denuncia , ecología , noticias miércoles, 4 febrero 2015

YouTube: La frontera abandonada en el Cenepa. Un soldado anónimo se enfrenta a los mineros ilegales ecuatorianos (VIDEO)

Hace exactamente 20 años, militares ecuatorianos armados ingresaron a la frontera del Cenepa y esto desató una guerra. Ahora, dos décadas después, la foto es distinta. La amenaza para el Perú son mineros ilegales, también ecuatorianos, que cruzan la frontera en busca del oro.

Un informe de Ricardo León publicado en El Comercio resumió la espantosa situación: hay 144 túneles en la selva del Cenepa por donde salen sacos de tierra con este metal precioso (que abunda en suelo peruano) para procesarlo en su país, en La Herradura (zona ecuatoriana netamente minera). Además, como si fuera poco la invasión, parece que nadie puede detenerlos.

«Un joven militar de 21 años, encargado de uno de los puestos de observación fronterizo, explicó a este Diario: «No es mucho lo que podemos hacer. Si los detuviéramos, tendríamos que llamar a un fiscal, pero el fiscal más cercano está a tres días de camino»

Es decir, prácticamente no pueden hacer nada.

Foto: Ricardo León/El Comercio

Foto: Ricardo León/El Comercio

El domingo, Vanessa López de Panorama mostró un reportaje desde la zona donde se está haciendo esta minería ilegal no peruana en territorio peruano. Lo que van a ver es fuertazo. Sobre todo cómo está el gran puesto militar que se supone debería proteger la frontera.

Las cifras son escandalosas, según los propios testimonios de los ecuatorianos que declararon en el reportaje.

Son máximo 50 personas que cargan entre 60 y 70 kilos de tierra con oro en sacos. A la semana sacan máximo 3 sacos. De cada saco, calculan que extraen entre 3 o 4 gramos de oro. El gramo vale entre 20 y 22 dólares. Es decir, cada minero puede ganar en una semana máximo 264 dólares extrayendo ilegalmente 12 gramos de oro.

¿Y cómo lo hacen? Escondidos. Así lo cuentan en el reportaje:

«Los militares no nos dan permiso. Nosotros ingresamos pero sin que nos vea nadie. Los militares todo el tiempo hacen guardia. Después de la guardia, ingresamos, dos tres horas, en la mañana, más o menos de 3 o 4 de la mañana. En la noche es imposible»

Ellos saben que es ilegal, pero, dicen, «hay que trabajar para comer». El problema crece cuando conoces la situación de los soldados destacados en esta zona.

 

Nuestros soldados, abandonados

base

Base militar peruana en frontera con Ecuador.

Ese cuartito de madera es la gran base en la frontera con Ecuador, en el Cenepa. De acuerdo con el reportaje, los seis miembros destacados en este punto llamado El Tambo ni siquiera estaban armados. Eso sí, debemos destacar que el joven militar que aparece en el reportaje de Panorama expone su vida ante estos mineros.

Un crudo reportaje de Fabiola Torres en OjoPúblico ha contado otra terrible historia de este mismo puesto: un subteniente del Ejército que acribilló a tres soldados, que, por hambre, le habían robado su rancho. Esta es la situación en nuestra frontera. Pese a todo esto, el anónimo soldado que encontró el equipo de Panorama protegió al grupo de periodistas de un ataque de los ecuatorianos, cuando se dan cuenta que están grabando.

Que alguien le dé una medalla.

El soldadito anónimo que debe controlar todo lo que está pasando en el Cenepa.

El soldadito anónimo que debe controlar todo lo que está pasando en el Cenepa.

Los mineros ilegales ecuatorianos han reconocido que lo hacen a escondidas, a las 4 de la mañana para que ningún militar los vea, pero algo más deben hacer, ¿no? Cuenta Ricardo León de El Comercio:

De acuerdo con Juan Espinoza, dirigente vecinal de La Herradura, la manera más fácil de que los «cuñeros» ecuatorianos ingresen a territorio peruano es ofreciendo dinero o víveres a los militares peruanos, a veces incluso les llevan prostitutas.

Por otro lado, la empresa Afrodita -la única en la zona- ha enviado más de 20 oficios desde el 2003 a todos los ministerios y direcciones regionales involucradas en este delito que se está cometiendo en la frontera. Ninguno ha respondido.

Mientras tanto, los mineros pasan y pasan por sus propios túneles, y los reabren cada vez que los cierran. Una prueba más (ya tenemos el caso de Martín Belaunde) de que las fronteras en Perú no tienen control alguno.