Facebook , feis , politica , redes sociales , sociedad Lunes, 23 mayo 2016

«Sería horrendo que el fujimorismo gane pero a la vez me es difícil compartir las maldiciones al cielo»

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Foto: www.cdn.impremedia.com

Escribe: Jesús Cossio

Por supuesto que sería horrendo que el fujimorismo gane las elecciones. Comprendo el asco, la desesperanza e impotencia de muchos amigos y contactos de fb ante semejante posibilidad.

Pero a la vez me es difícil compartir las maldiciones al cielo, o para ser precisos, las maldiciones a: la izquierda «desorganizada», a los que votarán en blanco, a PPK por no dar la talla, a los ignorantes e inmorales que votarán por Keiko, a la falta de memoria histórica, a fulano, a mengano... En suma, me carga la actitud quejosa que convierte el desaliento y las profecías (que dicen que todos estamos muertos «según las encuestas») en un equivalente al «presente, profesor» como si la Historia estuviera tomando lista de quién se manifiesta en facebook.

Igualmente me desconcierta cuando alguien le ‘dice’ al fujimorismo(?) que si gana, «lo está esperando», «en las calles» para «darle la pelea». Casi puedo escuchar el sonido de una trinchera siendo cavada frente a Palacio de Gobierno hasta que recuerdo que ‘la lucha’ no sólo tiene que ver con esos arrebatos (más respetables cuando menos aspaventosos son) sino con el enorme trabajo que costará, en caso gane Keiko, evitar que los juicios por derechos humanos se caigan, combatir a las mafias madereras y de la minería ilegal, y denunciar que las concesiones portuarias y de carreteras no sean las corruptelas que son. Porque esas luchas son de meses y no suelen caber ni en un selfie en una marcha ni en un estado ‪#‎indignado‬ de facebook o twitter.

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Foto: www.diario16.com.pe

 

Borges alguna vez escribió de uno de sus personajes: «le tocaron tiempos malos, como a todos». Si hay que resistir, no está demás recordar la praxis de quienes (incluso en épocas más aciagas: espartaquistas, antinazis, antifranquistas, madres de desaparecidos) así lo hicieron sin quejas ni mucho menos contagiando derrotismo final, apocalíptico — para que al día siguiente el ruinoso se levante a ir a trabajar como todos los días. Hace unos meses, conversaba con una chica que fue niña durante el fujimontesinismo y me decía que, aunque sonara ingenua, al pensar que tal vez a su generación le tocaría enfrentar al neofujimorismo a veces se sentía emocionada de poder ser parte de algo importante. Esa es la actitud, le dije sinceramente (y no me pareció ingenua sino muy vital).

«Vivimos en una sociedad de olvido forzado, una sociedad que depende de la amnesia pública», la frase es de la activista negra Angela Davis y se aplica perfectamente a la sociedad peruana. A veces los fascismos triunfan — para ser derrotados, para derrotarlos. Hay que recordarlo, sin autoflagelarse, sin falsos egos de «activista», sin neuróticas anticipaciones de algo que habrá que enfrentar en su momento, si es el caso. Somos seres humanos sin saber lo que es hoy un ser humano, canta alguien hermosamente: en ominosas circunstancias como las actuales se nos presenta la oportunidad de recordar cómo es serlo dignamente.