politica Lunes, 23 marzo 2009

No es populismo, es alanismo

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Parece que las elecciones del 2010 y el 2011 han activado los reflejos populistas de Alan García: avalando la invasión

Children of the Corn 666: Isaac’s Return release

de terrenos, condonando 550 millones de deuda del Banco de Materiales y -ésta ha pasado caleta- convirtiendo a Techo Propio en una suerte de generadora de hipotecas subprime al peor estilo de la crisis gringa.

Bien ochentero el panorama. Lo peor es que Apoyo ha explicado que estas medidas han elevado la popularidad del presidente. El IPE lo ha llamado «el amanecer de un nuevo gobierno populista» y tiene razón, en parte.

Ante las críticas, García les ha recordado enrostrado a los empresarios que ellos han sido los grandes beneficiados con su gobierno («el gobierno de los ricos» de Lourdes):

Hay que ayudar a los poderosos para que el país sea poderoso, pero poder económico con cimientos sociales de barro no funciona. Es como levantar una catedral sin cimientos, es como levantar un edificio que tenga solamente lodo en vez de cimientos sólidos.”

García asume que, como ha sido un mercantilista con los empresarios todo este tiempo, ahora puede ser un populista al mejor estilo Hugo Chávez y no pasa nada. Así que no es solo populismo, también es mercantilismo. Un estilo que, en el último Somos, Mario Ghibellini ha denominado, simplemente, alanismo (al artículo completo en Los Anexos del Útero). El problema es que el alanismo es de extremos:

Pero la sociedad peruana no se divide simplemente entre empresarios exportadores y prestatarios del Banco de Materiales. También comprende veterinarios, gasfiteros, contadores y un largo etcétera de personas que no se han visto beneficiadas con ninguna de esas medidas. Personas que pagan todos sus impuestos y saldan todas sus deudas o afrontan las consecuencias de no hacerlo, y para las cuales lo sucedido es una injusticia. Ese detalle, sin embargo, a García lo tiene sin cuidado. O, peor aún, le resulta irritante cuando alguien osa mencionarlo. “Dejemos a los termocéfalos de la ultraizquierda que quieren destruir la patria y también a los termocéfalos de la ultraderecha que quieren sojuzgar al pueblo” es la sentencia que les ha dedicado a quienes lo han criticado por sus recientes medidas. Pero es más bien con la cabeza fría que esta forma tan suya de disponer de nuestros recursos para hinchar su popularidad, se entiende y se repudia.

Ahora ya sabemos a dónde va este gobierno: al 2016, nomás.

Link: Más sobre cómo Alan combina el gobierno de los ricos con el populismo más chavista en la columna de Augusto Álvarez Rodrich