las 4:45 de la mañana del lunes en el Badany’s. La Policía señala que fue encontrado «en buen estado de salud» y que este aclaró que había salido «para encontrarse con unos amigos».

Intentamos comunicarnos con el magistrado, pero al cierre de esta nota no obtuvimos respuesta. Lo que podemos decir es que el jefe de la Región Policial de La Libertad ha confirmado esta historia.

¿Y esto por qué importa, ah?

¿Se mete su vaciloncito también? Intervención: Útero.Pe

Además de intentar copiar a Toledo (buen intento, pero el sano y sagrado sigue siendo más maleado), el magistrado Carlos Ramos Núñez es también miembro del Tribunal Constitucional desde hace cinco años. De hecho, lo debes recordar porque fue él quien votó a favor del hábeas corpus interpuesto por la defensa de Ollanta Humala y Nadine Heredia.

Es posible —como dice aquí Carlos Torres Caro— que su conducta no amerite sanción alguna. Pero está claro que su falta de responsabilidad (advertir a la autoridades de sus placenteros movimientos) causaron un operativo bastante innecesario.

Además, el que más condena estas acciones sería —qué vueltas que da la vida, eh— es el propio Ramos Núñez.

Por si no lo saben, Carlitos (hasta el momento) ha escrito 36 posts para el portal Legis.pe. Sin ser mezquinos, varias de sus publicaciones son interesantes —desde esta oda al terno hasta su acertada defensa de Wikipedia— pero hoy nos quedamos con esta:

Las curiosidades continúan: este es SU PRIMER post. Foto: Captura/Legis.pe

Dice así:

Es mejor que el juez por razones éticas, pero también prácticas evite asistir a todas las reuniones que lo invitan. No se podría ni sería conveniente esbozar una lista ni cabe una solución reglamentarista de impedimentos. Bastaría un sentido de moderación, de oportuna selección y, por qué no, de una adecuada ponderación entre el placer o el compromiso de asistir, de un lado y, del otro, de una valoración de obligaciones institucionales y de su propia imagen pública.

Entonces, ¿ponderó adecuadamente entre el placer y su imagen pública? Parece que no.