reinadecapitada Domingo, 25 octubre 2015

Música para planchar un domingo

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada

 

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La mala haciendo de muy, muy, muy mala

 

 

Ver el éxito de las telenovelas turcas me trajo la nostalgia. Así que en estos últimos días me dio por hacer listas de canciones de telenovelas. Telenovelas mexicanas, que muchos hemos visto con deleite en la infancia o adolescencia. Ahora, por supuesto, lo negamos como Pedro a Jesucristo. Las telenovelas son uno de los blancos preferidos de los bienpensantes. Se les puede acusar de haber perpetuado un sistema patriarcal, un romanticismo perverso que inculca sueños imposibles en sus televidentes. Criticarlas es políticamente correcto. Pero, al diablo, al menos habremos visto alguna completita. Podemos asegurar gozosamente que las criticamos porque las conocemos bien, demasiado bien. Los anglosajones, que les encaaaaanta ponerles nombres a todas sus neurosis, lo llaman guilty pleasure.

 

Ya no creo que llegue a pegarme con las telenovelas turcas. Pero dudo que en esencia sean muy distintas a las telenovelas que fueron parte de mi formación. El secreto de las telenovelas radica en su simpleza. Apelan a clichés, estereotipos y estructuras de que suelen ser sencillos y reconocibles, tanto así que uno puede verlas y hacer otra cosa al mismo tiempo porque la buena siempre va a ser buena, la mala va a ser siempre mala y el galán siempre va a ser galán. Y justamente es lo que espera el público cautivo de telenovelas por excelencia, que solían ser las señoras. Tu mamá o tu abuelita acostumbraban ver telenovelas mientras planchaban la ropa o cocinaban. Son públicos distintos al de las series del cable o el streaming. No es lo mismo ver María Mercedes que ver Game of Thrones. Las series gringas de culto están hechas de más detalles y las subtramas. Es decir, deben verse con suma atención en periodos de descanso, por lo que su público objetivo suele tener trabajos de horario fijo y más tiempo libre. Según el tiempo de descanso, hay mayor tendencia a uno u otro formato.  

 

Pero no voy a hacer un tratado de las telenovelas. Voy a hablar de mi nueva obsesión: los temas de telenovela. A los treinta creo que estamos autorizados a presumir un poco de mundo y sabiduría, pero también es la edad de las desinhibiciones. No puedo negar que estas telenovelas formaron parte de parte de mi educación hogareña.

thalia_en_maria_mercedes_trilogia_mariasEs que los temas de telenovelas a veces llegan a ser tan malos que son geniales. Yo sé, sé que hay temas compuestos por grandes de la canción como el mismo Juan Gabriel (todos nos hemos emocionado con “Amor eterno” en algún momento, no se hagan), pero hay otros que se podrían considerar con toda justicia productos camp, dignos de ser homenajeados en el arte latinoamericano.

 

Pero no voy a extenderme en esto. Aquí viene de mi lista comentada. Casi todas las canciones vienen de telenovelas ochenteras y noventeras porque esa fue la época de mi infancia. Al final del post les dejo mi lista de Spotify, para escuchar mientras planchan la ropa para la semana que empieza.

 

«Dos mujeres, un camino»

 

Confieso que me pasé varios días poniendo en repeat este tema, solamente porque me encanta la forma en que Laura León la canta. Vamos, su voz es malísima, pero hay que reconocerle el atrevimientoel sentimiento que le pone a la letra, sobre todo a mi parte favorita, la cual retrata el despecho de forma tan huachafa pero a la vez tan sentida que dejaría a Adele como una maestra zen cualquiera: “mariposa que no voló / una flor que se marchitó / eso es solo por culpa del hombre que me engañó”.

 

«Amor en silencio» o MARISELA, VETE AL INFIERNO

 

Es cursi y a la vez es tan pero tan feeling, que dan ganas de cerrar las cortinas, prender el ventilador y cantar mientras el cabello suelta ondea y estiras los brazos. Creo que fue el único tema de Dulce que sonó en radios peruanas. Quizás en un futuro todavía lejano diga que mi falta de confianza en la humanidad y mi pesimismo empezaron leyendo Conversación en La Catedral. Pero será mentira. Mi primer gran trauma fue el asesinato de Marisela y Ferando durante su matrimonio. Televisa ya tenía Bodas Rojas antes de que Game of Thrones las hiciera mainstream.

