Facebook Lunes, 7 abril 2014

Megamix contra la homofobia

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escribe Miguel Flores-Montúfar

El asunto es sencillo: la homofobia me avergüenza. Viéndola en acción recuerdo algunos de los símbolos emblemáticos de la discriminación: los guetos judíos, el Apartheid, los cafés y buses para negros, los baños para sirvientas, las mujeres prohibidas de votar o de ir a la universidad. Y me avergüenza reconocer que mi época también es bárbara y miserable. Me avergüenza, sobre todo, el carácter racional / espiritual / científico que los homófobicos quieren darles a sus prejuicios; aunque, quizá, más me avergüenza la aceptación que estos tienen en la sociedad de hoy.

En este post he recogido fragmentos de algunos textos que he leído a lo largo de estos últimos dos o tres años, y que me han ayudado a entender mejor lo que significa ser LGTB en el Perú. Los comparto aquí porque me enseñaron, me ayudaron a ver cosas que ignoraba, porque me hicieron entrar en razón. Y eso es, creo, exactamente lo que hay que hacer: los homofóbicos huyen de la razón, se desintegran ante ella. Comienzan siempre muy seguros de sus citas bíblicas, de sus estudios científicos, de su preocupación por los niños. Pero conforme les vas enseñando los vacíos de lo que dicen, van poniéndose serios, tartamudean y terminan siempre gritando (y, a veces, hasta escupiendo pus). Eso es lo que hay que conseguir: quizá no logremos que cambien de forma de pensar, pero hay que hacer lo posible por evidenciar que mienten, que no tienen cómo defenderse, para que no sigan educando a más gente en el odio, la injusticia, la ignorancia y la maldad.

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Empezamos. Los primeros números incluyen, entre comillas, el argumento homofóbico, y luego la paliza en respuesta. Y, al final, el bonus track 🙂

 

1. “La Biblia condena a los homosexuales y la Biblia es la palabra de Dios”

Sobre lo que “dice la Biblia”, hay aquí dos artículos que hacen el mismo sencillo ejercicio: buscar otras citas bíblicas que no sé si algún creyente puede, todavía hoy, defender (y predicar con el ejemplo). Recojo algunas:

«…que las mujeres permanezcan calladas durante las asambleas: a ellas no les está permitido hablar. Que se sometan, como lo manda la Ley. Si necesitan alguna aclaración, que le pregunten al marido en su casa, porque no está bien que la mujer hable en las asambleas.» 1 Cor 14: 34-35

«Si un hombre encuentra a una joven virgen, no prometida en matrimonio a otro hombre, y a la fuerza la viola y luego son sorprendidos. El hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata, y la tomará por esposa. Y no podrá repudiarla en toda su vida, ya que la deshonró.» Deuteronomio 22:28-29

Estos versículos fueron tomados de “Algunas otras citas bíblicas para futuros comunicados de los obispos del Perú”. Y, como decía, el mismo ejercicio se hace en “Las tablas de la ley” de Jorge Frisancho

Y sobre el papel de la Iglesia como legitimadora de la homofobia, Jimena Ledgard dice lo siguiente:

La homofobia de la Iglesia tiene consecuencias reales y terribles sobre la vida de las personas. Cuando en un país mayoritariamente católico, la institución a la que tanta gente pertenece fomenta la discriminación legislativa a las personas debido a su orientación sexual, está validando también la discriminación cotidiana. Es por eso que los participantes de la campaña “No tengo miedo” (que busca visibilizar la marginación a la que es sometida día y noche la población LGTB en nuestro país) pueden contarnos lo que significa crecer temiendo que te insulten en la calle por ser homosexual, que te boten de tu casa por aceptar tu orientación sexual, que te nieguen oportunidades laborales por ser lesbiana, que te golpeen y te maten por andar de la mano con tu pareja.

 

2. “Los homosexuales se la pasan hablando de su vida sexual”

Joe Kort, sexólogo y psicoterapeuta, en «10 consejos básicos para el hombre gay», brinda un ejemplo de esto: un maestro o un conferencista heterosexual puede mencionar tranquilamente su relación matrimonial en una clase o seminario, puede incluir a su cónyuge en un ejemplo, y esto no se consideraría alarde de su vida sexual. ¡Es normal! Sabemos o intuimos que tiene derecho a ello. Si consideramos que la orientación sexual no hace mejor o peor a una persona, y que nos corresponden los mismos derechos, entonces también tenemos el derecho de asumir ese aspecto de nuestras vidas. Siempre es más saludable y cómodo asumir la verdad, sobre todo si no es un delito, sobre todo si se trata de una parte importante de tu vida.

