cholósfera , cine , sociedad viernes, 10 agosto 2007

Últimas del afiche de Toronja

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Hoy, el caricaturista Nilton Olivera le manda su chiquita a los Toronja, compañeros suyos en El Otorongo. Y ayer Caretas le dedicó cuatro páginas al racismo. O sea que, aunque un frívolo redactor/borg (redacborg) de El Comercio haya decretado que el debate era ocioso, los blogueros flojos (blojos) seguiremos machacándole al tema del racismo que es, finalmente, la raíz de muchos de nuestros problemas como país.

Algunas cosas:

1. Como dice el Morsa, el problema no es lo que quiso o no decir Toronja. No creo que el buen Sandro Venturo o el siempre correcto Gustavo Rodríguez hayan tenido una intención racista. Creo que el escándalo se ha debido a su incoherencia con a) el rollo profesional de Toronja, que siempre ha sido de «inclusión» y b) el rollo académico de la organizadora del evento, mi PUCP, que se encuentra en las mismas coordenadas, especialmente por la vinculación de lo mejorcito de su plana docente con la CVR. Peores cosas se ven en la publicidad de cervezas y no causan una movilización de la cholósfera en pleno.

2. No estoy de acuerdo en comparar, como han hecho Martín Tanaka y otros, este gaffe con la campaña «Perra habla». Ésta tuvo una intencionalidad provocadora raspante, pero absolutamente válida, encomiable y hasta exitosa, como parte de una campaña de concientización social; mientras que aquél -la imagen que nos convoca- es el afiche comercial de un evento artístico, un producto publicitario fallido -en esto sí coincido con Tanaka- en la medida que le ha dado mala imagen al Festival de Lima.

3. En relación con los dos puntos anteriores, no me van a decir que se creyeron ese floro de «hemos puesto en imagen las contradicciones de una sociedad que queremos cambiar». Por favor. Esa carta de Venturo lo enredó todo. Prefiero obviarla del debate. (Además, si les creyéramos, deberíamos asumir que Toronja inserta caleta nomás mensajes trasgresores en sus trabajos comerciales; y por más que las veo y las reveo, no encuentro nada que me ilustre sobre las «contradicciones» en sus campañas para Yanacocha y Camisea).

4. Coincido con Fantomas en que debemos andar con cuidado en este tema del racismo («Vivir paranoico tratando de ubicar cada brote racista como si fuese la rubéola no es vivir. O quizás sí, pero dentro de un gran complejo de inferioridad»). Pero prefiero abordar la discriminación desde este ángulo a mandarme con otro post sobre la-discoteca-malvada-que-no-te-deja-entrar. Como lo demuestra este afiche, el problema de la discriminación en nuestro país excede largamente a los traumas que pueda generar la suspensión temporal de tu derecho de bailar Rafaella Carrá.

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(Y, viejo, ganaste: el del afiche sí es Jesús Lora)