Por qué la Fiscalía debe investigar la desratización del Congreso que ha dejado (por ahora) a 100 fujimoristas sin chamba
Diego Pereira
I'm back, bitches » @algunpereira » diego@utero.peHace unos días, aprovechando para mostrar cómo le queda la barba comentando la realidad nacional, el politólogo y analista Alberto Vergara decía en La República que Daniel Salaverry «es un traidor útil a la democratización del país»:
La historia está llena de momentos donde se progresa, porque hay un traidor, un oportunista que decide salvarse y de pasada rompe un molde opresivo.
Y tiene razón. Varias cosas han cambiado dentro del Congreso gracias a que Salaverry (que nada tiene de santo) decidió acomodarse de costadito con el fujimorismo para dejar que se queme solo. La buena noticia es que su reciente cabe a Fuerza Popular podría marcar el fin de los fujitrolls.
Es hora de una purga
Daniel empezó febrero aplicándole Limonada Markos al atosigado Congreso de la República y no renovando los contratos de 130 trabajadores, de los cuales 100 son militantes de Fuerza Popular, colocados en puestos claves por Luz Salgado y Luis Galarreta, antecesores de Salaverry.
Entonces, ¿qué hacían esos 100 fujimoristas además de entrenar para el campeonato interno de Rasking Ball? Bueno, de hecho algunos de ellos habrían estado cometiendo, por lo menos, unas cuántas irregularidades que un juez debería decidir si fueron delitos. El dato que nos permite juntar los puntos para ver la imagen con mayor claridad es este:
Tras el anuncio de Salaverry, la cuenta @JovenesConKeiko desapareció de Twitter. ¿Será porque se quedaron sin chamba? Como para darle más fuerza a esta teoría, dos oficinas están siendo investigadas, pues se sospecha que eran usadas por los fujitrolls: la Oficina de Participación, Proyección y Enlace con el Ciudadano y la Oficina de Comunicaciones. Así lo cuenta Martín Hidaldo en El Comercio:
(…) se ha identificado que el personal [de estas oficinas] utilizaba computadoras personales con Internet inalámbrico, con el fin de no ingresar a la red del Congreso y no ser detectado. Estas áreas tienen un factor común: están adscritas a las vicepresidencias.
Baia, baia. ¿Gente que llegaba con su computadora al Congreso para conectarse a una red privada? Me pregunto qué clase de trabajo requiere eso. ¿Quizás por eso el primero en saltar fue el kongresista —y segundo vicepresidente del Congreso— Segundo Tapia, quien consideró que la medida era «unilateral y arbitraria«?
Y sí, Tapia paraba retuiteando fujitrolls. Y no era el único, ese es un post viejo y conocido: los congresistas de Fuerza Popular amaban retuitear a sus trolls. Por eso les ha dolido tanto.
En resumen…
El chongo de los contratos en el Congreso tiene para rato y poco a poco se va a desgranar más. Por ejemplo, se sabe que 26 personas que trabajaban ahí son aportantes y/o socios de Fuerza Popular. También que no solo han contratado militantes, sino que han puesto dirigentes en jefaturas clave. Y, encima de todo, Segundo Tapia contrató a sus sobrinos.
Sin embargo, con la información que ya se tiene, el Ministerio Público podría iniciar mañana mismo una investigación contra los fujitrolls. Después de todo, se trata de un grupo de gente que —usando los recursos del Estado— se puso de acuerdo para difamar, calumniar y acosar a través de las redes sociales.
Ahí ya enumeramos varios delitos. ¿Alo, Fiscalía?