Regina Limo, “El deber de salir del clóset”. En: Colectivo Feministas de La Mula, 10 de noviembre del 2013.

 

3. “Los homosexuales piden respeto pero no respetan. Con sus marchas, sus besos públicos y todo eso parece que estuvieran provocando a la sociedad, y eso no está bien, es irrespetuoso”

¿Te parece una provocación? Que no te parezca, ES UNA PROVOCACIÓN, y sin muchxs de lxs grandes provocadores de la historia hoy continuaríamos esclavizando a los afrodescendientes, quemando a las mujeres inteligentes acusándolas de brujas y pagando los impuestos feudales, así que agradécele a la provocación que hoy al menos puedas elegir a tu presidente. Y si les da asco vernos, pues qué pena por ustedes, porque a nosotros lo que nos repugna es su homofobia y no estamos dispuestxs a tolerarla en ningún espacio.

Gonzalo Meneses, “Métele más lengua, maricón”. En: Colectivo Feministas de La Mula, 17 de noviembre del 2013.

 

4. “Nos preocupa el desarrollo psicológico de nuestros niños”

Acá tengo tres respuestas.

Va la primera:

De pequeños, aparte del acoso que sufrimos de nuestros compañeros al notar la “diferencia”, también nos exponemos a que nuestros padres nos lleven al psicólogo a tratar de “curar” algo que sabemos que no tiene cura porque no es una enfermedad, pero eso solo lo sabemos nosotros. Nuestros padres, familiares y profesores seguirán creyendo que algo incorrecto está pasándonos y querrán de todas las formas posibles devolvernos al camino “correcto”, a la heterosexualidad. Cuando crecemos, en la universidad o en el trabajo seguimos enfrentándonos a la discriminación, la violencia y la injusticia.

Vero Ferrari, “¡Sal del clóset!” En: Colectivo Feministas de La Mula, 11 de octubre del 2013.

La segunda:

En el colegio nunca me hablaron de eso. En mi casa tampoco. Cuando era pequeña podía ver el desprecio que se cernía sobre lesbianas, gays y transexuales, incluso en mi propia familia, y a los siete años, cuando me di cuenta de que me gustaban las chicas, imaginé el mismo desprecio sobre mí. Era una niña muy pequeña y llena de miedo, no se lo dije a nadie, ni a mi hermana mayor por un año, ni a mi mejor amiga, ni a mi madre. Quería que me siguieran queriendo y silencié totalmente ese aspecto de mi vida, así que traté de ser lo más “normal” posible. Y tuve muchos enamorados e incluso conviví con el papá de mi hija por muchos años, pero vivía con una insatisfacción terrible que trataba de llenar con lecturas, películas y estudios. Tratar la mayor parte de tu vida de ser alguien que no eres no es justo para nadie. Porque lo que yo sentía era real, no era una abstracción ni una hipótesis, estaba en mí y todos los días trataba de matarlo, para que otros me quisieran, me respetaran y me trataran como a un igual. Y eso era lo que yo quería ser: igual.

Vero Ferrari, “Ser una niña lesbiana y no morir en el intento” En: Colectivo Feministas de La Mula, 11 de octubre del 2013.

Y en la tercera, Regina Limo se pregunta cómo una sociedad que dice preocuparse taaanto por el bienestar de sus niños es capaz de destruirlos pública y desvergonzadamente cuando intuye en ellos algún signo de homosexualidad. 

 

5. “Los homosexuales ven homofobia en todas partes”

Ellos [los neonazis chilenos que asesinaron a golpes al activista gay Daniel Zamudio] no son más que la avanzadilla más cruda y repelente de una cultura de antigua tradición que presenta al gay y a la lesbiana como enfermos o depravados que deben ser tenidos a una distancia preventiva de los seres normales porque corrompen al cuerpo social sano y lo inducen a pecar y a desintegrarse moral y físicamente en prácticas perversas y nefandas.

