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La máxima ‘defensora de la familia’ se revela como una homofóbica que avala las torturas a los LGTBi

Año 19 del siglo veintiuno. La época feudal ya no existe más, pero aún hay personajes medievales que intentan «curar la homosexualidad». No lo dicen expresamente así para evitarse la vergüenza de ser tildados de «homofóbicos», pero hacen hasta lo imposible para «cambiar» la orientación sexual de quienes no son heterosexuales.

No estamos hablando de otro país. Está ocurriendo en Perú, como lo reveló hace poco un completo reportaje de Melissa Goytizolo y Fabiola Torres para La República que detalla cómo distintos grupos evangélicos y más de un psicólogo (¿hola, Ministerio de Salud?) realizan ‘terapias’ de tortura para cambiar la orientación de la comunidad LGTBi (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales).

Imagen: La República

Foto: La República

Esos tratamientos de conversión no solo incluyen cantos religiosos, sino también sesiones ‘psicológicas’ (para generar culpa), la visualización de pornografía heterosexual, el uso de flores de Bach, y hasta la aplicación de ampollas con hormonas. Todas con un componente en común: el prejuicio y la homolesbotransfobia.

Las personas afectadas terminaban tan mal que algunas incluso intentaroon suicidarse. Por eso es que la ONU rechazó este tipo de prácticas por atentar contra los derechos humanos y porque no hay nada que curar. La Defensoría del Pueblo ha sido la única institución peruana que se atrevió a llamar por su nombre a estas terapias y a condenarlas.

Imagen: Defensoría del Pueblo

Imagen: Defensoría del Pueblo

El comunicado de la Defensoría fue como un currículo con enfoque de género para los colectivos cristianos ultraconservadores, los cuales iniciaron una campaña para defender esas terapias aplicadas por sus aliados evangélicos. Una de las impulsoras de esa campaña es Merlina conserva Giuliana Caccia.

Imagen:

Es ella. Imagen: ATV

Caccia es presidenta de la Fundación para la Familia (FAM), una organización conserva cuyo objetivo principal es atacar todos los avances de los colectivos que defienden los derechos humanos de las mujeres y de la comunidad LGTBi.

Intervención: Útero.Pe

Intervención: Útero.Pe

Irónicamente se autodenomina «defensora de la familia». Es sodálite —con eso te decimos todo— y tan cercana al fujimorismo que es invitada por Bartra para opinar contra la paridad de género. Además milita en los cruzados de #ConMisHijosNoTeMetas.

Imagen: Twitter

Imagen: Twitter

Los tuits de su campaña a favor de esta tortura la adorna con el hashtag «TerapiaLibre» para dar la idea de que se trata de un acto de libertad y no de una violación a los derechos humanos, como lo dicen los especialistas en salud mental y la ONU. Un poco más y escribe «su cuerpo, su decisión».

Imagen: Twitter

¿Son las violaciones de los derechos humanos parte de la «intimidad»? Imagen: Twitter

Imagen: Twitter

Caccia invitando AMABLEMENTE a someterse a la tortura. Imagen: Twitter

Imagen: Twitter

¡¿Acaso uno no puede atentar contra los derechos humanos en su intimidad?! CHAVISTAS HIJOS DE SATÁN. Imagen: Twitter

La neuropsicóloga Alexandra Muro aclaró que terapia libre es que «un profesional capacitado, ayude a la persona a desarrollarse sin odios a ella misma y a usar la ciencia y las evidencias para aliviar los malestares psicológicos». Y aquí más precisiones sobre los LGTBi de los que habla Caccia:

Pero citarle la ciencia a Caccia es como intentar usar el diálogo democrático con el fujiaprismo.