Ray de Lima Jueves, 17 marzo 2016

Uno puede vivir una vida perfectamente digna sin leer a Mario Vargas Llosa

La obra de Mario Vargas Llosa tiene una particularidad que comparten todos los productos culturales favoritos del Perú: junto con el ceviche, el vóley femenino y los chistes de Carlos Alcántara, si es que alguien osara cuestionar su calidad tendría que arriesgarse a una turba bicolor enfurecida lista para arrancarle los ojos. Ya ha pasado anteriormente que los disidentes de la comida peruana o ciertos músicos reconocidos han sido catalogados de herejes y convertidos en candidato para un linchamiento popular. Mejor ni opinar.

Teniendo en cuenta esto, siempre tuve mucha curiosidad por una media docena de grafitis que surgieron alrededor de Miraflores hace unos años. Leían cosas como ‘MVLL basura’ y ‘MVLL kkseno’. ¿Había alguna razón por la que el primer premio nobel peruano había causado la furia de algún joven grafitero? ¿Le guardaba resentimiento tras haber sido obligado a leer una de sus novelas más largas en el colegio? O quizá era un activista por los derechos humanos que criticaba la postura pro-taurina del famoso escritor.

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Imagen: vía Ray Ray Afrika

Mientras más pensaba en el tema, más razones iba encontrando para que a cualquier persona le cayese mal. Entre asumir su actitud aristocrática colonia, la huachafería del apellido compuesto, su distanciamiento déspota con el Perú y su complicadísima vida personal me fui dando cuenta que definitivamente el Sr.Vargas nica sería alguien por quien me moriría conocer, ni siquiera a través de sus textos.

La verdad es que nunca he leído ninguna novela de Vargas Llosa. La gente siempre me recrimina por ello y lo más usual es que me pregunten “¿ni siquiera en el colegio?”. Nop. Ni siquiera en el colegio. Me mandaban leer otros libros y desde entonces a pesar que siempre he mantenido un hábito de lectura, nunca jamás me provocó meterle a la bastante aclamada bibliografía del amigo Mario. No es que tuviese una postura activista contra leerlo, solo es que a pesar de las mil recomendaciones que he recibido nunca me llamó la atención.

Mientras fueron pasando los años e iba intentando sumergirme en la vida académica universitaria me di cuenta que mi desinterés por el tema estaba empezando a generar roche. Un día cogí por primera vez un libro de Mario Vargas y me propuse leerlo hasta el final no importa qué. No lo logré para nada porque coincidentemente supongo que dentro del repertorio del premio Nobel debo haber escogido lo más malo que haya producido en su vida: ‘La civilización del espectáculo’.

Ojalá no tenga peores libros porque es realmente malo. Para los que no lo conozcan, dos años después de ganar el premio Nobel de Literatura Vargas publicó un ensayo de 200 páginas acerca del decaimiento cultural del siglo XXI. Aquí un resumen del ensayo en una sola imagen:

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Imagen: vía Ray Ray Afrika

Solo hubo cierta cantidad de páginas que pude aguantar leyendo a un dinosaurio hablar sobre cómo la cultura del entretenimiento está corrompiendo nuestras vidas y mentes y lo único que puede salvarnos es la alta cultura, casualmente producida de manera exclusiva por sujetos como Vargas Llosa mismo. El libro de inclinación no causó mucho impacto y siento que el mundo literario lo dejó pasar sin roches porque Vargas Llosa tiene muchos logros y todo, pero aún así queda como registro del pensamiento anticuado y elitista de un hombre que nunca he hecho nada por ocultar estas cualidades de sí mismo.

La gente sigue insistiendo en que lea ‘Conversación en la catedral’ y ‘La ciudad y los perros’, que estoy 100% absolutamente seguro deben ser obras muy bien escritas, de alta calidad temática y estilística. Estoy seguro de eso pero igual no creo que jamás los coja porque me daría mucha incomodidad leer a un autor que sé que me miraría con asco y desdén por el solo hecho de usar zapatillas y que me guste Rápidos y Furiosos. Sé que es una cerrada terrible por mi parte no poder separar al autor de su obra pero felizmente aún quedan muchos escritores peruanos súper buenos para alucinar mientras se me pasa. Por alguna razón Vargas Llosa está en un pedestal específico, considerado la única lectura obligatoria de cada peruano.

Poco después del lanzamiento de ‘La civilización del espectáculo’ Vargas Llosa tuvo un duelo dialéctico con el sociólogo francés Giles Lipovetsky acerca del tema del libro. Durante el debate Vargas Llosa dijo: “Creo que los niveles de violencia y de infelicidad crecen en la sociedad contemporánea. […] Leer el Ulises de Joyce me ha enriquecido enormemente: después de leerlo entendí mejor la política, las relaciones humanas, distinguí mejor lo que es justo de lo que no lo es… Y me devolvió una espiritualidad que yo había dejado atrás con la religión.” A lo que Lipovetsky contestó: “Pues se puede vivir una vida perfectamente digna sin leer el Ulises.

Supongo que eso también resume mi posición frente a la obra de Vargas Llosa. No me molesta perdérmela. Aunque quizá también tenga que ver con el hecho de que mi corazón solo tiene espacio para bancarme a un solo artista que se case con un miembro de su familia y ese espacio está reservado para Woody Allen.