¿Por qué el Papa Francisco no vino al Perú? ¿Culpa de Cipriani?
Marco Sifuentes
tú lee nomásDespués de ver a todos los canales de noticias pasar horas de horas de horas de horas de misas del Papa Pancho en Ecuador y Bolivia, la pregunta ha surgido en todos los peruanos: ¿y el Perú?
Terminamos más choteados que el pisco peruano en Milán y las especulaciones son varias. Al respecto, me gusta la respuesta de hoy de Augusto Álvarez Rodrich:
Lo más probable es que el equipo papal haya escogido Ecuador, Bolivia y Paraguay porque, sencillamente, tiene que elegir dónde ir y porque no puede tirarse un viaje de un par de meses para visitar cada nación del continente. Y, aunque muchos compatriotas lo crean, el Perú no es el centro del universo ni parada obligada de cualquiera que visite América Latina.
Todo lo cual, sin embargo, no impide darse cuenta de la enorme y obvia distancia que a primera vista se distingue entre lo que dice el Papa Francisco con la prédica cotidiana del cardenal Juan Luis Cipriani, tanto en forma como en fondo.
En forma, porque mientras Francisco posee un discurso seductor gracias al estilo de un pastor amable que se muestra inclusivo aún hasta con quienes no necesariamente comparten sus puntos de vista, Cipriani solo sabe marcar distancia, pelear, discutir, y excluir, como, por ejemplo, de un modo brutalmente prepotente lo hizo y hace hasta ahora con el padre Gastón Garatea.
Y en fondo la distancia también es enorme. Desde la llegada del Papa Francisco, el discurso en los terrenos político y religioso del cardenal Cipriani se percibe en sintonía decreciente con los vientos que hoy soplan por el Vaticano, algo que ya se veía con claridad desde la cita de Aparecida, Brasil, en el año 2007.
AAR se refiere a la quinta reunión del episcopado latinoamericano, aquella que los medios especializados resumieron así:
Por cierto, hace muy poco, el Papapancho recibió con los brazos abiertos a uno de los archienemigos de Cipriani: el padre Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación y quizás la razón primigenia por la cual el ala conservadora de la Iglesia Católica intensificó sus operaciones en el Perú.
De hecho, el mismo Opus Dei, en un afán por no antagonizarse con Bergoglio, ha cerrado el camino de Cipriani hacia la prelatura de la Orden. Es decir, nuestro Cardenal, por el momento, no tendrá posibilidades de encabezar el Opus Dei.
Eso sí: Cipriani tiene razón cuando dice que el Papa tuvo que elegir una agenda. Pero quizás en la elección de esa agenda pesó la presencia del cardenal del Opus, ¿no? Como dice el mismo AAR: «No es claro por qué Francisco no vino al Perú en este viaje, pero sí es evidente la distancia de su prédica con la de Cipriani«.