noticias , Ray de Lima Jueves, 18 junio 2015

Fuimos al estreno de medianoche de la película de Dragon Ball Z y encontramos una sala llena de Gokús

Afiche de Dragon Ball Z-Fukkatsu no F

Afiche de Dragon Ball Z-Fukkatsu no F

Un miércoles a la medianoche Larcomar regularmente estaría vacío, con turistas huyendo de vuelta a sus hoteles miraflorinos mientras los wachimanes van cerrando las salidas con rejas. Anoche este no fue el caso, y más bien aunque las luces de las tiendas se iban apagando, una pequeña multitud con polos naranjas se escurría hacia las salas de cine en el subsuelo.

Se trataba de una horda nerd vestida con la camiseta de Gokú que había llegado para ver el estreno de la nueva película de Dragon Ball Z titulada ‘Dragon Ball Z: La Resurrección de F’. Obvio que tenía que ser una película para una audiencia friki, ya que nunca verías un estreno de medianoche para la nueva Rápidos y Furiosos o siquiera algo tan comercialmente popular como Asu Mare 2. Los estrenos de medianoche trascienden el valor de entretenimiento de ir al cine y son muestra de un tipo de fanatismo más visceral. La sensación incontrolable de tener que ver una película apenas se pueda. Una medianoche en el cine que de lo contrario sería una medianoche de insomnio en la cama ante la idea frustrante de que el mundo entero está viendo la película antes que tú.

Bueno, puede ser todo eso o quizá solo el hecho de que ir a estrenos de medianoche es medio cague de risa. Saber que te encontrarás a otros fans ya que, en este caso, ¿quién más se quedaría en el cine hasta las 2 de la mañana para ver dibujitos de Gokú peleando contra un villano que ya ha sido derrotado tres veces antes?

Gokús

Gokús comprando su canchita.

Es bueno estar rodeado de otros fans, y una experiencia así en el cine es distinta a lo usual. Hay un sentimiento de camaradería cuando sabes que todos estos desconocidos que te rodean han crecido con las mismas referencias que tú y están en la sala de cine porque se mueren por estarlo. A nadie le va a sonar el maldito celular. Nadie va a perderse un kamehameha por andar texteando en medio de la película.

La gente grita. Apenas sale el logo de TOEI Animation la gente aplaude emocionada. ¿Cuándo fue la última vez que viste a gente aplaudiendo antes de que empiece la película, pues? La sensación remite a los años del Club Sugoi en la que cientos de otakus se reunirían a ver animes en alguna sala oscura, cantando las canciones al inicio de cada uno de sus animes favoritos. Da menos roche si todos lo hacemos juntos.

Hablando del Club Sugoi, cabe resaltar que Perú es un país en el que el anime ha pegado más de lo normal. Probablemente haya sido porque estuvo integrado tanto en la televisión nacional desde comienzo de los 90s. Dragon Ball, por ejemplo, empezó a transmitirse originalmente en el canal 5 allá en 1994 (luego en el canal 4 a partir del 96) y tuvo una acogida masiva casi de inmediato. En Estados Unidos, introducir Dragon Ball fue más complicado y hubo varios intentos fallidos de integrarlo a la programación de canales por cable. No fue hasta el 2001 que Cartoon Network lo integró de manera exitosa y logró tener una acogida decente.

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Hasta Pikachu no se quiso perder el estreno de la nueva película de Dragon Ball Z.

Quizá alguna de las razones para que haya sucedido esto haya sido que Dragon Ball haya sido expuesto masivamente en Perú a través de televisión nacional en vez de estar por cable. Otra razón también puede ser que en los primeros intentos de mostrar Dragon Ball en Estados Unidos hubo una cantidad inmensa de censuras por temas de violencia y demás temáticas. En todo caso, no solo somos más nerds que los gringos sino también más achorados.

El fanatismo por Dragon Ball a nivel nacional es inmenso e incuestionable. En la sala del cine se veían reflejadas varias generaciones que se habían congregado a desvelarse por una noche junto a las nuevas aventuras de Gokú. Adultos, niños y sobre todo gente entre 25-35 años que crecieron nerds y decidieron jamás quitarse la camiseta naranja. Que DBZ lo vuelvan patrimonio nacional de una vez, ya.

La película en sí se puede resumir en tres oraciones. Está super divertida. Felizmente está mucho mejor que la anterior en la que Gokú se pelea contra un gato morado o algo así. Si en algún momento te gustó Dragon Ball, fijo vas a disfrutar esta peli.