Todos cabrones y al carajo
Airon Nelson
Periodista que le gustan los tatuajes. @AironNelsonCuando trabajaba en la tele, nos divertíamos haciendo ediciones con un divertidísimo «te puedes ir al carajo» de José Barba a un Althaus más colorado que nunca y un escalofriante «te vas a la concha tu madre» telefónico de Mufarech al gran Jerónimo Centurión. Ahora Barba es embajador y Mufarech es, bueno, Mufarech. Hace poquito nomás PPK le espetó a un grupo de periodistas que estaban diciendo cojudeces y nadie se ofendió con el gringo ni sacó el diccionario de la RAE (o uno inglés/español) a ver qué quiso decir el señor. Mucho antes, en su mejor época, Cipriani se mandó en el SIN con un speech bravo de cómico ambulante que amedrentaría a cualquier vecino de los Barracones y, ahora, el pata sigue soñando con el Vaticano y la PUCP. En 1993, Hernando de Soto ensayó harto antes de declarar, en televisión nacional, que Vargas Llosa era un hijo de puta. ¡Y ahora es uno de los intelectuales con más poder del Perú! Todos lo respetan (bueno, casi todos).
Pero, claro, si Humala le dice cabrones a Alan y al Chino, eso sí es titular. Oh sí. Inaudito. Y entonces mis coleguitas de pronto recuerdan que la Hildebrandt todavía está viva y la buscan para preguntarle qué significa cabrón (y de paso, caca, pichi, poto) y al día siguiente todos los noticieros nos despiertan con una sarta de lisuras que uno se pregunta si está escuchando RPP o South Park, mientras los analistas, opinólogos y blogueros lamentan «cómo ha descendido el nivel de la política peruana» (sick). Puta madre.
Lo único bueno de toda esta mierda es que ha provocado muy buenos posts de Eduardo Villanueva, Heduardo, La Nuez, Pamela Acosta, el Malapalabrero y hasta Ciudadano Pop le ha dicho pendejo al Duende Verde, en una afrenta que sin duda ocupará a los blogs comiqueros durante semanas. Qué divertidos somos los peruanos cuando derramamos lisura.
¿Ustedes qué dicen? ¿Nos sinceramos y al carajo? ¿O guardamos las formas? Pero no se me hagan los cucufatos ni los del calzón con bobos, ¿eh? Después de todo, en este blog, ustedes siempre han sido, y serán, unos weberos.
Blog: Sin huevadas: ojo con los conflictos sociales (desde el tercer piso)