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¿Por qué nadie habla del terrible día a día en Pasco?

En Simón Bolívar, un distrito de la sierra peruana, los ciudadanos viven (sobreviven) con metales pesados en su organismo. Un reportaje de la periodista peruana Gloria Alvitres para el medio gringo Vice News nos muestra las pésimas condiciones que atraviesan bajo el imperceptible apoyo del Estado.

Quiulacocha es un poblado pequeñito en Simón Bolívar, al borde de una relavera (conjunto de desechos tóxicos de procesos mineros) que contiene cobre, zinc, arsénico, cadmio, entre otros metales. El agua es tan contaminada que a las familias se les reparte cloro en botellitas para purificarla. La relavera, de 115 hectáreas, es como una laguna al lado del camino. El agua es roja y adquiere tonalidades violetas. No hay mallas que separen a la población de estos desechos y así se contamina la tierra, el agua y el aire.

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Foto: Gloria Alvitres

1. La atención es muy escasa

En el centro médico apenas hay un doctor de medicina general, una enfermera y una obstetra. Ninguno lo suficientemente preparado para afrontar casos de intoxicación por metales. Anualmente, se hacen decenas de análisis para medir la cantidad de metales que tienen los niños en la sangre. Los casos graves se trasladan al Hospital Regional.

2. Estos son los metales que más afectan a las personas

De acuerdo con la ONG Labor, la gente tiene plomo en la sangre y otros metales en su organismo como cadmio y arsénico.

3. ¿Y qué síntomas causan?

Dolores de cabeza, mientras que a otros les sangra la nariz a diario. Entre tantos casos, el de la pequeña Nadin es desgarrador:

«Ese es el caso de la pequeña Nadin de dos años. Su madre, Miguelina, señala que su hija no come, que tiene mucho sueño y constantes dolores de cabeza. En el examen médico que el Centro Nacional de Salud Ocupacional y Ambiente (CENSOPAS) le tomó a la pequeña, ella aparece con 26.39 ug/dl de plomo en la sangre, más del doble de lo permitido por las normas ambientales».

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Los niños juegan inocentemente alrededor de los desechos tóxicos. Foto: Gloria Alvitres

4. Esto debería hacerse con las relaveras (y no se hace)

Según el ingeniero Antonio Arango, las normas señalan que las relaveras deben tener un sistema de protección y monitoreo constante para evitar la evaporación de los contaminantes y la precipitación de lluvias ácidas. Pero nadie se preocupa por esto: los desechos se filtran y contaminan el agua (de la superficie y la subterránea). Tan cerca está de la población que cuando llueve, la relavera crece hasta la avenida.

5. El gobierno dejó Simón Bolívar a su suerte

En 2012, el gobierno peruano declaró en emergencia a todo Simón Bolívar. Se acordaron realizar 32 acciones como parte de un Plan de Acción Rápida, que empezaría en 90 días: se neutralizarían las aguas ácidas de la relavergr

se crearía una clínica especial para tratar a personas afectadas y se capacitaría en temas relacionados a intoxicación a los médicos locales. Pero tres años pasaron y la clínica de desintoxicación prometida no tiene ni presupuesto asignado.

Aunque eso no es todo.

6. También hay problemas con la montaña Excélsior

Excélsior simula ser una montaña, pero en realidad es un depósito de desechos mineros, que es grande como un cerro natural. Tiene 59 años y alberga 50 millones de toneladas de minerales extraídos de la «Raúl Rojas», la mina que rodea Cerro de Pasco. Los desechos de esta mina son altamente peligrosos porque contienen pirita, que se se usa en la fabricación del ácido sulfúrico.

Y Excelsior está tan cerca al pueblo que los niños juegan en sus faldas: corren, cogen las piedras azules y las guardan en sus bolsillos.

¿Pero quién genera estos millones de desechos?

Se trata de la empresa peruana Volcán, multada varias veces por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Las multas, correspondientes a 60 procesos por incumplimiento de herramientas ambientales, ascienden a más de US$5 millones. Pero sin asumir su responsabilidad, la empresa ha optado por truncar los procesos para no pagar sus multas, ni remediar la contaminación en la zona.

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Los daños a los pobladores recién podrían saberse en unos años. Foto: Gloria Alvitres

7. Simón Bolivar tomó acciones

Ante todo esto, la Municipalidad Distrital de Simón Bolívar gestionó en el 2012 la declaración de emergencia de su distrito ante el Ministerio del Ambiente. Pero nada mejoró. En agosto de 2015, el Viceministro de Salud, Percy Minaya León, visitó Cerro de Pasco para conversar con las autoridades de Simón Bolívar. Tras el diálogo, el Viceministro dijo que no había suficiente presupuesto.

No había dinero para atender a 2.000 niños con exceso de plomo en la sangre, de acuerdo con el Centro Nacional de salud Ocupacional y Ambiente (CENSOPAS). Tampoco había dinero para la clínica prometida años atrás.

8. Se inició una movilización

58 personas de Simón Bolívar salieron en una «marcha de sacrificio» de más de 300 km rumbo a Lima. Atravesaron el camino bajo temperaturas de 10 grados bajo cero durante 15 días de caminata, se enfrentaron a la policía, y en Lima fueron recibidos con cantos. Tras pocos días, otros 50 pobladores entre padres, niños y autoridades viajaron hasta Lima para apoyar la manifestación.

Un comité fue recibido en el Congreso en medio de aplausos. El alcalde de Simón Bolívar Zumel Trujillo confiesa que sintieron que habían triunfado un poco. Al fin los reconocían. Y finalmente, el gobierno aprobó a regañadientes 60% de los pedidos de los manifestantes.

9. Aunque no lo creas Simón Bolívar no lucha contra la minería

La verdad es que dependen tanto de ella que no quieren mudarse, ni tampoco que cierre la mina:

«Cómo vamos a ser antimineros, señorita, si se va la mina no tenemos trabajo», dice el Presidente del Centro Poblado de Champamarca, que pertenece a Simón Bolívar, Constantino Aranda Álvarez.

Es que en Cerro de Pasco la minería es la única actividad. En la capital de la provincia, sólo hay 4 hectáreas cultivables. La minería mató la agricultura y la ganadería y solo dejó hoteles de lujo, comercio y campamentos mineros, cemento y calaminas.

10. La situación aún es preocupante

Tras la marcha a la capital, los pobladores de Simón Bolívar lograron que se colocaran plazos para ejecutar las acciones de descontaminación de su distrito. El acta de acuerdo indica que a partir de 2016 se aplicarán las medidas. Y mientras el año avanza, los comuneros esperan y vigilan el cumplimiento. Si no, alistan otro levantamiento.

Teniendo en cuenta la poca atención médica y medidas adecuadas para proteger a la población de los desechos ambientales esperamos que la OEFA y el Ministerio del Ambiente tomen medidas inmediatas.

Puedes leer aquí completo el post de Vice News