Facebook Viernes, 28 febrero 2014

Latín, la Puri y Nadine

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Escribe Patricia del Río

Recuerdo cuando llevaba Latín 2 en la universidad que resultó un curso endemoniadamente difícil (o era Latín 3.). La clase se dividía entre quienes lo habían entendido todo y podían haber mantenido una conversación con Ciceron, y los que humildemente habíamos aprendido a usar el diccionario que no era poca cosa. El día del final la profesora que era una señora encantadora llamada Purificación, anuncio que el examen era sin diccionario (y por supuesto yo y varias amigas empalidecimos). Mi amigo Pepe Ruiz sentado delante de una fila de despistadas era el único capaz de resolver la prueba. Y por supuesto nos dedicamos a torturarlo durante toda la hora para que nos soplara.

La señora Purificación, que era bastante mayor, parecía no enterarse de nada. Así que el buen Pepe ajochado por las despistadas permitió que nos copiaramos parte de su examen. (No me miren así era Latin). Al final todas las desesperadas, a pesar de tener el examen perfectamente bien contestado, nos sacamos 10 o menos . Solo el buen Pepe tenía nota aprobatoria. Ese día descubrí que la Puri (así le deciamos) nos largada un condescendiente 10 en la cara para dejar en claro que sabía perfectamente lo que habíamos hecho, pero que no le molestaba tanto el hecho como el desparpajo. La falta de disimulo. La conchudea disfrazada de osadía.

Creo que algo de eso estamos viviendo actualmente en el Perú. El desparpajo, la falta de disimulo, el no guardar mínimamente las formas da cuenta de una falta de respeto inadmisible. Nadine Heredia duerme todas las noches con su marido. Si quiere influir en él tiene mil ocasiones para sugerirle cómo gobernar. Hacer evidente su injerencia en el gobierno da cuenta de una falta de respeto a la institucionalidad que no se diferencia mucho de las épocas en que Montesinos y Fujimori daban entrevistas usando la misma corbata.

No. No se trata de pedirle simplemente que disimule. Se trata de tomar conciencia de que si dejaron de disimular, estamos ante un gobierno para el cual las formas, las reglas, la institucionalidad le importan francamente un pepino. Como me paso a mi y las despistadas de Latín 2. Pero a nosotras nos jaló una sabía profesora anciana que parecía no enterarse de nada. Quién detiene a Nadine