Un minuto de silencio por todos los empresarios cuyas vidas han sido destruidas por culpa de los octógonos
Diego Pereira
I'm back, bitches » @algunpereira » diego@utero.peDesde enero de este año los alimentos procesados y las bebidas azucaradas empezaron a llevar los octógonos de advertencia que el Ministerio de Salud, la Organización Mundial de Salud y varios especialistas impulsaron el año pasado.
Pocas empresas empezaron a pegar los octógonos en sus productos desde que empezó el 2019, pero ahora que ya estamos más cerca a la fecha límite —17 junio— todas van a tener que hacerlo.
Y esas son buenas noticias
Después de todo, la medida busca atacar la desinformación de los consumidores al darnos herramientas sencillas para saber qué productos pueden afectar nuestra salud si los consumimos en exceso. «No podrán decir que no se les informó», resume el médico Elmer Huerta.
Claro, los octógonos son el lado más visible de la Ley de Alimentación Saludable, pero estaba también busca incentivar el ejercicio físico y que estos productos marcados no se vendan en colegios.
La idea general (o la razón de la norma) es que los usuarios puedan tomar decisiones libres pero informadas sobre lo que consumen y puedan cuidar mejor de su salud. Parece impensable que alguien se oponga a ello.
Bueno, piensa de nuevo
Los comentarios de parte de la clase empresarial peruana sobre este tema deberían salir con un octógono de ALTO en lobbismo.
Un ejemplo es el de la economista Patricia Teullet, parte del consejo directivo de CARE Perú (organización para la «erradicación de la pobreza») y también conocida lobbista. En LinkedIn dice tener «especial interés» en temas relacionados a la salud y a la «nutrición».
Sin embargo, Teullet no solo ignora que el pan también está hecho de cereal, sino que nos quiere seguir vendiendo la idea de que la leche de vaca es indispensable en la dieta diaria. De hecho, no lo es. Ya lo dijo Elmer Huerta: «Más que una cuestión de salud y nutrición, [es] una cuestión de gusto y costumbre«. De hecho, gracias a la industria láctea, en Argentina se calcula que al año nacen 7,000 niños con alergia a la leche de vaca (que no es lo mismo que intolerancia a la lactosa).
Y eso que no mencionamos este estudio de la Universidad Johns Hopkins realizado en Villa El Salvador —entre el 2016 y el 2017— encontró que las empresas productoras de leche de fórmula habrían influido de manera indebida en médicos para recomendar su consumo en bebés de hasta dos meses. ¿Por qué los empresarios no se indignan con eso?
Y no está sola
Esa encuesta que ven arriba la hizo Jorge Lazarte —vicepresidente de Asuntos Corporativos Legales de Intercorp Retail (Plaza Vea, Oeschle, Promart, Cineplanet, etc.)— y la terminó borrando —pero alguien hizo la captura necesaria— porque solo un 13% votó como él quería. La gran mayoría considera que lo que el Estado ha hecho con los octógonos ha sido un golazo.
Lazarte también difundió un video —también borrado y no lo hemos podido recuperar—, en el que se veía a una trabajadora de Plaza Vea pegando los octógonos en los productos, y escribió esto:
Cuando el Estado no piensa en la empresa, y se deja guiar por el populismo; genera este tipo de cosas. Miles de empresas tratando de cumplir con la ley como sea. Tan fácil que hubiera sido hacer una excepción para los productos fabricados con anterioridad a la vigencia de la ley.
Curioso que Lazarte —que dice ser y se identifica como un liberal— no esté en contra de que el Estado regule, sino que no regule a su favor («no piensa en la empresa»). Encima se queja de falta de tiempo cuando el reglamento lleva casi un año de aprobado.
Solo queda hacer más preguntas
Si una empresa no quiere que sus productos tengan octógonos, ¿por qué no cambian las fórmulas de sus productos? ¿No era que la innovación es una consecuencia del liberalismo económico? ¿A qué hora salen los boliquesos saludables?
Otra pregunta: ¿Por qué está mal que copiemos el etiquetado de octógonos de Chile —que sirve—, pero es bravazo que les copiemos su fallido sistema de AFP?
Por suerte para nosotros, todas esas preguntas se responden al toque: porque lo único que les importa es su bolsillo.