Un kamikaze peruano contra la todopoderosa Marvel: La Chola Power y otros superhéroes autóctonos toman el quiosco por sorpresa

Martín Espinoza es un temerario.

El pasado día 8 salió con 4.000 ejemplares de cómic a tomar los quioscos de Lima con el grupo de superhéroes peruanos que coordina, La Raza, otorgándole especial preeminencia a su heroína La Chola Power, la primera y más icónica de todos, con más de un lustro ya de historia… y de historieta.

Esto puede parecer una noticia normal. Pero para mí es todo un acontecimiento. Cuando vi la portada de La Chola Power expuesta junto al Trome o el Hildebrant en sus trece me quedé de piedra. Provengo de un país donde ya no existen los cómics de entretenimiento en los quioscos, porque ya no atraen un consumo masivo. Ser distribuido quincenalmente en los quioscos ¡y a sólo 4 soles! supone un esfuerzo extraordinario (logrado aquí con la ayuda de Editorial San Marcos y Distribuidora Bolivariana), máxime cuando Med Comics, la editorial del invento, no es una megacorporación, sino un sello creado por el propio Espinoza para gestionar el material que genera y coordina. Valientes es lo mínimo que se puede llamar a él y su grupo de artistas: el equipo formado por Franz Montoya, Luis Morocho, Jose Luis Miranda y Ricardo Orihuela. Tan valientes como sus creaciones: respectivamente, la Chola Power y Descomunal (los dos superhéroes que comparten espacio en el número 1), Guachy-Man y Xcorpiona (protagonistas del inminente número 2, en la calle este mismo viernes) y la quinta aportación, la Súper Mamacha.

No sería justo que lo importante y arriesgado de esta iniciativa (en una época donde existen pocos ejemplos nuevos de cómics populares que no provengan de Estados Unidos…) quede opacado por un excesivo sentido crítico. No valen aquí burlas ni escepticismos. Hay que apoyar a Martín y los suyos.

Sí, las dos historias de 12 páginas que conviven en cada número todavía saben a poco, y apenas da tiempo a establecer personajes protagonistas y algún villano del que tampoco tenemos muy claro sus superpoderes. Pero Espinoza posee instinto: su dibujo ha mejorado muchísimo, su composición de página es elaborada y le saca partido a la limitada extensión (impuesta obviamente por motivos económicos y de producción). Además, se nota que apunta a elaborar un universo propio de un Perú ficcional donde convivan personajes reales y superhéroes. Dejemos que este equipo creativo ruede, que se curta, que prosiga plasmando su visión… y apoyémosles.

Así que no seamos “supervillanos” con La Chola Power y compañía. Si no queremos reventarles cohetes, tampoco les reventemos el globo. El mundo se mueve por sueños: hace diez años (o hace un mes) nadie hubiese apostado un sol por personajes de derribo, procedentes de la trastienda de Marvel, como Los Guardianes de la Galaxia… y hoy están arrasando en taquilla.

Del mismo modo, tal vez dentro de veinte años los treintañeros con inquietudes artísticas y narrativas recordarán ilusionados: “¡De niño me encantaban las historietas de La Chola Power y La Raza! ¡Hagamos algo así!”. O, simplemente, comprarán entradas para ver la quinta película de La Chola…

En su momento, también muchos se rieron de Stan Lee.

Nadine y Ollanta conviven con La Chola Power en su propio universo. (Dibujo de Martín Espinoza.)

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