Esta idea del homosexualismo se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias, se predica en los púlpitos, se difunde en los medios de comunicación, aparece en los discursos de políticos, en los programas de radio y televisión y en las comedias teatrales donde el marica y la tortillera son siempre personajes grotescos, anómalos, ridículos y peligrosos, merecedores del desprecio y el rechazo de los seres decentes, normales y corrientes. El gay es, siempre, “el otro”, el que nos niega, asusta y fascina al mismo tiempo, como la mirada de la cobra mortífera al pajarillo inocente.

Mario Vargas Llosa, “La caza del gay”. En: El País, 8 de abril del 2013.

 

Bonus track 1: Los papás que necesitamos

En El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince cuenta cómo conversó con su papá, durante su adolescencia, sobre sus inclinaciones sexuales. El fragmento, aquí.

 

Bonus track 2: No es tarea terminada

En 2005, Mario Vargas Llosa dijo sobre el matrimonio igualitario, que estaba a punto de aprobarse en España:

Aunque esta medida [el matrimonio igualitario] constituye un desagravio a una minoría sexual que a lo largo de la historia ha sido objeto de persecuciones y marginaciones de todo orden, obligando, a quienes la conformaban, a vivir poco menos que en la clandestinidad y en el permanente temor al descrédito y al escándalo, ella no bastará para cancelar de una vez por todas los prejuicios y falacias que demonizan al homosexual, pero, sin la menor duda, constituye un gran avance hacia la lenta, irreversible aceptación por el conjunto de la sociedad -por la gran mayoría, al menos- de la homosexualidad como una manifestación perfectamente natural y legítima de la diversidad humana.

 

Bonus track 3: Las opiniones respetables

Ya deben haber escuchado eso de que «los homosexuales piden que se respeten sus derechos, pero les falta tolerancia para respetar las opiniones contrarias», que suena casi como a «no entiendo por qué este serrano resentido se ofende cuando le digo que me malogra el paisaje al entrar a mi discoteca. Al fin y al cabo está entrando, ¿no?». Bueno, sobre las opiniones respetables, dice Savater:

Concedo sin vacilar que existen muchas cosas respetables a nuestro alrededor: la vida del prójimo, por ejemplo, o el pan de quien trabaja para ganárselo, o la cornamenta de ciertos toros. Las opiniones, en cambio, me parecen todo lo que se quiera menos respetables. […] Advierto, con mi «yo opino», que no estoy seguro de lo que voy a decir, que se trata tan sólo de una conclusión que he sacado a partir de argumentos no concluyentes y que estoy dispuesto a revisarla si se me brindan pruebas contrarias o razonamientos mejor fundados. En ningún caso diría «yo opino» para luego aseverar que dos más dos son cuatro o que París es la capital de Francia: lo que precisamente advierto con esa fórmula cautelar es que no estoy tan seguro de lo que aventuro a continuación como de esas certezas ejemplares. Éste es el uso impecable de la opinión.

 

Bonus track 4: Ellen Page <3

En este video de ocho minutos, la actriz Ellen Page declara su homosexualidad, reconoce la imposición de estereotipos de Hollywood, agradece (con el corazón en la mano) a los activistas que luchan por los derechos de la comunidad LGTB, habla sobre el amor y la libertad, afirma su responsabilidad como figura pública. Habla otra vez del amor. Habla de la violencia que padecen los niños homosexuales en las escuelas, habla de los suicidios, habla de lo que tiene que cambiar. Habla, una vez más, siempre del amor.

 

Bonus track 5: Declaración en Nadiesabemiscosas

El año pasado escribí esto para Nadiesabemiscosas. Lo vuelvo a decir, porque es sencillito y resume un poco el espíritu de estas citas y fragmentos.

Por supuesto, hay cientos de publicaciones en Facebook, artículos de internet, diarios y revistas, videos, testimonios, comentarios, libros y gráficos que me ayudaron muchísimo pero que, por cuestiones de espacio (o de memoria, porque no recuerdo sus títulos o quién los escribió o dónde los vi) no han sido incluidos aquí. A ellos, muchas gracias también.

Y ya está. Hay pocos casos en los que, como en este, a los peruanos se nos pide luchar, a la vez, por el amor y la justicia, como enseñaron las sailor scouts.