(El capítulo de la boda completo aquí, por si quieren revivir el trauma)

 

«Un alma en pena»

(La canción empieza en 1:45, pero no deberían perderse la introducción)

 

 

El extraño retorno de Diana Salazar me generó el segundo de mis traumas infantiles que, mirados a la distancia, son bien ridículos, pero que en su momento me impidieron dormir. Eran un tanto peculiares los temas de la novela: reencarnación, brujería, gore… Incluso podría decirse que su final tiene aires cortazarianos. Hasta ahora no comprendo cómo permitieron la emisión de una telenovela donde la villana muere en una escena tan grotesca y sangrienta que le generaría un orgasmo a Darío Argento.

Pero lo que menos entiendo es quién le dijo a Lucía Méndez que cante esta historia con un tono alegre que dan ganas de seguir el ritmo sacudiendo la cabeza mientras le pasas el plumero a los adornos de la sala. Amiga Lucía, te recuerdo que estás contando la tragedia de una pareja que muere quemada. Amiga, date cuenta.

 

«María Mercedes» (pa’ servirle a usted)

 

Thalía hizo de la sobreactuación un arte. En María Mercedes era todo tan fingido, tan farsesco, que la mala siempre era mala, todo el tiempo (y nunca se quitaba los guantes negros), y a Thalía le bastaba mirar en lontananza con la boca semiabierta para que nos constara la gran pena que la embargaba. Y Peniche, ¿qué decir de él? Que nunca entendí cómo era el galán con su carisma de obituario.

Confiesen. A ustedes también se les van las caderas cuando empieza el saxo de “María Mercedes”. El atractivo del tema estriba en la historia de superación de la muchacha humilde que se empodera reivindicando sus orígenes: Maria Mercedes se vende como muchacha humilde y termina bailando en pose de diva en aires de cabaret. Qué rico son el que bailo yo. Ni Madonna.

 

«Viviana»

 

Yo no había nacido cuando emitían esta telenovela, pero me gusta mucho esta canción. Dice mi mamá (y me lo confirmaron algunas personas de su generación) que cuando Lucía Méndez vino al Perú, durante el éxito de sus telenovelas, dio un concierto donde cantó tan pero tan mal, que el titular de un diario al día siguiente rezaba: “LUCÍA MÉNDEZ AMENAZA CON VOLVER”. También dicen que en su concierto hubo disturbios cuando la abuchearon, al punto que un policía terminó mordido por ella y se la llevaron a la comisaría. Le venderé mi alma a  quien encuentre registros de estos hechos.

Anuncio del concierto en Perú (imagen tomada de Arkivperu)

Anuncio del concierto en Perú (imagen tomada de Arkivperu.com)

 


Me gustan los ligeros sonidos discos de esta canción (supongo que influencia de la época) y el aire melancólico que transmite. Yo no sé cómo hacía Lucía Méndez para cantar tan mal incluso una canción de estudio. Está bien, no existía el autotune, pero algún truco debían conocer los sonidistas. Igual ya había trucos fotográficos, por ejemplo. Photoshop no inventó el retoque. Habría que reconocerle a la letra que dentro del romanticismo, subyace una pregunta hasta diríase existencial: ¿Quién eres, Viviana?

 

«Quinceañera»

 

 

 

Creo que en aquella época todo el mundo le tenía más fe al futuro de Adela Noriega que al de Thalia. No llegué a ver la telenovela (creo), aunque es bastante probable que en casa mi familia no se la haya perdido. Quizás la emitieron en horario de colegio. No tengo recuerdos claros de Adela Noriega y de Thalia haciendo de frágiles jovencitas suspirando por el mecánico.

Siempre me ha asombrado el éxito que ha tenido esta canción en particular y la ficción telenovelera en general para revestir de inocencia y colores rosados una edad que es exactamente todo lo contrario para los adolescentes, chicos y chicas. Envuelve de miel una etapa difícil como la adolescencia, con sus momentos antisociales y el despertar del deseo sexual. Esto solo se menciona sutilmente al hablar de los cambios corporales y cuando la muchacha canta “ya no soy la misma”.


 

Aquí tienen la lista completa en Spotify. Vayan al karaoke.

 

 

 

BONUS TRACK:

 

SIEMPRE, siempre hay un buen pretexto para ver esta escena de nuevo.

 

 

 

 

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada