noticias Martes, 2 mayo 2006

Sólo su ego salvará al Perú

«Yo no quiero que en mi epitafio diga:
Aquí yace el mal menor.«
(Alan García. La Ventana Indiscreta, 01/05/06)

Anoche, el candidato García pareció confirmar uno de los razonamiento más apelados por quienes, caballero nomás, se han resignado a darle su voto en esta segunda vuelta. Ese razonamiento va más o menos así:

«Bueno, sólo nos queda la esperanza de que Alan haga un buen gobierno porque no quiere ser recordado como el peor presidente de nuestra historia».

Según este argumento -que poco a poco se va a integrando al sentido común de ciertos sectores de la clase media-, el ego gigantesco de Alan García es lo que verdaderamente lo conmina a postular nuevamente a la Presidencia. Un ego de proporciones napoleónicas cuyo única obsesión es borrar su nefasto primer gobierno con un exitoso segundo mandato.

Así, la misma «personalidad intoxicada de omnipotencia narcisista» (Coqui Bruce dixit) que lo condujo al fracaso en su primera gestión, esta vez jugaría a su favor.

En cristiano: la esperanza es que García esté tan loco que, ahora sí, gobierne bien. No por el Perú. No por el partido. Ni siquiera por sus hijos.

Por él mismo. Por su lugar en la Historia.

Anoche -decía-, Alan pareció confirmar este ¿argumento? ¿hipótesis? ¿desvarío? Constantemente repetía: «tengo un encuentro con la Historia». Y aclaró que no quiere que nadie vote por él «con la nariz tapada» ni que se le considere «el mal menor».

¿Será la megalomanía de Alan garantía de que esta vez realmente quiere gobernar bien? En nuestro auxilio llega la vieja RAE:

megalomanía.
(Del gr. μεγαλο-, de μεγας, grande, y μανíα, locura).
1. f. Manía o delirio de grandezas.

delirio.
(Del

Más procrastinación