literatura Martes, 18 enero 2011

Vargas Llosa sobre Arguedas

«Ninguna máquina difícil hizo lo que sé, lo que sufro, lo que gozar del mundo gozo«.

Llamado a algunos doctores (1966)

Confiesen: ¿cuántos de ustedes lo han leido? No hay roches. Mejor así: este post es para los no iniciados. Tratemos de llegar a José María Arguedas a través de uno de sus más grandes admiradores y detractores: Vargas Llosa. Música, maestro.

Supongo que para muchos, mentar a nuestro Nobel en este centenario es poco menos que un escupitajo. José María Arguedas es una de las víctimas de ese parricida en serie que es Vargas Llosa. De hecho, tiene todo un libro dedicado al cumpleañero de hoy: La Utopía Arcaica.

Allí MVLL analiza, cito de memoria, «la inmolación de un talento literario por razones políticas», lamentando que su «confusión ideológica» lo hiciera ceder a las presiones de su entorno académico y político en vez de dar rienda suelta a su talento, libre de prejucios e intenciones moralizantes. Bien duro. Pero el libro es también una devota reconstrucción de la vida de JMA, un rastreo de sus demonios e influencias. En realidad, y eso se nota mientras lo lees, Vargas Llosa admira y hasta podríamos decir que quiere a Arguedas.

Sobre la relación JMA – MVLL se ha escrito harto y yo no soy un estudioso ni mucho menos, sino un simple aficionado a ambos y, además, alguien que empezó a apreciar a Arguedas en toda su extensión gracias a Vargas Llosa.

Durante la adolescencia es fácil identificarte con Ernesto de Los Ríos Profundos (¿todavía se leen libros en los colegios?) y, luego, cuando empiezas a agarrar tu mochila y recorrer el Perú y hablar con su gente es imposible que en algún momento no te escuches zumbayllu, zumbayllito, en tu cabeza. Pero también es cierto que la obra de Arguedas puede resultarle indiferente a las sensibilidades urbanas y contemporáneas («es un emo», dijeron en el Twitter hace poco). Si no lo has leido hasta ahora, puede ser difícil empezar. Y tú quieres saber por qué demonios tanta alharaca con su centenario y por qué nuestro Nobel le ha dedicado páginas de páginas, ¿verdad?

Aprovechemos que están de moda los discursos de agradecimiento de Vargas Llosa. Veamos este texto suyo bastante anterior a La Utopía Arcaica. Se llama Entre sapos y halcones y a mí me sirvió, aunque no lo crean, para revalorar a Arguedas más allá de los lugares comunes que seguramente leerán y escucharán hoy. Es un texto de 1977, cuando incorporaron a Varguitas a la Academia de la Lengua  y MVLL tuvo la osadía de agradecer la incorporación hablando de un autor que había alterado lo que esos académicos llamarían la «pureza de la lengua castellana» mezclándola con el quechua. Léanlo. Vargas Llosa da varias claves para apreciar la obra de Arguedas desde una visión más bien occidental (que es la que seguramente comparten la mayoría de lectores de este blog).

Mario Vargas Llosa. José María Arguedas, entre sapos y halcones

Ahora chapa un ejemplar de Los Ríos Profundos y dale. Comienza por allí. Ahí encontrarás un Perú ¿ficticio? ¿o más verdadero que el que te rodea a ti y a tu laptop? ¿Vale la pena aún hacer la división? No sé, pero está el Perú y está también una estética de la palabra muy original, muy propia. Por algo -como decíamos líneas arriba- Arguedas es objeto de admiración y hasta de cariño de parte de Vargas Llosa. Después de todo, para ser un parricida primero tienes que reconocerte como hijo. Zumbayllu, zumbayllito, Varguitas.

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P.S.: Me encantó este reportaje de Roy Palomino para La Mula: Arguedas recordado por cuatro amigos. Una visión distinta (más humana) del personaje, la leyenda. No se lo pierdan.