corrupción , noticias , politica , sociedad Lunes, 22 abril 2019

5 hechos que convirtieron la muerte de Alan García en un show político

El duelo decretado por el gobierno ya pasó. Alan García está muerto, aunque las «teorías» de Facebook intenten hacerte creer que no. Ahora los apristas (y muchos fujimoristas) han iniciado una campaña casi casi para canonizar al expresidente. La palabra que más han repetido ha sido «honor». Pero —aunque sea una verdad de perogrullo— su deceso ha sido un acto político. Así lo van demostrando los hechos.

Imagen:

1. Lo tenía planificado

García tenía premeditada su muerte desde hace cinco meses. Es decir, desde que se escabulló en la residencia del embajador uruguayo. El dato lo dio Beto Ortiz en una columna escrita con el dolor que nunca se le notó padecer cuando mataron a Ruth Thalía Sayas:

«Y esto seguro de que Alan lo sabía [que «el Perú mata»]. Lo sabía hacía tiempo. Lo sabía hace, por lo menos, cinco meses cuando le escribió a sus hijos esa carta devastadora que seguirá leyéndose en los libros cuando nosotros ya no estemos aquí. Esa carta que le entregó al señor Ricardo Pinedo, su fidelísimo secretario quien la guardó celosamente, rezando por nunca tener que cumplir con tan terrible encargo». 

Aunque según Pinedo, recibió la carta lacrada hace tres meses aproximadamente y nunca supo de qué se trataba, solo que era de un tema «familiar».

2. El desprecio a sus enemigos

La famosa misiva que dejó fue leída sobre su cajón, en medio de los aplausos de sus simpatizantes. El final de ella demuestra que el suicidio fue para evitar la humillación de verse esposado:

«He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos. Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse».

Imagen:

Imagen: Carla García

3. El ataque a los fiscales

Imagen:

Imagen: Captura Twitter

Inmediatamente después de conocida la muerte de Alan, su abogado, Erasmo Reyna, y su secretario personal, Ricardo Pinedo, acudieron a la casa de García para intentar detener el allanamiento. Acusaron a la Fiscalía de estar cometiendo un delito. Se escudaron en la muerte de García. Pero la detención y la requisa —explicó a Cuarto Poder la abogada penalista Romina Chang— son hechos distintos.

Imagen: Captura Twitter

Imagen: Captura Twitter

Pero nada detuvo al fujiaprismo que nuevamente hizo visible su unión para arrinconar a los fiscales del caso Lava Jato y de paso atacar a Vizcarra, a quien muchos apristas le han gritado de «asesino» para abajo.

Imagen: Lucidez

Imagen: Lucidez

4. La utilización de su hijo menor

El último hijo de Alan García tiene apenas 14 años. A pesar de ello, nadie lo detuvo cuando firmó su inscripción al Partido Aprista sobre el ataúd de su padre, en medio del aplauso de la familia y de los militantes. Incluso le heredaron la banda presidencial del padre. Los canales que presentaron amigables semblanzas sobre el papá rebotaban indiscriminadamente las declaraciones políticas del adolescente y hasta le dedicaron notas completas, como lanzándolo a la presidencia.

Al final, el resultado fue un grupo de apristas arengando: ¡Federico, futuro presidente!».

5. Su resurrección en Twitter

Imagen: Twitter

Imagen: Twitter

El domingo de resurrección, a las dos de la mañana, alguien cercano a García ingresó a su cuenta y lanzó un último tuit. El mensaje compartía una entrevista hecha por el hijo de un exministro aprista a uno de los mejores amigos de García, Hugo Neira. En la conversación, el historiador se dedicó a edulcorar la vida de AG, a exaltar como un acto heroico su suicidio y a calificar de «fachistas» y odiadores a sus opositores.

Ha sido, en teoría, el último acto político de García en redes sociales. Pero todo indica que los apristas recién empiezan, aunque no sabemos si —huérfanos de líder— llegarán tan lejos.