KimoKawaii: el mejor homenaje peruano al manga da el salto a España

Imagen: Enrique Planas

Enrique Planas tiene motivos para estar contento: su novela Kimokawaii (Literatura Random House), editada en el Perú hace exactamente un año, acaba de llegar ahora a las librerías españolas. Maravillosa noticia, porque a ella se suma además el anuncio de que su autor continuará con su homenaje al mundo del manga japonés en una secuela directa de esta novela, que también tendrá como protagonista a la fascinante dibujante limeña Michiko.

Mi admirado Quique (aquí ya expliqué lo especial que es para mí) se merece este triunfo: nunca he visto un escritor de su valía asumir durante lustros, con tanta humildad, la condición de periodista cultural, lo que le ha permitido entrevistar a grandes escritores y también a unos cuantos con la mitad de su talento y el triple de su ego. Hoy es un entrevistador de prensa escrita que todos los autores quieren frente a sí, por el respeto y profesionalidad con que afronta su cometido. (Lo cual quiere decir: ¡él sí lee los libros de los escritores que entrevista! No como esos que un minuto antes de enchufar la grabadora te preguntan: «Por cierto, ¿de qué va tu libro? Es para tener una idea de las preguntas que hacerte…).

Imagen: goodreads.com

El «Kikekawaii»

Lo que más me gusta de Kimokawaii es que nace como obra de amor por el cómic: Planas es un enamorado del mundo de la historieta y se volcó en trasladar el lenguaje del manga a una obra literaria, creando un diálogo emocionante entre ambas artes. Un original punto de partida y un resultado jugoso.

En cuanto a la historia que albergan sus páginas, el autor propone una crónica de la Lima de hace dos décadas, donde la gris realidad de la crisis económica y el terrorismo envuelven al protagonista masculino, denominado “el periodista cultural” a secas, tan gris y tan en crisis como su entorno.

Necesitado de huir de esa realidad, la adolescente aprendiz de mangaka Michiko supone para él un portal dimensional a otro mundo, el de los manga, la fantasía, el sexo y también el riesgo que te hace sentir vivo. Ese planteamiento del personaje intelectual y decadente que pretende poner fin a su miseria y mediocridad cotidianas mediante su adoración a una forma de belleza que erróneamente considera pura ha sido una constante motivacional en cientos de artistas y lo seguirá siendo.

Kimokawaii es una novela muy notable, con todas las constantes de Planas… y no me refiero solamente a su comprensión del alma femenina, sino también a su comunión con ella: todo lo bello, lo colorido, lo emocionante está en la antiheroína Michiko y su universo; mientras todo lo anodino, rutinario y plúmbeo se halla en el periodista cultural y su hábitat. No puede faltar tampoco esa obsesión por retorcer y estirar la identidad sexual de los personajes, confundidos y estimulados en sus ambiguas experiencias (la ambigüedad ya empieza por el mismo nombre de la truhán liberadora: Michiko), donde siempre encuentran más de lo que el determinismo biológico les hacía creer.

El autor con su esposa, Marilú Ponte, durante la presentación oficial de su novela en la FIL. Imagen: Facebook Enrique Planas

Me alegro mucho de este fenómeno que denomino el Kikekawaii y que la presión de su grupo de fans, enamorados como yo de Michiko, haya convencido al escritor de recuperar a su antiheroína y alumbrar con ella una continuación.

Mi expectativa es que Enrique Planas sea todavía mucho más audaz en esta nueva obra y descarte por completo las explicaciones divulgativas de los términos japoneses referidos al manga: que barra con los puentes y andamios aclaratorios y deje brillar las metáforas desnudas.

Que a todos los personajes les estalle una vena en la sien cuando alguien les excita y se les infle una pompa de moco cuando duermen.

Ésa es la magia.

Fanart de Kimokawaii. Imagen: Enrique Planas